'Hijos de Roma': los habitantes de la villa de Cuenca más ostentosa de Hispania

  • Noheda es una pedanía de Villar Domingo García, el pueblo donde se ha descubierto un complejo rural sin parangón en el Imperio. Hablan sus habitantes.
Entrada a la aldea de Noheda, Cuenca, donde está la villa romana.
Entrada a la aldea de Noheda, Cuenca, donde está la villa romana.
José Gómez

"¿Qué si me siento romano? ¡Yo soy católico, apostólico y romano! ¡Romano por partida doble soy!", bromea Federico, uno de los once habitantes de la pedanía conquense de Noheda, que depende del pueblo conquense de Villar Domingo García. A Federico le hemos pillado frente a la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción vigilando la evolución de un joven nogal. "Esa piedra junto a la Iglesia es romana. Todos tenemos cosas en nuestras casas, antiguamente se construía con lo que había y las piedras del yacimiento estaban ya cortadas. Aquí si escarbas un poco sale un trozo de cerámica romana o una tesela (fragmento de mosaico)", dice señalando los alcorques de unos olmos recién plantados. 

"Toda la aldea está sobre una gran villa romana; la necrópolis está por allí y encima, en este cerro, hay restos íberos. Hay alguna moneda roñosa, pero poca cosa", dice mientras baja la mirada y se vuelve a su casa para hacer la comida a su mujer enferma. Federico Alcalde tiene 85 años y ha sido toda la vida maestro encuadernador en Cuenca. Es padre de ocho hijos y después de vender el piso "que le dio Franco" se ha vuelto a su pueblo, que casualmente está en el lugar donde se emplaza la villa romana más ostentosa de toda la Hispania Romana. Un hecho que fascina a este anciano, que tiene un vicio confesable: buscador de tesoros "con licencia, ¿eh?"

Mosaico de la villa romana de Noheda, Cuenca.
Mosaico de la villa romana de Noheda, Cuenca. / José González

Y sabe que los romanos ricos amaban la 'rurs in urbe' (el campo en la ciudad en latín), por lo que tiene claro que lo más jugoso está por desenterrar. También que tres poderosas ciudades romanas también son conquenses: Segóbriga, Valeria y Ercávica y que Noheda no está muy distante de esta última. Conoce al dedillo que la conquista de estas tierras llevada a cargo por Tiberio Sempronio Graco en el año 179 antes de Cristo, la romanización dejó sus huellas en Cuenca. La riqueza de la tierra y las posibilidades de explotación económica fueron el móvil que condujo al pueblo romano hasta ellas. 

Federico Alcalde, maestro encuadernador y habitante de Noheda, Cuenca.
Federico Alcalde, maestro encuadernador y habitante de Noheda. / José González

Hace la friolera de 17 siglos un misterioso noble romano, que algunos apuntan que podría ser el propio emperador Teodosio I de origen hispano, levantó una gigantesca hacienda rural. Diez años de excavaciones han permitido desenterrar el 5% del yacimiento y han sacado a la luz, de momento, el mayor mosaico figurativo del Imperio y una gran colección de esculturas de mármol con las principales divinidades clásicas. Un lujo para un anciano buscador de tesoros. Y una potencial fuente de riqueza para este pequeño municipio de 225 habitantes que ve como se ha cerrado la escuela, se ha abandonado el cuartel de la Guardia Civil con sus familias y donde la cercanía con Cuenca (15 minutos en coche) juega más en contra que a favor. 

De la mano de Federico conocemos a Agustina, casada con Andres, descendiente de los colonos de Noheda. Tanto que la familia sigue refiriéndose inconscientemente a José Luis Lledó, un afamado psiquiatra que adueña el 50% del pueblo "y las tierras hasta donde llega la vista", como "el amo". Noheda era en un principio tierra del Cabildo de Cuenca, pero en la desamortización del siglo XIX lo compró un antepasado de Lledó. Como no podía ser de otra manera, el rico galeno tenía el mosaico en su finca y lo descubrió porque se le enganchó un arado a uno de sus operarios en los años 80. El titular fue expropiado por el Ayuntamiento en 2013 y reclama 48,9 millones de euros por el valor del yacimiento romano. Una comisión académica lo valoró en 2014 en seis millones, mientras que el municipio ofreció 7.500 euros por las cinco hectáreas de suelo rústico.

Agustina con Federico en Noheda, Cuenca.
Agustina con Federico en Noheda. / José González

Ahora todos quieren un pedazo de la hacienda de un romano inmensamente rico que tuvo su paraíso de 80 kilómetros cuadrados con edificaciones que ocupan 10 hectáreas. Un misterioso hombre que hace traer los mejores materiales del mundo conocido para decorar las estancias y ordena diseñar un gigantesco mosaico figurativo, que los expertos consideran que es el más grande del Imperio romano: 291 metros cuadrados de teselas elaboradas con los mármoles y piedras más preciados. Teselas de hasta quince tamaños para simular proporciones. De oro y de cristal. Y toda la gama de colores y sus matices. Un virtuosismo que pocos podían costearse. 

Por la mañana en Noheda apenas hay vecinos. La pareja joven que vive con dos niñas en la parte alta está trabajando en Cuenca y el resto laborando en las viñas, una costumbre romana que perdura en esta serranía. El alcalde Javier Parrilla nos conduce hasta la villa. Lleva 20 años en el cargo por el Partido Popular y nos abre un yacimiento cerrado al público, para seguir haciendo catas en el yacimiento y desenterrando el tesoro que esconde el subsuelo. "Prácticamente todo lo que se ha invertido aquí ha sido gracias a la Diputación. Ahora hemos conseguido una subvención de Fomento de 500.000 euros, pero para sacar esta Villa se necesitan millones", asegura. Parrilla, como el 80% de los habitantes de este pueblo, tiene los ojos claros, dice que aquí más que romanos son gallegos, de repoblación después de la Reconquista, y es muy fuerte en el pueblo el apellido Carballo. 

Uno de los mosaicos de la villa romana de Noheda, Cuenca.
Uno de los mosaicos de la villa romana de Noheda. / José González

Parrilla habla como un arqueólogo explicando los impresionantes frescos del triclinum, una estancia de la casa romana que ocupa más de 700 metros cuando en las villas de Pompeya no se llegaba a 50. El rictus político le sale cuando habla de Lledó y la reclamación millonaria por su expropiación: "La Ley de Patrimonio Histórico establece en su artículo 44 que el descubridor deberá comunicar a la Administración competente su descubrimiento en el plazo máximo de 30 días e inmediatamente cuando se trate de hallazgos casuales", alega. Como se descubrió en los años 80 y al no haber avisado en el plazo que marca la ley, no le correspondería el “premio”.

No fue hasta 2004 cuando las autoridades fueron conscientes del hallazgo. Ramón Villa, jefe de servicio de Patrimonio de la Junta, da su versión: “Lo encontraron y no hicieron nada. Se callaron. Es cierto que durante más de 20 años pararon la actividad agrícola en la finca, por lo que ha llegado hasta nosotros en buen estado, esto hay que reconocerlo, pero no dieron el aviso a que obliga la ley”. Ahora, el edificio permanece cerrado y el yacimiento parado por falta de financiación. 

El alcalde popular Javier Parrilla en el centro de interpretación de Villar, Cuenca.
El alcalde popular Javier Parrilla en el centro de interpretación de Villar, Cuenca. / José González

Por la tarde, en el Bar Goyo hay varios miembros de la Asociación Villa Romana de Noheda, que congrega a unas 50 personas del pueblo que se consideran "muy romanos". Están preparando las jornadas romanas que llevan en el pueblo ocho ediciones. Todos han participado en las excavaciones y relatan con pasión de arqueólogo sus descubrimientos. "Yo me había dedicado siempre a la limpieza y trabajar en el yacimiento como voluntaria se convirtió en mi pasión. Yo les preguntaba a los arqueólogos, y ¿por qué este mármol se limpia tan bien? Y me decían que porque era más caro. Hay treinta tipos de mármoles aquí, esto no tiene precedentes en ningún edificio del Imperio Romano". Lo relata María del Mar Arribas, una mujer que se siente orgullosa de haber encontrado una escultura de mármol blanco. "Isabel, la arqueólogo, me dijo: sácalo, tú. Nunca lo olvidaré".

Ella, como Carmen Ballesteros, lleva una década formándose de manera autodidacta sobre Roma. Carmen se siente también muy afortunada por haber sacado un mosaico. "Con una postura malísima, tumbada en el suelo con un cepillito. Entonces no estaba el edificio construido y estábamos en el campo con sombrillas y luego con una carpa. Es una pena que solo se haya sacado el 5%, queda el edificio de recepciones, todas las estancias de la villa, solo hemos sacado una, las termas....", relata. Y es que a estas señoras no les falta vocabulario y tan pronto te hablan de la 'terra sigilata Hispánica', como de las teselas doradas o de los mitos de sus mosaicos que conocen al dedillo. 

María del Mar Arribas, en el centro de interpretación Villa de Noheda, Cuenca.
María del Mar Arribas, en el centro de interpretación Villa de Noheda. / José González

Ellas también forman parte de la comitiva que organiza las jornadas romanas que trufan con obras satíricas de teatro. Todos claman para que la Junta de Comunidades de Castilla La Mancha venga, de algún modo, a visitarles e inyecte dinero para poder abrir el mosaico al público y seguir descubriendo tesoros. "Es que aquí, señora, somos muy de Roma", afirman.

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