Policías tutores, "ángeles de la guarda" de menores descarriados

  • Ana Rodrigo.

Ana Rodrigo.

Madrid, 4 ago.- Los "policías tutores", veteranos ya en ciudades como Madrid y Barcelona, patrullan los barrios de paisano y actúan, en coordinación con los colegios y los ayuntamientos, ante cualquier alerta de una posible pelea entre menores o el absentismo escolar de un adolescente "descarriado".

Tras una década de buenos resultados en las grandes ciudades, el Gobierno quiere extender esta labor a todos los municipios -tras la firma de un convenio de 300.000 euros con la Federación de Municipios y Provincias- conscientes de la utilidad de la cercanía a los ciudadanos en 300 ya se han implantados planes locales de drogas.

"Cuando detectamos un menor en situación de riesgo, no solamente te limitas a ver qué ha ocurrido, sino que hacemos otro trabajo: citamos la familia, vemos cuál es su situación social, escolar, si ha habido antecedentes o si hay factores de riesgo, como consumo de drogas, absentismo escolar o si ha intervenido en peleas o en pequeños robos", explica a Efe, Carlos Casado, agente tutor de la Unidad Integral del distrito madrileño de Barajas.

Conocen muy bien los barrios que recorren cada día de paisano y con el tiempo a los jóvenes que "suelen meterse en líos".

"Intentamos detectar menores en situación de riesgo en la etapa más temprana", porque eso facilita las posibilidades de que estos menores sean "más recuperables".

Los policías tutores planean la intervención de "los compañeros de uniforme que tienen una presencia más coactiva" y deciden las zonas que deben patrullar, pero también ellos son alertados por los colegios de posibles peleas entre jóvenes o de situaciones especiales de ciertas familias.

Por ello, en ese trabajo preventivo, explica que es fundamental la coordinación con los centros escolares, con los policías municipales "uniformados" que patrullan las calles o con los servicios sociales.

"Somos una parte de una red que trabaja con menores, somos un eje más de ese engranaje formado por los colegios, servicios sociales, asociaciones, entre otros, pero quizá la ventaja que tenemos nosotros es que estamos disponibles los 365 días del año y tenemos una intervención muy rápida", asegura.

Los agentes van anotando en un expediente su trabajo con las familias y los chavales, pero también actúan si es necesario.

"Si los tenemos que detener porque han cometido alguna infracción o delito lo hacemos, pero no quiero que nos vean como un enemigo, les explicamos las consecuencias que pueden tener sus comportamientos e intentamos derivarles al servicio que mejor puede aportarles algo en cada caso".

No hay un perfil de los niños en riesgo, cada uno tiene unas circunstancias y por tanto requiere de distintas actuaciones, advierte.

"Los chicos en riesgo con los que trabajamos pueden pertenecer a una familia con padres con estudios superiores, emigrantes o que viven sólo con la madre, no hay un patrón; llevo diez años y no he encontrado ningún caso igual, cada chaval es diferente y hay que trabajar con cada uno de una manera", insiste.

El agente recuerda que hace una década había más intervenciones por "violencia en las aulas" y que ahora ese ámbito se ha normalizado.

"En los colegios estamos teniendo una normalidad, el ocio de los chavales no es tan radical como fue hace un tiempo con drogas de diseño", comenta.

"Hemos conectado muy bien con los profesores y los directores y ellos valoran que la atención es instantánea; se previene mucho porque en el entorno escolar se sabe si va a haber una pelea al salir de clase y cuando eso se ataja pronto, mejora la situación y da mejores frutos".

El agente destaca la importancia de establecer comunicación con el menor, de escucharle y de ofrecerle la ayuda.

"Tenemos casos de menores que han agredido a sus padres y llega un momento en que les detienes y le dices que cada vez que vuelvas a hacerlo te voy a detener de nuevo, pero quiero seguir trabajando contigo e intentando que no se vuelva a repetir", señala.

Carlos Casado confiesa sentirse orgulloso cuando uno de esos jóvenes "que durante muchos años ha tenido problemáticas" le para por la calle y le saluda.

"Ves que se ha casado, que tiene trabajo y piensas que les has sacado de ahí, que le has echado una mano y han conseguido salir, eso te llena de satisfacción", concluye.

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