Podemos trata de ajustar sus ritmos internos a unos tiempos electorales que avanzan cada vez más precipitados. Con apenas un año de vida, y surgido de la nada, el partido de Pablo Iglesias se ha visto obligado a acometer un proceso de organización express para extender su implantación territorial. Cuenta ya con sus secretarios generales en municipios y autonomías-las trece en las que en su momento presentó candidatos-pero tiene aún pendiente de dar un paso clave para baremar sus aspiraciones electorales. La designación de los cabeza de lista que disputarán las distintas presidencias autonómicas. Hasta ahora, y debido al anticipo electoral, únicamente Andalucía cuenta ya con candidata, Teresa Rodríguez, que será quien dispute la presidencia andaluza para el partido.
Pero de acuerdo a los principios organizativos, los secretarios generales no habrán de coincidir necesariamente con las personsa que encabecen las listas para los comicios, de forma que el partido se encuentra ahora en el proceso de elección. Un mecanismo idéntico al de los anteriores procesos y que culminará con la votación vía telemática de los "militantes", inscritos en cada circunscripción electoral, y que tendrá lugar entre el 25 y el 29 de este mismo mes.
Este próximo lunes, en cambio, todos aquellos interesados en concurrir a las candidaturas deberán presentar sus aspiraciones. Una fecha que se afronta con incertidumbres, especialmente en su plaza estratégica, la Comunidad de Madrid. Un escenario en el que las encuestas han validado el músculo electoral del partido y que en los últimos tiempos se ha visto volteadopor varios frentes: la polémica sobre el actual presidente, Ignacio González, a propósito de su ático marbellí, y la particular crisis interna de los socialistas con el precipitado cese de Tomás Gómez.
Con esta coyuntura, poco o nada ha trascendido sobre el nombre que, desde Podemos, podría romper el bipartidismo. No será Luis Alegre, actual secretario general en la región y que, desde un primer momento, descartó tener esas ambiciones. Celoso de su dedicación como profesor de Filosofía en la Complutense de Madrid, tampoco lo contempla ahora, según fuentes próximas al líder madrileño, que señalan que compatibilizar ambas dedicaciones se haría prácticamente inviable. Alegre, además, mantiene su puesto en la Ejecutiva como secretario de Participación Interna.
La otra opción inmediata, Miguel Urbán -que hoy tomaba posesión como eurodiputado en el Parlamento Europeo, en sustitución de Teresa Rodríguez- tampoco es clara. Reconociéndose reclamado, Urbán ha dejado su puerta abierta, sujeta a condiciones: que el Consejo ciudadano de Madrid y el secretario general lo validen. Pero esta posibilidad tiene pocas vías de prosperar, señalan desde Podemos. Que, recién nombrado, renuncie a un escaño en Bruselas trasladaría una imagen de improvisación poco recomendable. Que Iglesias lo respalde-habida cuenta de que fue el candidato que rivalizó con la lista oficial- tampoco parece probable, indican.
Miembro de Izquierda Anticapitalista, y también en el germen de Podemos, Urbán se quedó a apenas 900 votos de arrancar el liderazgo a Alegre en el pasado proceso de primarias. Logró, además, que se integrase en el Consejo Ciudadano a varios miembros de su lista. Entre ellos, nombres potentes, como el del actor Alberto San Juan, a su vez el más votado para este Consejo.
En este órgano trabajan ahora a contrarreloj para formar una lista "de unidad", que integre a las dos corrientes más votadas entonces. "Nuestra idea es presentar no solo una lista en las primarias, sino un equipo sólido de gobierno", señalan. El debate se articula en torno a si quien la encabece habría de ser un nombre con tirón, o un perfil más bajo. "Estamos trabajando en ello", admiten, reconociendo que el nombre no está cerrado. Es la última opción la que gana enteros, en pro de que se ceda todo el protagonismo a los equipos.
Lo que sí descartan es que entre los nombres pueda estar el de Tania Sánchez. El desacuerdo entre Podemos en esta comunidad y la plataforma Convocatoria por Madrid, encabezada por la exdiputada de IU para una confluencia electoral se plasmó este mismo martes, para disgusto del propio Pablo Iglesias.
El secretario general trata a marchas forzadas de convencer a sus compañeros para que reconsideren la decisión, que ellos sostienen en el respeto a los 'acuerdos de Vistalegre'-la asamblea que decidió que la estrategia electoral para las autonómicas pasa por competir con marca propia-al tiempo que Sánchez intenta salvar sus opciones.
La exdiputada ha rechazado, hasta el momento, integrarse a título individual en el partido y defiende la vía de una candidatura de unidad popular. Le disgusta la idea de medirse en primarias con otros candidatos del partido, que en principio podrían tener más tirón entre los simpatizantes de Podemos y que su abrupta salida de IU pueda también pasarle factura. Desde Podemos tampoco, a día de hoy, se contempla. La única opción para que ambos proyectos acabasen confluyendo pasaría por una alianza post-electoral, más que probable, y que habría de ser validada por la militancia de Iglesias.
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