Reformistas acuerdan candidato de consenso y conservadores afilan estrategia

  • En la penúltima jornada de campaña y cuando faltan tres días para los comicios presidenciales en Irán, los reformistas consiguieron hoy acordar un único candidato de consenso, mientras los ultraconservadores afilan su estrategia, de cara a las votaciones del viernes próximo.

Chema Ortiz

Teherán, 11 jun.- En la penúltima jornada de campaña y cuando faltan tres días para los comicios presidenciales en Irán, los reformistas consiguieron hoy acordar un único candidato de consenso, mientras los ultraconservadores afilan su estrategia, de cara a las votaciones del viernes próximo.

Hoy, el candidato reformista moderado Mohamad Reza Aref anunció que abandonaba la campaña para dar más opciones al otro candidato de su corriente, Hasan Rohani, aunque lo hizo con aparente desgana.

Aref no citó en su comunicado de renuncia a Rohani e insistió en que dejaba la campaña a petición del expresidente Mohamed Jatami, con el que fue vicepresidente primero y al que calificó de "líder del sector reformista".

Jatami, que según los comentaristas locales ha negociado la renuncia de Aref con el también expresidente reformista moderado Akbar Hashemi Rafsanyani, considerado el mentor de Rohani, sí apoyó expresamente al ya candidato de consenso de su sector, al que pidió que, de ganar las elecciones, promueva "un cambio positivo".

Los reformistas esperaban también la renuncia en favor de Rohani del tecnócrata, Mohamad Gharazi, quien apuntó hace días que podría retirarse, aunque hoy su hijo, Mohamad Zahir Gharazi, lo ha negado y ha afirmado que su padre seguirá su campaña.

En todo caso, los reformistas realizan todos los esfuerzos posibles para forzar una segunda vuelta entre Rohani y uno de los cuatro candidatos ultraconservadores que quedan en liza para reforzar así sus posibilidades.

Tanto Aref como Rohani han llamado a acudir a las urnas a los seguidores de los reformistas, entre los que reina el desencanto y el rechazo al régimen islámico tras las elecciones de 2009, que ganó oficialmente el actual presidente, Mahmud Ahmadineyad, con el apoyo del sistema teocrático de la República Islámica.

Los reformistas, que participaron en 2009 con entusiasmo en favor de los candidatos del Movimiento Verde, Mir Husein Musavi y Mehdi Karrubi, denunciaron entonces fraude y promovieron protestas tras los comicios, que fueron reprimidas con el resultado de decenas de muertos y miles de heridos y detenidos, entre ellos los dos líderes.

Ahora, calificados de "sediciosos", los reformistas más avanzados han sido barridos de la contienda electoral y promueven el boicot a los comicios, mientras que el entorno de Ahmadineyad, triunfador hace cuatro años, también ha sido marginado por el sector más religioso y tachado de "desviacionista" del régimen islámico.

Así las cosas, los candidatos ultraconservadores, cercanos al líder supremo, ayatolá Ali Jamenei, y aparentemente avalados por el poder militar de los Guardianes de la Revolución, también afilan sus estrategias y, de entrada, ha renunciado uno de los cinco, Gholam Ali Hadad Adel.

Entre los cuatro restantes las dudas sobre quien puede ser el ganador, en lugar de aclararse son cada día mayores, pues Ali Akbar Velayati, asesor del líder, parecía hace pocas jornadas descartado y, ahora, ya tiene apoyos importantes, como el de un influyente grupo de clérigos chiíes y la mayoría del Parlamento.

En mejor lugar para ganar los comicios parecía estar el secretario del Consejo Supremo de Seguridad Nacional y negociador nuclear de Irán, Said Jalili, cuya candidatura ahora respaldan públicamente sólo los grupos más radicales del régimen.

De los dos ultraconservadores restantes, ambos más pragmáticos y con amplio historial militar, el alcalde de Teherán, Mohamad Bagher Qalibaf, y el secretario del Consejo del Discernimiento, Mohsen Rezaei, el primero es una figura ascendente y con abundante apoyo y el segundo recurrente pero aparentemente menos atractivo.

Así planteada la elección, el país tiene claro que quienes dirigen el sistema, encabezados por Jamenei, quieren un presidente ultraconservador y pocos dudan de que así será, aunque, para promover la participación, se facilite una segunda vuelta entre el candidato reformista Rohani y otro del ala principalista.

Las elecciones locales, que por primera vez se han unido a las presidenciales y serán el próximo 14 de junio, son también reclamo para el voto, pues es mucha gente acude a votar a sus representantes municipales, un nivel mucho más cercano al ciudadano, sobre todo en zonas rurales y pequeñas ciudades.

De esta manera, el régimen podrá mostrar colas de votantes en los colegios, que en las pasadas legislativas de 2010 brillaron por su ausencia, y realizar un nuevo referéndum de apoyo al sistema teocrático de la República Islámica, que asocian con la participación.

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