"Por qué importa la arquitectura", en opinión del crítico Paul Goldberger

  • Los edificios nos pueden hacer sentir y también nos pueden hacer pensar. Partiendo de esta idea, el crítico norteamericano Paul Goldberger trata en el libro "Por qué importa la arquitectura" sobre cómo este arte afecta a las personas tanto emocional como intelectualmente.

Mila Trenas

Madrid, 16 oct.- Los edificios nos pueden hacer sentir y también nos pueden hacer pensar. Partiendo de esta idea, el crítico norteamericano Paul Goldberger trata en el libro "Por qué importa la arquitectura" sobre cómo este arte afecta a las personas tanto emocional como intelectualmente.

Considerado como uno de los especialistas más influyentes, Goldberger ha comentado durante una entrevista con Efe que la arquitectura "no sostiene la vida" pero sí la dota de sentido.

"Nos ofrece un refugio, pero más allá de esta función, nos ofrece una satisfacción estética, de placer; nos sirve para relacionarnos con el pasado y para que las generaciones se comuniquen unas con otras a través de los edificios".

En el libro publicado por Ivorypress Essential el autor busca, con un lenguaje claro y comprensible, ahondar en ideas universales de la arquitectura como el que todos los edificios nos afectan, que la buena arquitectura lo hace de forma más apreciable, o que este arte tiene mucho en común con la música, la literatura, el cine o la pintura en cuanto al impacto que puede tener en las personas.

"La arquitectura es arte y a la vez no es arte, y para comprenderla realmente hay que aceptar estas verdades contradictorias", considera el experto para quien arquitectura y arte comparten la función estética "pero mantienen una relación conflictiva en cuanto a la funcionalidad. Eso la hace más atractiva y peculiar".

Durante la entrevista, Goldberger ha recordado que cuando se planteó cómo abordar el libro decidió que, en vez de optar por métodos más tradicionales, era mejor responder a dos preguntas que se formuló: ¿qué forma tenemos de mirar la arquitectura? y ¿cómo nos afecta la arquitectura?

Partiendo de esa especial experiencia, Goldberger ha dividido el libro en diferentes capítulos a través de los que estudia la arquitectura como objeto físico, pero también investiga en lo que ese objeto físico crea en el espacio, "que son cosas diferentes".

Desde la arquitectura como símbolo hasta el estudio sobre la creación de lugares, a lo largo de las más de trescientas páginas de la obra, Goldberger presenta la arquitectura como objeto, como espacio, analiza la relación de los edificios con el tiempo y la de la arquitectura con la memoria.

"Esta es una de las partes que más me gusta del libro, la de la arquitectura como memoria compartida, como patrimonio común", confiesa el crítico, que considera que los recuerdos marcan la pauta para la manera en que experimentamos lo nuevo, pues en gran medida percibimos los edificios en función de cómo encajan en una visión del mundo formada por la arquitectura que hemos visto antes.

A lo largo del capítulo, Goldberger escribe sobre sus propios recuerdos así como de la importancia del arte en esa memoria compartida.

"Probablemente Claude Monet ha hecho más que ningún fotógrafo por crear para mucha gente la imagen de la catedral de Ruán", mientras que para muchos la imagen que tienen de un faro, un escaparate o una gasolinera está modelada por el pintor estadounidense Edward Hopper.

En esta memoria juega también un papel importante el cine, ya que "los edificios entran en nuestros recuerdos como los personajes en las películas", o la literatura: "La descripción que hace Edith Wharton en 'La edad de la inocencia' de la mansión de la señora Manson Mingott es uno de los pasajes más memorables de un texto sobre arquitectura en una obra de ficción".

De convicciones eclécticas, Goldberger defiende la intervención de "muchas fuerzas" para configurar las ciudades. "Los arquitectos deben comprometerse con la planificación de las ciudades pero tienen que dejar sitio a más voces y a más sensibilidades. Deben ser configuraciones plurales".

Aunque cree que "sería un problema" que solo se construyeran edificios emblemáticos, que en ocasiones son para mayor gloria de sus autores, reconoce que este tipo de edificación también ha traído cosas muy positivas.

Ejemplo de ello es el Museo Guggenheim de Bilbao, obra del arquitecto Frank Gehry sobre el que Goldberger escribe actualmente una biografía.

Convertido en uno de los edificios más relevantes del siglo XX, "ha cambiado la consciencia y la percepción general de la arquitectura en la sociedad. Ha hecho que mucha gente empiece a fijarse y a que le guste la arquitectura. En las ciudades siempre tiene que haber edificios de primer plano y edificios de fondo".

Reconoce, sin embargo, que no le parece mal que "en un momento de crisis como el actual exista un debate. No va a haber más remedio que construir más racionalmente", opina.

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