'Podemos' ante su momento 'horribilis': broncas, dimisiones y batacazos electorales

    • El partido de Iglesias vive sus horas más bajas. La salida de Monedero agranda sus fracturas y los sondeos lo desinflan.
    • La formación ha dilatado la presentación de su programa y diluido muchas de sus propuestas. De "radical" ha pasado a "indefinido".
El líder de Podemos, Pablo Iglesias.
El líder de Podemos, Pablo Iglesias.

Parecía impensable hace unos meses, cuando Podemos vivía un momento dorado en la bandera del malestar. Pero el partido de Iglesias acusa sus horas más bajas. La dimisión esta semana de Juan Carlos Monedero, ideólogo indiscutible de aquel movimiento fraguado en la frescura del 15-M, no ha sido quizás más que la señal de un agotamiento traspasado de puertas para afuera. Demasiado trabajo, demasiado rápido. Eran ya muchas las voces que advertían de que las prisas también tenían sus riesgos. Entre ellas, la propia candidata de "Ahora Madrid", el partido instrumental que aúna a Podemos y Ganemos en la capital, Manuela Carmena. "El ir muy deprisa te puede hacer cometer errores... No puedo hacer el diagnóstico de si pueden ser graves, pero que no se diferencien con claridad de las estructuras de los partidos que no han podido evolucionar, puede ser un error", alertó en una entrevista en este periódico.

La crítica fue compartida por Monedero en su adiós en diferido, cuando comentó que lo de la partitocracia le costaba. "Con la política ocurre lo mismo que con la escritura. Estamos los que vivimos las necesidades de la comunidad y luego están los que viven la política de una manera más práctica, son los que buscan el cargo, los que buscan el sillón y un espacio de representación", se quejó en la entrevista en el espacio de Radiocable, "La Cafetera", preludió de su dimisión. El ya exnúmero tres explotó contra la estrategia de sus compañeros de partido: "Podemos deja de tener tiempo de reunirse con un pequeño círculo porque es más importante un minuto de televisión", dijo. Pan para hoy, hambre para mañana, añadió después.

En apenas unos meses, la formación de Iglesias ha tenido que recorrer un camino andado y desandado por otros en años de historia: montar una estructura, elegir a sus órganos internos, financiarse sin dependencias, decidir a sus candidatos electorales, enfrentar diferencias internas, y acudir a sus primeros comicios. Con todas las particularidades- se dice que las elecciones en Andalucía no son un un buen medidor de lo que luego pase en el conjunto del Estado- el resultado andaluz dejó un sabor amargo. Quince diputados, los mismos que avanzaban las encuestas, sí, pero que en el imaginario de dirigentes y simpatizantes se habían multiplicado. Era la primera vez que el partido que aspiraba a "asaltar los cielos", en palabras del propio Iglesias en la ya mítica asamblea fundacional de Vistalegre, testaba su músculo electoral y el resultado, tibio, les permitió entrar en el Parlamento como fuerza incómoda, pero no decisiva.

A nivel interno no se disimula la preocupación por el hecho de que el partido haya podido tocar ya el techo de sus marcas electorales. Más aún cuando otra formación, Ciudadanos, empuja con una fuerza impensable hace unos meses. Podemos lidera hasta ahora los sondeos, aunque el "soufflé" se desinfla. Los dos últimos barómetros del CIS en intención de voto, publicados en octubre y enero, colocaban al partido de Iglesias como primera fuerza y con un porcentaje en aumento, 17'6% a 19'3%, pero la tendencia se ha revertido en los meses más recientes.

El sondeo de Metroscopia para El País publicado a mediados de abril advirtió de un escenario inédito: entre la primera fuerza, Podemos y la cuarta, Ciudadanos, existía apenas un margen de tres puntos. Hubo otra señal de alarma: el partido de Iglesias vio retroceder una vez más sus marcas. Con un 22'1%, la formación perdía cuatro décimas en relación a la anterior encuesta. Diferencia mínima, sí, pero preocupante, si se considera que en la encuesta anterior se había dejado cinco puntos, y que el resto de competidores mejoran sus resultados: el PSOE, partido más beneficiado con la pérdida de Podemos, con un 1,7% más sobre la encuesta anterior, el PP, con un 0,8% y Ciudadanos con un punto de añadido. El primer puesto generó sinsabores, encendió las alertas y lanzó a los dirigentes de la "morada" a un cambio de estrategias: el ataque directo contra un partido hasta entonces ninguneado. Ciudadanos, dijo el propio Iglesias, no son "el cambio", sino "el recambio". "No es buena noticia que Aguirre, Rosell y los empresarios del Ibex 35 que muchas veces están en las Sicav o no pagan impuestos", estén "tan contentos" con las propuestas económicas del partido de Rivera, dijo unos días después.

Pero los sondeos siguen mostrando una cara amarga para Podemos y dulce para la formación de Rivera. El último, conocido hoy mismo, publicado por el diario La Vanguardia, según el cual, el partido de Iglesias perdería en este momento hasta ocho escaños frente a la anterior estimación y se colocaría, con entre seis y ocho diputados, en última posición en el arco parlamentario catalán. Los beneficiarios del descontento sería sobre todo el partido "naranja", que demuestra un empuje incontestable: de nueve a 26 escaños, del 7% al 19% de cuota electoral.Un partido indefinido

Podemos ve así cómo el malhumor del electorado empieza a trasvasarse a otras opciones cuyos responsables tratan de presentar como "sensatas", frente a un partido, no ya radical, sino indefinido. La formación, que en sus orígenes fue acusada de radicalidad por propuestas rotundas como la renta básica para todo ciudadano, la nacionalización de sectores estratégicos o la reestructuración-e impago en su caso-de la deuda, alimenta ahora a sus detractores con la ambigüedad, y con propuestas diluidas que aún no han tenido plasmación en un documento electoral.En el caso catalán, por ejemplo, con una manida referencia al "derecho a decidir", pero al mismo una falta de posicionamiento claro: mientras Iglesias se muestra partidario de una autonomía con encaje en el resto del Estado, su candidata en Cataluña, Gemma Usabart, ha tenido un perfil más afin a la independencia.

Podemos es el único de los partidos que concurrirán a las generales que no han presentado aún sus "intenciones" a los ciudadanos. El partido de Rivera lo ha hecho con un programa económico desglosado en tres actos. Una "puesta en escena" en la que se han ido perfilando sus medidas para el cambio de modelo (contrato único, complemento salarial o ley de segunda oportunidad) y la reforma fiscal (fin del IVA super-reducido e IRPF en el 40%). Pero Podemos lleva semanas aplazando lo propio. De puertas afuera, el retraso se disimula con la necesidad de acompañar cada medida con su coste estimado. "Estamos midiéndolo escrupulosamente porque sabemos que va a ser el programa más escudriñado de la historia política de España. Nos enorgullecemos de que sea así y nos comprometemos a que tienda la mano a una mayoría social que quiere el cambio político", dijo hace unos días el secretario estatal de Política del partido, Íñigo Errejón. Previsiblemente, la presentación será este martes.

La elaboración del programa, en cambio, ha provocado acaloradas discusiones en el seno del partido, y , sobre todo, la clara fragmentación en dos frentes: los partidarios de mantener la esencia, en el que tomaba parte el propio Monedero, y los que optan ahora por una línea de moderación, por suavizar las propuestas y presentar un talante menos susceptible a las críticas y los ataques de los inicios. En este "bando" se encuentraÍñigo Errejón, el responsable de coordinar los trabajos de elaboración del documento marco, y Carolina Bescansa. El pulso entre ambos, escenificado quizás con la abrupta salida de Monedero, evidenció el cisma entre las distintas sensibilidades surgidas en el partido, como en su día determinó ya la "rivalidad" entre Pablo Iglesias y el ahora candidato por Aragón, Pablo Echenique. El primero, partidario de un partido más próximo a las tradicionales formaciones "de aparato", con círculos relegados a un mero espacio de debate y cocina ideológica. El segundo, defensor de un partido-movimiento con mayor transversalidad.

Pero, más allá, el mensaje de Podemos se ha ido diluyendo conforme se aproximan también las próximas citas electorales: la última manifestación, esta misma semana, cuando Errejón explicó que el partido no pretendía acabar con el sistema sino reformarlo desde dentro. Un cambio drástico, en comparación con aquellos actos de masas en los que, desde el escenario, se llamaba a "romper el candado del 78" y "empezar desde cero". "A veces Podemos se parece más a quien quiere sustituir", advirtió Monedero en su marcha.

La indefinición ha dado al traste también con varias propuestas "estrella". Entre ellas, la renta básica para todo ciudadano "por el mero hecho de serlo", incluida en el programa europeo, y que ha dado tantas vueltas de tuerca como formas posibles: de una renta universal, a otra condicionada al nivel de ingresos- la propuesta de los economistas Vicenç Navarro y Juan Torres, incluso a otra, como sugirió hace unos días el propio Errejón, por franjas de edad: para jóvenes de veinte y mayores de 50, los colectivos más desprotegidos ante la crisis.

Las distintas sensibilidades enfrentan también a las bases: divididas, como la cúpula, entre los que reclaman con insistencia una vuelta a la "frescura"y los que entienden que sólo un "perfil bajo" podría mantener el músculo ante las urnas.Disidencia territorial y escasa movilización

Podemos ha enfrentado también sus fracturas territoriales. Las diferencias en la forma de concebir el proyecto en los diferentes municipios y autonomías se ha cobrado también bajas, como la de Iratxe Osinaga, número dos del partido en Euskadi, y que la semana pasada anunciaba su marcha del partido por fuertes discrepancias con la estrategia del secretario general en la región, Roberto Uriarte. La raíz de las diferencias se encuentra en conceptos como el "derecho de autodeterminación", defendido por Uriarte y con el que ella discrepa. El programa de "avanzadilla" presentado en su día por el líder vasco incluía también conceptos polémicos, como una política antiterrorista basada en el acercamiento de presos- ", puede favorecer un debate y una interlocución que facilite el proceso de paz y normalización tanto dentro como fuera de las prisiones", defiende- y las excarcelaciones para presos con enfermedades graves e incurables, "sin exigir para ello, porque no lo exige la ley, que el desenlace de esa enfermedad sea más o menos inminente".

Al desgaste contribuye también un cada vez mayor distanciamiento con las bases, muy limitadas para una participación activa en la estrategia de la formación. Las "iniciativas populares", el mecanismo que tienen los ciudadanos para elevar una propuesta y someterla a referéndum exige de un apoyo demasiado alto para poder resultar factible: un 10% de los inscritos (en este momento, 369.000). Un porcentaje, advierten, imposible de alcanzar.

Que la desmotivación se ha extendido lo avala también el índice de participación de los últimos procesos internos. Teresa Rodríguez, secretaria general de Podemos en Andalucía, fue elegida en unas votaciones que apenas lograron movilizar a un 11% de los inscritos. Apenas 78.321 personas participaron en febrero en las votaciones para elegir a los líderes autónomicos.

Cifras que contrastan con las que se alcanzaron en la asamblea ciudadana celebrada el pasado noviembre, y en la que Pablo Iglesias resultó elegido secretario general. 107.488 personas votaron entre el 10 y 14 de Noviembre la composición de los órganos de dirección estatales de Podemos (Iglesias se impuso con el 96.87%) y 112.070 personas votaron entre el 20 y 26 de octubre los documentos Ético, Político y Organizativo que dirigen el futuro del partido. Aproximadamente, la mitad de los inscritos entonces.

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