Netanyahu y Lieberman unen fuerzas en la lucha por las elecciones de enero

  • Los partidos Likud e Israel Beitenu, que encabezan el actual gobierno de Israel, unirán fuerzas en una sola lista de cara a las elecciones del próximo enero, en una decisión que pretende unificar al campo nacionalista israelí.

Jerusalén, 25 oct.- Los partidos Likud e Israel Beitenu, que encabezan el actual gobierno de Israel, unirán fuerzas en una sola lista de cara a las elecciones del próximo enero, en una decisión que pretende unificar al campo nacionalista israelí.

La "bomba política" de las elecciones de enero de 2013, como la describieron algunos analistas del canal público de televisión, la dejaron caer esta noche el primer ministro Benjamín Netanyahu, líder del Likud, y el ministro de Exteriores, Avigdor Lieberman, que encabeza Israel Beitenu.

"Israel necesita una coalición fuerte basada en una sola lista", dijo el primer ministro al anunciar en Jerusalén la nueva unión de fuerzas, que explicó con el argumento de "fortalecer a Israel" frente a las amenazas que afronta el país en el futuro.

"Hoy pedimos a la población un mandato para dirigir el Estado de Israel frente a los retos de seguridad, principalmente impedir que Irán obtenga el arma nuclear y la lucha contra el terrorismo", dijo en una breve comparecencia ante los medios de comunicación en la que no permitieron preguntas.

El primer ministro consideró que este "es el momento de estar unidos" porque ésa "es la mejor forma de defender a Israel".

Su ministro de Exteriores, justificó la decisión, mantenida en el más absoluto secreto por ambas partes hasta hace sólo unas horas, en que es un requisito para "los retos de seguridad y económicos que afronta Israel".

"Gobernabilidad" fue la palabra clave que empleó Lieberman para explicar la búsqueda de un sistema electoral que evite la fragmentación en el Parlamento -actualmente hay 13 grupos- y la aplicación, a partir de la próxima legislatura, de una "reforma institucional".

Creado en 1999 para captar los votos de los más de un millón de emigrantes judíos rusos que habían llegado en esa década a Israel, Israel Beitenu mantiene posturas ultranacionalistas y seculares, y una de sus demandas más recientes es la de que todos los ultraortodoxos y árabes presten servicio militar o civil.

Ex jefe de gabinete de Netanyahu entre 1996 y 1997 -cuando también era primer ministro-, Lieberman aseguró que "esta unión conjuga experiencia, poderío y unidad".

"Es un acto de responsabilidad nacional", opinó al atacar a las "pequeñas formaciones políticas y partidos de moda para una sola legislatura".

Por el momento, ninguno de los dos líderes ha dado nombre a la nueva alianza que aún deberán refrendar sus partidos, ni han respondido a conjeturas sobre la posibilidad de que hayan acordado un sistema de rotación al frente de la jefatura del Gobierno.

"La coalición entre el Likud e Israel Beitenu estos últimos cuatro años ha permitido a Israel tener posiblemente el gobierno más estable desde 1948", afirmó el ministro al hacer alusión a la alianza parlamentaria de derechas que ambos encabezan desde 2009 y que, según todas las encuestas, renovarán el próximo enero.

No obstante, un dirigente del Likud explicó la sorprendente decisión en recientes encuestas en poder de Netanyahu que prevén un bajón en la representación parlamentaria del Likud, de los más de 30 de hace unos meses a 24 o 25.

Esos datos, sumados a la posibilidad de un nuevo partido de centro dirigido por el ex primer ministro Ehud Olmert -la decisión se espera el próximo domingo-, habrían convencido al líder del Likud de que mejor "una unión inmediata con Lieberman" ahora que no correr el riesgo de que se le escape después de los comicios, precisó a la edición digital del diario "Yediot Aharonot".

La lista conjunta podría obtener nada menos que 51 de los 120 diputados, más de los que les otorgaban por separado los sondeos, según sondeos que maneja Israel Beitenu.

Entre el "tsunami" de reacciones desde todas las formaciones, la consternación de los círculos más moderados del Likud, un partido que siempre ha tratado de identificarse como un partido gobernante de centro-derecha.

"Este acuerdo, si sale adelante, liquidará al Likud y es una amenaza para la democracia israelí", proclamó el veterano diputado Mijael Eitán, la voz más cabal y demócrata del partido que fundaron en 1973 Menahem Beguin y Ariel Sharón.

Desde la oposición, la líder del Partido Laborista, Shelly Yachimovich, consideró que la anunciada alianza crea "un nuevo partido extremista y racista".

"Netanyahu entendió bien que las posibilidades de perder el gobierno eran más grandes que nunca y lo que ha hecho esta noche es un acto de pánico político ante el fortalecimiento del Partido Laborista", recalcó quien cree que "esta noche ha desaparecido el Likud".

Por su parte, Tzipi Livni, ex líder del Partido Kadima y jefa de la oposición israelí hasta su reemplazo al frente de esa formación por Saúl Mofaz, estimó que "hoy está claro que la lucha es sobre el futuro y la esencia de valores del Estado de Israel".

Mofaz no se ha pronunciado sobre la alianza electoral aunque fuentes de su formación indicaron al Yediot Aharonot que "Netanyahu ha perdido hoy las elecciones".

"El primer ministro ahuyenta a los electores de la derecha moderada en beneficio de Mofaz y obliga al bloque de centro a unificarse", señalaron esas fuentes.

En ese ambiguo sector, Yair Lapid, el conocido ex periodista y líder del recientemente creado partido Yesh Atid, afirmó que Netanyahu "se ha ido hacia la extrema derecha y Yachimovich más hacia la izquierda" por lo que "la mayoría de los israelíes moderados ya no se identifican más con los partidos de ayer".

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