Portugal analiza con España si hay conexión entre los dos robos de armas

Lisboa.- Portugal ha pedido a España información sobre el robo de armamento ocurrido este fin de semana en una base militar de Badajoz para analizar si puede estar relacionado con un caso similar ocurrido en un cuartel luso las pasadas Navidades.

Un portavoz de la Policía Judicial Militar (PJM) portuguesa confirmó a Efe que un equipo de agentes se desplazará próximamente a España para reunirse con los responsables de la investigación y estudiar las características de ambos casos.

Los hechos se remontan al lunes 3 de enero, cuando los cerca de 350 militares que ocupan habitualmente el cuartel de Carregueira (cerca de Sintra, en la zona central de Portugal) fueron obligados a permanecer en el centro durante cinco días debido a la desaparición de diez armas, entre ellas rifles de asalto y pistolas, durante las vacaciones de Navidad.

Este suceso guarda similitudes con el ocurrido en la madrugada del pasado lunes en la Base General Menacho del municipio de Botoa, en Badajoz, donde fueron sustraídos una veintena de fusiles HK, los de uso habitual de las Fuerzas Armadas, y una decena de armas cortas.

Las autoridades españolas y lusas se encontrarán "próximamente" para intercambiar información sobre los dos casos y dilucidar si pueden ser obra de una banda especializada en este tipo de robos, según la PJM portuguesa.

Por el momento, las investigaciones llevadas a cabo en suelo portugués señalan como implicados a ocho militares del cuartel de Carregueira, según informaron fuentes de la Policía Judicial Militar.

La prensa portuguesa destacó esta semana las similitudes entre los robos registrados en España y Portugal, con la sustracción de fusiles de asalto y un "modus operandi" parecido, que apunta a que los ladrones tuvieron ayuda de algún militar.

El robo de armamento en el cuartel de Carregueira levantó una gran polémica en Portugal, sobre todo por la retención durante cinco días de cerca de 350 militares en el interior del cuartel.

El ministro de Defensa luso, Augusto Santos Silva, calificó lo ocurrido de "un delito de gravedad".