Netanyahu presenta a Peres la coalición para su tercera legislatura en Israel

  • El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, presentó hoy al presidente Simón Peres su coalición de Gobierno, integrada por cinco partidos que van del centro a la extrema derecha y por cuya estabilidad pocos apuestan.

Antonio Pita

Jerusalén, 16 mar.- El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, presentó hoy al presidente Simón Peres su coalición de Gobierno, integrada por cinco partidos que van del centro a la extrema derecha y por cuya estabilidad pocos apuestan.

"He cumplido la tarea. Tenemos un año decisivo en los ámbitos de la seguridad y la economía, en los esfuerzos por promover la paz y el deseo de los israelíes de efectuar un cambio", dijo al presidente en la residencia de éste en Jerusalén.

Netanyahu subrayó la "cooperación" en su Ejecutivo, que tendrá por misión "llevar el cambio a todos los ciudadanos israelíes en todas las áreas".

"Formar un Gobierno es una tarea compleja y requiere tremendo esfuerzo y recursos. Hay algunos problemas, pero también muchas oportunidades en los ámbitos de la seguridad, la sociedad y la paz. El país lo necesita y la gente lo necesita. Ha llegado el momento", respondió Peres.

Netanyahu había comunicado previamente la formación del Gobierno al presidente de la Knesset (Parlamento) en funciones, Binyamín Ben Eliezer.

El nuevo Ejecutivo, apoyado por 68 de los 120 diputados del Parlamento, jurará el próximo lunes en el Legislativo para convertir a Netanyahu en uno de los auténticos "reyes" de la historia del Estado judío, con tres mandatos, una marca sólo equiparable a las del padre fundador David Ben Gurión o al conservador Isaac Shamir.

Netanyahu, dirigente del partido derechista Likud, lideró el país entre 1996 y 1999 y en la anterior legislatura (2009-2013), una de las más estables de la agitada vida política del país, en la que el sistema proporcional de voto y la diversidad social generan amplias y a veces variopintas coaliciones.

En esta ocasión liderará un Ejecutivo formado por su partido Likud, el ultranacionalista Israel Beitenu (concurrieron juntos a las elecciones como Likud-Beitenu), el ultraderechista y representante del movimiento colono, Habait Hayehudí y los partidos de centro Yesh Atid y Hatnuá.

Yesh Atid es un partido de indefinido ideario encabezado por el popular ex presentador de televisión Yair Lapid, que se convirtió en la gran sorpresa de las elecciones del pasado enero al quedar como segunda fuerza política, mientras que Hatnuá es la formación de la ex ministra de Exteriores Tzipi Livni.

Ayer el Likud-Beitenu rubricó contrarreloj los pactos de Gobierno que le faltaban, con Habait Hayehudí y Yesh Atid.

Mañana será la última reunión del gabinete de ministros, después de que las boicotearan la pasada semana los partidos ultraortodoxos por su exclusión de la nueva coalición.

Y es que el nuevo Gobierno será el primero sin partidos ultraortodoxos desde nada menos que 1977, a excepción de un breve lapso de tiempo (2003-2005) en la segunda legislatura de Ariel Sharón.

Tendrá 21 ministros, frente a los 29 actuales: siete del Likud, cinco de Yesh Atid, cuatro de Israel Beitenu, tres de Habait Hayehudí y dos de Hatnuá.

Entre los ministerios de mayor envergadura, Defensa irá a Moshe Yaalon, considerado uno de los dirigentes más derechistas del Likud; Industria y Comercio a Naftali Benet, líder de Habait Hayehudí, Justicia a Livni y Finanzas a Lapid, un premio de consolación ante su imposibilidad de conseguir Exteriores.

La diplomacia quedará de hecho en manos de Netanyahu a la espera de que se resuelva el proceso que tiene abierto quien la encabezó la pasada legislatura, Avigdor Lieberman, mientras que en Interior se sentará un miembro del Likud por definir y en Educación el número dos de Yesh Atid, el rabino Shai Pirón.

El número dos de Exteriores será aparentemente para uno de los diputados más extremistas del Likud, Zeev Elkin.

Si bien es cierto que también pocos apostaban por el anterior Gobierno de Netanyahu y finalmente casi agotó la legislatura, ya han surgido voces que destacan la desconfianza de Netanyahu hacia Lapid y Benet, que pactaron un trágala de "los dos o ninguno" que le obligó a traicionar su lealtad a los ultraortodoxos en las seis semanas de arduas negociaciones.

Aunque forjaron una alianza a base de encuentros en sus respectivas casas, en vaqueros y encargando comida a domicilio, que podría repetirse como rebelión interna si no se avanza en las prioridades que comparten, como el reclutamiento de ultraortodoxos.

Los dos dirigentes representan, sin embargo, a públicos distintos.

Lapid se ha ganado a la clase media urbana despolitizada a la que molesta trabajar, pagar impuestos y hacer el servicio militar obligatorio mientras otros sectores se libran.

Benet, en cambio, gusta a los colonos judíos en Palestina, a los ultranacionalistas y a muchos nuevos apoyos de derechistas atraídos por su personalidad de exitoso empresario de la alta tecnología, al mando de una unidad militar de elite y defensor de la identidad judía.

Sea para poco o para mucho tiempo, es el Gobierno que echará a andar dentro de dos días.

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