La muerte de Peres suscita la nostalgia de una política de otra época

Pese a la nostalgia que suscita la muerte de Shimon Peres, los ideales de paz que éste encarnaba están cada vez más ausentes de la vida política israelí, dominada hoy por la derecha y por un empantanado conflicto con los palestinos.

"Aunque los dirigentes mundiales lo tratan como a un héroe de la paz (...), Peres era un 'has been'", un hombre del pasado, estima Yossi Alpher, exconsejero del primer ministro Ehud Barak en las negociaciones de Camp David (2000).

Con su premio Nobel de la paz por la firma de los acuerdos de Oslo, obtenido en 1994 con el exprimer ministro Yitzhak Rabin y el presidente palestino Yaser Arafat, Shimon Peres tenía un aura de hombre de paz, reforzado al fin de su vida por su compromiso con su Centro Peres por la paz, que buscaba el acercamiento entre judíos y árabes.

Ante los ojos del público israelí, y ante el mundo, Peres tenía una consensuada estatura de "último de los grandes" de su generación de padres fundadores de Israel. De ahí la nostalgia que genera su desaparición en todas las capitallas políticas.

"Lo admiraba. Lo amaba" declaró este viernes el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu, pese a estar en el otro extremo de las posiciones de Peres sobre el conflicto israelo-palestino.

Netanyahu abrió una sesión especial de su gabinete con un minuto de silencio, y una declaración que muestra hasta qué punto estuvieron imbricados los destinos de Peres e Israel: "Es el primer día del Estado de Israel sin Shimon Peres".

"Era nuestro padre y nuestro abuelo (...) el adulto responsable que siempre está ahí, con nosotros. No habrá otro líder como Peres" escribe por su parte Roi Klein, un israelí, en la página Facebook de Peres.

Pero más allá de esta nostalgia, la desaparición de Peres no tiene real relevancia en el ámbito político o diplomático, subrayan los analistas.

Ilan Greilsammer, profesor de Ciencias políticas de la universidad de Bar Ilan, considera que tanto a nivel interno como en el ámbito del conflicto con los palestinos, el expresidente --que ocupó esta función honorífica de 2007 a 2014-- había dejado desde hace tiempo de tener la menor influencia.

"Desde hace años cumplía el rol del sabio consensual, tenía una autoridad moral, pero ya no estaba comprometido con la izquierda militante, que de todas maneras está ahora en mala posición" subraya.

El conjunto de la sociedad israelí ha girado hacia la derecha desde los años 2000, con la segunda intifada y la toma del poder del movimiento islamista Hamas en la Franja de Gaza, tras la retirada israelí. La mayoría de la población le ha dado la espalda al "campo de la paz" y a los acuerdos de Oslo, añade.

La izquierda israelí líderada por la Unión sionista de Isaac Herzog, está estancada en los sondeos y carece de un dirigente capaz de imponerla como verdadera fuerza de oposición.

Aunque una mayoría de israelíes se declara favorable a una solución con los palestinos de dos Estados, en el plano político han votado desde 2009 en las últimas tres legislativas por Benjamin Netanyahu, que apenas alude a la creación de un Estado palestino y, en cambio, prosigue la colonización israelí en Cisjordania.

"Los dirigentes mundiales que acuden a los funerales de Peres deberían saber que el proceso de Oslo está desacreditado desde hace años, y que deberíamos --los israelíes, los palestinos, la comunidad internacional-- extraer las lecciones de ello, algo que Peres nunca hizo" se lamenta Yossi Alpher.

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