Multitudinario funeral por los cinco niños fallecidos en Monterrubio de la Serena

    • La localidad vive el momento más amargo de su historia con la muerte de Juan Pedro, José Manuel, Bernardo y Javier.
    • Más de 1700 personas acompañaron a la familia en el la misa presidida por el arzobispo de Mérida-Badajoz, Santiago García-Aracil.

Miles de personas despiden a los cinco chicos fallecidos en Monterrubio
Miles de personas despiden a los cinco chicos fallecidos en Monterrubio

Monterrubio de la Serena está roto de dolor. El trágico fallecimiento de cinco niños que jugaban el equipo de fútbol de la localidad, y a quienes han despedido esta mañana en una multitudinaria misa en la que no han faltado los políticos ni las condolencias de los Reyes ni los Príncipes de Asturias, les deja sin consuelo.Adela no fue fuerte para asistir a la misa

Adela se enteró de la noticia por su hija Rosa María, que volvía de viaje de Don Benito unos pocos minutos después de que se produjera el trágico accidente. "No he ido al funeral porque es superior a mis fuerzas. He pasado mucho con depresiones durante muchos años y no podría resistir ver cómo estaban los padres, los familiares y amigos de los niños". dice. A Adela le hubiera gustado ser más fuerte para acompañar en el sentimiento a los allegados, pero no ha podido. "No soy tan fuerte", alega. "Mi primer pensamiento el viernes por la mañana fue para ellos", apostilla.Cati y Diego viajaron desde Zalamea

Ayer por la noche Cati, vecina de Monterrubio de la Serena, aunque reside en Zalamea de la Serena, una localidad a escasos kilómetros del pueblo, lloraba desconsolada la muerte de los niños."Es muy injusto", nos contó. Su marido, Diego, junto a quien regenta una ferretería en el pueblo en el que viven, comenta que el dolor también ha llegado a la localidad vecina. "En Zalamea la gente también está destrozada. La verdad ya se sabe, la imprudencia del tío que conducía la retroexcavadorase y que se ha largado". Durante muchos años, ha sido conductor y sabe "cómo va eso". "Todo el cuidado que pongas en la carretera es poco y más más cuando se trata de pequeños. El conductor salió el autobús, pero yo, en su lugar, hubiera ayudado a socorrer a los niños. Cuando me he encontrado a alguien en la carretera, siempre he intentado ayudarles. Si por lo menos el quer conducía la retroexcavadora hubiera ido como tenía que ir y no se hubiera largado como hizo...", dice.María no ha podido dormir en dos días

El viernes por la mañana las calles estaban llenas de gente, pero María no quería salir a la calle por miedo a toparse con el llanto de unas familias sin consuelo."Mi corazón no me dejaba estar de brazos cruzados en mi casa y me eché a la calle, como todos mis vecinos", dice. El sábado, cuando llevaba dos días "sin pegar ojo", amaneció pronto para ella. "Vivo en el centro y el ruido no me dejaba dormir, así que desde primera hora de la mañana ya estábamos todos en pie en mi casa porque, en realidad, no hemos pegado ojo", reconoce. Las calles estaban colapsadas y Maria y su marido eran dos personas con el corazón roto entre las miles que se arrancaron a aplaudir a los féretros en su camino al cementerio.Una niña anónina rota de amor

Una niña de 13 años, que prefiere que no desvelemos su nombre, llora a los labios de su primer amor, a los que jamás podrá besar."Me ha enfadadoporque no nos dejaran despedir a nuestros compañeros.En el funeral estaban los políticos y gente del pueblo que no pintaba naday los amigos de toda la vida, fuera. Sin embargo,yo me quedo tranquila. Me he colado por un rincón para asomar la cabeza y decir 'adiós' a Juan Pedro, el niño que me gustaba."

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