Netanyahu sella una coalición de Gobierno sin ultraortodoxos

  • Tras seis semanas de tira y afloja, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, respira hoy tranquilo tras la firma de un pacto de Gobierno con el partido de centro Yesh Atid y el ultraderechista Habait Hayehudí, que sella una coalición sin formaciones ultraortodoxas casi por primera vez desde 1977.

Antonio Pita

Jerusalén, 15 mar.- Tras seis semanas de tira y afloja, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, respira hoy tranquilo tras la firma de un pacto de Gobierno con el partido de centro Yesh Atid y el ultraderechista Habait Hayehudí, que sella una coalición sin formaciones ultraortodoxas casi por primera vez desde 1977.

El Likud Beitenu, la alianza derechista que lidera Netanyahu, rubricó contrarreloj los acuerdos poco antes del inicio del Sabbath, primero con Habait Hayehudí y luego con Yesh Atid, para poder presentárselos al presidente Simón Peres mañana por la tarde, último día del plazo improrrogable para hacerlo.

"Trabajaremos juntos en cooperación en un nuevo Gobierno en beneficio de todos los ciudadanos de Israel. Trabajaremos para reforzar la seguridad del Estado de Israel y mejorar el nivel de vida de sus ciudadanos", dijo Netanyahu en un comunicado.

El acuerdo formaliza una coalición de cinco partidos que van del centro a la extrema derecha y que totalizan 68 de los 120 escaños del Parlamento.

Además del derechista Likud y el ultranacionalista Israel Beitenu (que concurrieron juntos a las elecciones), Habait Hayehudí y Yesh Atid, también integra la coalición Hatnuá, el partido de centro de la ex ministra de Exteriores Tzipi Livni, que había sumado la primera en sumarse.

El líder de Habait Hayehudí, Naftali Benet, reaccionó con optimismo al acuerdo, que ayer había retrasado por divergencias de última hora, y calificó el nuevo Ejecutivo de "gran oportunidad".

"Prometimos durante las elecciones encargarnos del coste de la vida, aumentar la competitividad de la economía y devolver el espíritu judío al Estado y ahora tenemos las herramientas para ello (...) La próxima semana comenzaremos a trabajar, todos juntos", indicó.

El último escollo negociador fue salvado esta madrugada, cuando Benet y Lapid renunciaron a su nombramiento como viceprimeros ministros, un cargo simbólico que había originado el rifirrafe y que desaparece por primera vez en medio siglo.

Benet, empresario de éxito y ex militar de elite que representa al movimiento colono y al público más ultranacionalista, encabezará a cambio un subcomité ministerial para el coste de la vida, centralización económica y aumento de la competitividad que se creará en los próximos 30 días.

También estará, junto con otros "duros", en el equipo ministerial para impulsar las negociaciones con los palestinos, en un signo más de la importancia de la agenda socioeconómica interna en detrimento del diálogo con los palestinos, paralizado desde 2010, si bien los contactos quedarán en manos de Livni, convencida de la necesidad de la paz en Oriente Medio para salvaguardar el proyecto sionista.

Lapid, por su parte, encabezará un comité conjunto parlamentario para aumentar el reclutamiento en el Ejército y que presentará una propuesta de ley en 45 días para extenderlo a los ultraortodoxos.

Algunos medios han nombrado a Benet el gran vencedor de la negociación, en contraste con el inexperto Lapid, un hasta hace bien poco periodista televisivo de indefinido discurso político que se convirtió por sorpresa en las elecciones del pasado enero en segunda fuerza política al conectar con la clase media del país.

Lapid tuvo que renunciar en la negociación a la cartera de Exteriores, que había exigido públicamente, para conformarse con Finanzas, una auténtica patata caliente en un momento en que todos los analistas auguran subidas de impuestos y recortes en el gasto público, con el añadido del gusto de Netanyahu por gestionar los asuntos económicos.

El propio Lapid escribió hoy en su cuenta de Facebook que no teme "tomar medidas impopulares" porque su trabajo no consiste en "ser popular, sino en liderar" y tildó de "conspirativa" la teoría de que ha caído en una trampa de Netanyahu.

"No soy economista, pero quizás el Ministro de Finanzas debe ser un político con poder considerable", argumentó para quienes le aseguran que ha "perdido el juicio" al aceptar el puesto.

La nueva coalición, que podría jurar el próximo domingo, será la primera sin partidos representantes del judaísmo ultraortodoxo desde nada menos que 1977, a excepción de un breve lapso de tiempo (2003-2005) en la segunda legislatura de Ariel Sharón.

Contará con 21 ministros, frente a los 29 actuales: siete del Likud, cinco de Yesh Atid, cuatro de Israel Beitenu, tres de Habait Hayehudí tres y dos de Hatnuá.

Entre los de mayor envergadura, Defensa irá a Moshe Yaalon, considerado uno de los dirigentes más derechistas del Likud, Industria y Comercio a Benet y Justicia a Livni.

Exteriores quedará en manos de Netanyahu a la espera de que se resuelva el proceso que tiene abierto quien la ocupó la pasada legislatura, Avigdor Lieberman, mientras que en Interior se sentará un miembro del Likud por definir y en Educación el número dos de Yesh Atid, el rabino Shai Pirón.

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