Padres y abuelos exigen que las sentencias de divorcio no condenen a los niños

"Cuando te sentencian, sentencian también a tu hijo". Éste ha sido el sentir general de la concentración por la custodia compartida que ha tenido lugar en la madrileña Plaza de Cibeles, en una mañana nublada en la capital. Al menos la lluvia ha respetado a padres, madres, niños y abuelos que han acudido a la llamada de Paco Hernández Almirante. Este padre valenciano ha tomado en solitario la inicitiva de liderar esta protesta en una jornada, 19 de marzo, Día del Padre, tan señalada para ellos.

"Me ha costado tres meses organizar todo esto, llamadas, permisos... He pasado toda la noche sin pegar ojo, ha sido un follón", reconocía a lainformacion.com mientras desplegaba una pancarta. "Yo la tengo más grande (la pancarta)", se jactaba un manifestante al pasar a nuestro lado.

"He decidido organizar esto porque estoy harto del papeleo. Los abogados se llevan riendo de mí desde hace 8 años. Llevo esperando dos años al juicio. Parece ser que es necesario que me hagan un test psicosocial, pues resulta que en septiembre -y estamos en marzo- la psicóloga se ha puesto de baja. En junio me cierran los juzgados, ¿será que no hay psicólogos en España?", clamaba resignado: "mi hija se hace mujer". No obstante, también se mostraba optimista, "todos somos uno", decía señalando con el dedo a los cientos de padres que ponían a buen recaudo sus paraguas ante la amenaza de gotas.

Paco ha recibido el respaldo de La Asociación de Padres Separados, la Asociación de Abuelos por la Custodia Compartida, Custodia Compartida ¡Ya!, Custodia Compartida por Nuestros Hijos, Custodia Paterna, Segundas Mujeres e Hijos por la Igualdad y la Asociación GenMad.

Otro padre, José María, con su chaval a hombros desafiaba al foco judicial que temían en Cibeles numerosos padres por el mero hecho de acudir a la protesta el día que 'les toca' estar con sus hijos. "Me da lo mismo, mi hijo defiende sus derechos, igual que yo", decía con seguridad. "Sólo lo veo los miércoles y un fin de semana cada 15 días", relata. José María lleva como Paco dos años y medio esperando juicio. "Se nos dice que se da la custodia a la madre por favor filli (valor jurídico del principio de interés del menor) en realidad nos encontramos con un favor matri".

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La distancia entre los conyuges en ocasiones llega a romperse antes incluso del nacimiento del propio hijo. Es el caso de Rafa que se separó de su mujer dos meses antes del parto de su hija. "Eso no evitó que siguiera acompañándola a las ecografías, cursos y clases preparatorias", relata. "A medida que pasó el tiempo todo fue a peor", se sincera con resignación.

"Un día, como cualquier otro, fue a buscarla al colegio y de repente la niña hizo algo que no había hecho nunca: se tiró al suelo gritando 'no me quiero ir contigo, ¡malo!'. Como soy profesor escribí una carta a la jefa de estudios y al director del colegio, algo le dirían en el colegio a la madre, porque la niña dejó de hacerlo", ofrece como trágica anécdota. "Es un machaque psicológico continuo, mi padre está hecho una mierda, tienes que escuchar cosas como `la niña necesita un ambiente de paz y armonía' cuando le dices a su madre que nuestra hija tiene conjuntivitis cuando la entregas", lamenta.

José Luis, un rockero de San Blas, también en compañía de su hijo, con quien comparte los martes y los jueves de cada semana, nos informa de que para poder ver a su hijo tiene que desplazarse a Fuenlabrada. Este padre vive de una prestación del Servicio Público de Empleo de 426 euros por tener cargas familiares de los que destina 200 a una asignación mensual que tiene que pagar a su expareja. "Hay que dar la cara", reclamaba.

"Yo he preguntado por teléfono a mi hija, ¿Cuánto quieres a papá? Para oir un 'no sé' por respuesta y oir al fondo a su madre gritando 'nada', es duro", añadía un padre a nuestro encuentro. "En mi casa jamás hemos hablado mal de su madre... delante de la niña, claro", decía no sin cierta sorna. "Esto sólo se arreglará cuando los niños se hagan mayores", apostillaba otro a nuestro encuentro.El drama de los abuelos

Ellos no se han separado ni divorciado de nadie pero sufren igualmente la distancia que la Justicia les obliga a mantener respecto de sus nietos. "Quremos verlos más", decía una abuela. "Y no a escondidas en centros comerciales", sentenciaba otra.

Dolorosa es la historia de María Sonsoles que se desplazó junto a su marido José Luis de Ávila a Burgos (365 kilómetros) para ver a su nieto actuar en el festival del colegio. "Cuando se enteró la madre, evitó que el niño saliera al escenario. No hace falta llegar a estos extremos", se lamentaba mientras otra compañera le animaba al grito de 'eres la abuela luchadora'. "Mi nieta pasa 26 días al mes con su madre y sólo cuatro con mi hijo", clamaba. Otras, añadían en corrillo de yayas, acompañadas de la actriz Loles León, que "no podían ni respirar delante del niño".

Otra, socarrona, reproducía una frase de su exnuera a propósito de la asignación económica que su hijo está comprometido a pagar a su exmujer;"si no hay pasta, nanai, no veis al niño".

Incluso hay casos en los que no media un divorcio o separación tan dolorosa que aleje a padres e hijos para siempre. "A mi hijo, mi nuera y su familia le han lavado el cerebro, llevo un año sin ver a mi nieta. "Aunque es un futuro divorciado, mi hijo está casado y esta abuela también sufre", nos decía Pepa.Un sicario y una trágica historia

Especialmente sangrante es la historia de Antonio Aguado, padre de Miguel Ángel y abuelo de una nieta.

"Mi hijo se casó con una abogada que se las sabía todas", relata. "Un día se negó a entregárnosla tal y como decía el régimen de visitas porque le había mordido nuestro perro. No sólo no tenía ninguna mordedura, sino que nosotros nunca hemos tenido perro, tuvimos una vez un pájaro", decía triste este abuelo.

"Después se echó un novio y se mudó a Torrevieja sin avisarnos. Allí denunció en falso a mi hijo. Aprovechó una irritación en la zona vaginal que la niña se hizo en la arena de la playa para decir que había abusos sexuales. Afortunadamente fue condenada a dos años de cárcel por calumnias y perdió la custodia, pero a mi hijo le costó la vida", dice entre lágrimas.

Un sicario colombiano Charles Michael Guarín Cercos, reclutado por Eloy Sánchez Barba "el guardaespaldas de Ana Obregón" dice Antonio, y conocido por ser el 'bodyguard' de los famosos, acabó a bocajarro con la vida de Miguel Angel en un aparcamiento.

Su otrora nuera, conocida en los medios como "la Viuda Negra de Ciempozuelos", fue condenada a 22 años de cárcel. La nieta de Antonio vive en un centro de menores desde 2007.