"Ninguna fuerza puede separarnos", le dijo Xi a Ma. "Somos una familia".
A su vez, el taiwanés pidió respeto mutuo.
"Ambas partes deberían respetar los valores y el modo de vida de la otra", le dijo Ma al jefe de Estado chino Xi Jinping.
Previamente, los dos mandatarios se dieron la mano y sonrieron ante una masa de periodistas concentrados en un hotel de Singapur, antes de iniciar su reunión a puerta cerrada.
La cumbre es la primera entre los presidentes de China continental y Taiwán, desde el divorcio político de ambas partes en 1949 al término de la guerra civil, que llevó al poder a los comunistas en Pekín.
Del encuentro entre ambos líderes no se esperan acuerdos ni comunicados conjuntos. Cada parte se niega formalmente a reconocer la legitimidad de la otra.
Desde que llegó al poder en 2008, Ma ha promovido una política de acercamiento a Pekín, propiciando un boom turístico, la apertura de vuelos directos y la firma de más de 20 acuerdos comerciales, además de la cumbre de este sábado.
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