Mueren 16 insurgentes en el asalto a una base militar en el sur de Tailandia

  • El Ejército tailandés mató a 16 insurgentes al repeler el asalto contra una base militar, en uno de los enfrentamientos más cruentos desde que el movimiento separatista islámico retomó la lucha armada en la conflictiva región del sur del país.

Bangkok, 13 feb.- El Ejército tailandés mató a 16 insurgentes al repeler el asalto contra una base militar, en uno de los enfrentamientos más cruentos desde que el movimiento separatista islámico retomó la lucha armada en la conflictiva región del sur del país.

El ataque ocurrió de madrugada en el distrito de Bacho, en la provincia de Narathiwat, cuando unos ochenta rebeldes con armas automáticas, ropa de camuflaje y chalecos antibalas llegaron en varias camionetas al complejo militar.

Un segundo grupo bloqueó la carretera de acceso con árboles y explosivos para evitar la llegada de refuerzos.

Unos sesenta soldados apostados en la base, que habían sido alertados del asalto, respondieron con un intercambio de disparos que duró unos 20 minutos, sin sufrir ninguna baja y que terminó con el repliegue de los agresores.

A continuación, los soldados inspeccionaron los alrededores del cuartel y hallaron los 16 muertos y 19 armas, entre ellas rifles M16, y dos de las camionetas usadas por los insurgentes.

"Tuvimos conocimiento anticipadamente del ataque a través de unos desertores. Nos dio tiempo de proteger la base y todas nuestras fuerzas están a salvo", dijo el coronel Pramote Promin, a la televisión tailandesa "Channel 3".

El capitán Somkiat Ponprayoon, comandante de los marines de la región del Sur, destacó la colaboración de la población local a la hora de dar la alerta.

"La gente está harta de violencia, ya hace nueve años que dura. Quieren que vuelva la paz y han visto que las Fuerzas Armadas pueden ayudarles", indicó Somkiat, según el periódico "The Nation".

Las autoridades indicaron que el Ejército se puso en estado de alerta tras encontrar documentos en los que se planeaba el ataque, durante una operación el sábado pasado en la que murió el líder insurgente local Suhaidi Dahay.

El ministro tailandés de Defensa, Sukumpol Suwanatat, elogió la respuesta de los soldados al rechazar un ataque que, según afirmó, pretendía el secuestro de oficiales.

"Es relevante que algunos de los atacantes llevaran cuerdas y cables que parece que podrían haber sido utilizadas para atar algunos marines y retenerlos como rehenes", manifestó Sukumpol.

Entre los insurgentes muertos destaca Maroso Chantrawadee, dirigente de la organización Runda Kumpulan Kecil, contra el cual había una orden de búsqueda y captura por la muerte de tres profesores musulmanes del sur de Tailandia.

Al mismo tiempo del ataque, en la aldea de Bare Tai, en el mismo distrito de Bacho, cuatro hombres armados prendieron fuego a una escuela que pudo ser apagado por los vecinos.

El Ejército decretó un toque de queda de 24 horas en cuatro barriadas de Bacho y en otras dos del distrito de Mai Kaen, en la provincia de Pattani, mientras lleva a cabo una operación para intentar capturar al resto de asaltantes.

Los atentados con armas ligeras, asesinatos y ataques con explosivos en Pattani, Narathiwat y Yala, se repiten casi a diario a pesar del despliegue de unos 40.000 efectivos de las fuerzas de seguridad y la vigencia del estado de excepción.

El domingo pasado, cinco soldados murieron y otro resultó herido en una emboscada en la que los rebeldes detonaron un coche bomba al paso de una patrulla.

Más de 5.300 personas han muerto y unas 9.000 han resultado heridas en las tres provincias del sur citadas desde que el movimiento de liberación islámico retomó las armas, en 2004.

Los insurgentes denuncian la discriminación que sufren por parte de la mayoría budista del país y exigen la creación de un Estado islámico que integre estas tres provincias, que configuraron el antiguo sultanato de Pattani, anexionado por Tailandia hace un siglo.

Mostrar comentarios