Policía española investiga móvil del secuestro de la niña marroquí en Bolivia

  • Las fuerzas de seguridad españolas mantienen todas las hipótesis abiertas sobre por qué los padres de la niña que estuvo retenida siete meses en la selva de Bolivia autorizaron que la menor se fuera una semana de vacaciones con un vecino, que la secuestró para casarse con ella.

Barcelona (España), 13 mar.- Las fuerzas de seguridad españolas mantienen todas las hipótesis abiertas sobre por qué los padres de la niña que estuvo retenida siete meses en la selva de Bolivia autorizaron que la menor se fuera una semana de vacaciones con un vecino, que la secuestró para casarse con ella.

Según informaron hoy el jefe del área central de Investigación de Personas de la policía catalana, el inspector Jordi Domènech, y el capitán Álvaro Moreno, jefe del grupo de Secuestros y Extorsiones de la Guardia Civil, tras la liberación de la niña y la detención de su secuestrador, el pasado sábado, la investigación sigue abierta.

La principal incógnita por resolver es por qué los padres de la chica autorizaron al vecino, con el que habían entablado amistad, que se llevara a su hija una semana de vacaciones a Bolivia y aclarar si éste les engañó o lo hizo con su connivencia, prometiéndoles algo a cambio.

Una vez en Bolivia, la niña, de origen marroquí pero residente en Barcelona, sufrió un auténtico "infierno", en palabras de Moreno, ya que el secuestrador la obligó a trabajar en explotaciones cocaleras y a fabricar y vender zumos en mercados locales.

El secuestrador estaba a en España con una identidad falsa, para ocultar que había huido de Bolivia al ser apartado por los clanes locales tras ser acusado de dos delitos sexuales de los que no llegó a ser juzgado porque las víctimas acabaron retirando la denuncia.

La odisea de la niña empezó el 27 de agosto de 2013, cuando partió rumbo a Bolivia.

Durante la primera semana, el secuestrador sólo permitió que la niña hablara con sus padres en contadas ocasiones, y en conversaciones de un minuto que no podían hacer en árabe, porque así controlaba lo que decían.

Transcurrida la primera semana, el secuestrador llamó a los padres para decirles que había perdido la documentación de la niña, por lo que demorarían su regreso y después cortó el contacto.

Ante esta situación, los padres denunciaron el secuestro de su hija el 5 de septiembre ante las autoridades, que crearon un grupo con la colaboración de la Policía boliviana.

Para dar con el paradero de la niña y de su captor, la Guardia Civil tuvo que negociar, de la mano de las Fuerzas Especiales de la Lucha contra el Narcotráfico en Bolivia, con los dirigentes sindicales cocaleros, que controlan los poblados de chabolas ocultos en medio de la selva.

Finalmente, fueron los propios jefes sindicales los que, para que la Policía no estuviera más tiempo en la zona, ordenaron a los residentes de un pequeño poblado de la comarca selvática de Chapare donde se encontraban, que retuvieran al hombre hasta que llegaran los agentes para liberar a la niña.

La niña, que acaba de cumplir diez años de edad y, según fuentes de la Embajada española, está en buenas condiciones físicas, permanece aún en Bolivia sin haber mantenido aún contacto telefónico con sus padres, a la espera de ser trasladada a España, posiblemente la próxima semana.

El presunto autor del secuestro, Grover Morales, boliviano de unos 35 años, ingresó por orden judicial en la prisión de El Abra, en Cochabamba el pasado día 11 de marzo.

Ese mismo día la Fiscalía de Bolivia le imputó los delitos de trata de personas, asociación delictiva y abuso sexual, según un comunicado de la oficina del fiscal general del Estado, Ramiro Guerrero.

Las autoridades judiciales de ambos países deberán decidir sobre la eventual extradición de Morales a España.

El fiscal departamental de Cochabamba, Freddy Torrico, precisó el día del ingreso de Morales en prisión que éste también deberá rendir cuentas ante la Justicia boliviana. EFE

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