Madrid, 8 may.- Un 94 por ciento de las víctimas de los atentados del 11 de marzo de 2004 siguen sufriendo algún tipo de sintomatología propia del síndrome de estrés postraumático, como obsesiones, insomnio o hipervigilancia, según un estudio elaborado por el Servicio de Psicología Aplicada de la UNED.
El informe, realizado en colaboración con la Asociación 11M Afectados de Terrorismo, se ha elaborado a partir de 436 visitas domiciliarias practicadas por una veintena de psicólogos que han analizado tanto los aspectos psicopatológicos de los afectados como su situación personal y social.
Además del estrés postraumático, un 85,2 por ciento de las víctimas presenta también algún trastorno clínico ocho años después de los atentados, en su mayoría depresión -60 por ciento- y ansiedad -18 por ciento-.
En la presentación del informe, el coordinador del Servicio de Psicología Aplicada de la UNED, Miguel Ángel Carrasco, ha destacado hoy que la proporción de trastornos de depresión y ansiedad se ha invertido con el tiempo, ya que en los primeros años tras los atentados la ansiedad afectaba a un mayor número de víctimas.
Junto a la depresión y la ansiedad, un 66,1 por ciento de las personas estudiadas padecen severos problemas psicosociales, con falta de adaptación en el ámbito familiar y laboral, o en la vida en pareja.
La presidenta de la Asociación 11M Afectados de Terrorismo, Pilar Manjón, ha agradecido el trabajo de la Facultad de Psicología de la UNED en el tratamiento de sus asociados, con más de 5.500 consultas en los últimos años.
"Las bombas del 11M son bombas de racimo que siguen estallando", ha asegurado Manjón para ilustrar la alta prevalencia de problemas psicológicos entre las víctimas de los atentados.
Problemas que se agudizan -ha advertido- cada vez que se difunden noticias sobre "teorías de la conspiración" o "trenes desguazados" en relación con los atentados.
Ha confiado en que si se produce un nuevo atentado de estas características en España, no se vuelva a repetir el trauma que tuvieron que vivir los familiares de las víctimas en los pabellones del IFEMA, ni tampoco el "desamparo" que sufrieron ante la "nefasta" atención psicológica que recibieron pasados los primeros meses.
"Nos dimos cuenta de que necesitábamos gente preparada especialmente para atender a personas afectadas por terrorismo o grandes catástrofes", ha asegurado Manjón, que ha explicado que una decena de profesionales formados por la UNED forman parte ahora del gabinete psicológico de su asociación.
El estudio se ha realizado sobre 436 víctimas de los atentados, un 49,8 son heridos con secuelas psicológicas y un 42 por ciento familiares de fallecidos y heridos.
Un 54 por ciento habían recibido previamente un tratamiento psicológico, aunque casi la totalidad reconoció que no había percibido ninguna mejoría.
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