Pionera en la política navarra, Barcina no ha sabido asentar su liderazgo

  • Superó el poder masculino en la política navarra y llegó a ser la primera mujer consejera en el Gobierno foral, la primera en acceder a la alcaldía de Pamplona, la primera en presidir UPN y la primera también en presidir el Ejecutivo de Navarra, pero Yolanda Barcina no ha sabido asentar su liderazgo y ayer anunciaba que no se presentará a las elecciones de 2015.

Rosana Redondo

Pamplona, 11 nov.- Superó el poder masculino en la política navarra y llegó a ser la primera mujer consejera en el Gobierno foral, la primera en acceder a la alcaldía de Pamplona, la primera en presidir UPN y la primera también en presidir el Ejecutivo de Navarra, pero Yolanda Barcina no ha sabido asentar su liderazgo y ayer anunciaba que no se presentará a las elecciones de 2015.

Nacida en Burgos en 1960 y catedrática en Bromatología, cuando tome posesión su sucesor Barcina cerrará un ciclo que abrió en 1996 en el departamento de Medio Ambiente y Vivienda y en el que ha visto con los años cómo aumentaba su poder.

En él ha observado cómo se cerraba el círculo de personas de su confianza, el de quienes tenían acceso previo al contraste y conocimiento de sus decisiones más importantes.

Después de tres mandatos en la alcaldía de Pamplona, en 2011 llegó a la presidencia de un Gobierno de coalición UPN-PSN, que fulminó en menos de un año, el 15 de junio de 2012, al destituir al vicepresidente socialista Roberto Jiménez por deslealtad.

Aquella decisión causó la misma sorpresa que ayer su anuncio de que renunciaba a presentarse de nuevo como candidata de UPN en las próximas elecciones autonómicas.

Apenas nadie la conocía y hace menos de tres meses había asegurado lo contrario, solo que la de entonces tuvo unas consecuencias aún hoy constables casi a diario y que han podido conducir sin duda a esta última situación.

Su falta de capacidad para evitar la ruptura del Gobierno se ha repetido desde entonces a la hora de buscar acuerdos que en el Parlamento le permitieran sacar adelante sus proyectos.

Así, son ya tres los presupuestos de Navarra prorrogados y en breve se puede aprobar una reforma fiscal presentada por el PSN después de que la del Ejecutivo fuera rechazada.

La minoría del Gobierno en la Cámara ha hecho que las votaciones en contra de sus iniciativas se hayan sucedido, que hayan visto la luz textos legales que no gustan en UPN y que, incluso, se hayan creado comisiones de investigación por dudar de su gestión en Hacienda.

Asuntos que han ido deteriorando la imagen de Yolanda Barcina y de su gabinete, igual que el cobro de dietas en Caja Navarra, incluso las últimas conocidas por escuchar a distintos conferenciantes.

También le ha dañado en su liderazgo la postura que ha adoptado ante los conflictos fiscales y competenciales con el Estado, hasta el punto de que en octubre surgió una corriente crítica en UPN integrada entre otros por quien fuera su mentor y antecesor en el partido y el Gobierno, Miguel Sanz.

Esta corriente exigió a Yolanda Barcina que volviera al entendimiento con el PSN y que mantuviera una actitud más firme frente al Gobierno del PP, y días después era el propio Sanz en una entrevista quien reconocía que le gustaría que UPN tuviera para las elecciones del próximo año otro candidato.

Su falta de entendimiento con la oposición ha provocado también que en dos ocasiones ésta haya pedido a Yolanda Barcina que se someta a una cuestión de confianza, pero ella sustituyó el emplazamiento por una invitación a presentar una moción de censura para intentar evidenciar con ella un entendimiento entre PSN y la izquierda abertzale.

El riesgo que esto hubiera supuesto, y más estando en la campaña electoral de las europeas, hizo que Ferraz salvara los muebles a Yolanda Barcina, pero su situación no ha mejorado.

La falta de entendimiento y de cintura política de Barcina se ha notado también entre los afiliados de su partido, a cuya presidencia llegó en un congreso sin adversarios en 2009 para revalidarla el 17 de marzo de 2013, pero esta vez frente al presidente del Parlamento foral, Alberto Catalán, al que ganó con un 51,58 % de los votos frente al 47,72 %.

La victoria con tan escaso margen no modificó los planes de Barcina, que constituyó los órganos de dirección de UPN con afines a su persona y sin intentar integrar otras sensibilidades.

Así hoy, tras conocer su renuncia, la oposición ha apuntado que es una buena noticia para Navarra mientras que en UPN se han centrado ya en buscar a la persona que deberá sustituirle como cabeza de cartel electoral, un proceso en el que algunas voces de peso ya han advertido de que "sin el partido, nadie es nada".

Mostrar comentarios