El catador de comida es como el canario en la mina de carbón cuya función es advertir a los mineros sobre escapes de gas. Es un trabajo que parecía pertenecer a otras épocas, pero lo cierto es que el presidente de Rusia, Vladimir Putin, emplea entre su personal un catador a tiempo completo.
Como cada años el "Club des Chefs des Chefs", la asociación que agrupa a los cocineros encargados de preparar la comida a jefes de Estado y líderes mundiales, se ha reunido en Londres. Así el diario The Independent ha podido desvelar que Putin no prueba bocado sin que antes lo pruebe otra persona de confianza. No sólo eso, la preparación corre a cargo del personal de seguridad, no de un equipo de cocina. No extraña tanto si se tiene en cuenta los precedentes por envenenamiento de polonio relacionados con personalidades y espías de la antigua Europa del este. El caso más conocido es el del exespía, Alexander Litvinenko.
También los presidentes de Estados Unidos toman precauciones. Según Joseph Petro, un ex agente del Servicio Secreto de George W. Bush, "el presidente de EE.UU. no come nada que no haya sido preparado por personal de la Casa Blanca y servido por un camarero de la Casa Blanca. Si el Presidente asiste a una cumbre extranjera, se averigua el menú y los ingredientes se traen desde la Casa Blanca".
También el exdictador iraquí, Sadam Hussein, dispuso de varios catadores, y el exdictador rumano, Nicola Ceaucescu. En cambio Hitler, que era vegetariano, nunca tomó esa precaución.
Los "Chefs de los jefes, esa sería la traducción literal del nombre de la asociación, ha desvelado otros datos. Por ejemplo que "la Reina (Isabel) no se acerca al marisco, Barack Obama no soporta la remolacha y el príncipe Felipe (de Inglaterra) prefiere la cerveza al vino durante el almuerzo.
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