Rosa Díez abandona UPyD "por respeto y por cariño"

    • La antigua líder de la formación magenta ha anunciado su baja en su página de Facebook
    • "Ha sido un gran honor recorrer el camino con todos vosotros.", concluye su mensaje en el que pide la disolución del partido y un final digno
Rosa Diez ve "absolutamente vil y cobarde" el acoso a diputados por parte de la plataforma contra desahucios
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Rosa Díez deja UPyD. La formación que nació en 2007, año que en la política vasca dejó el PSOE, vive después de perder representación parlamentaria en 2015, uno de sus peores momentos. Ahora este momento se agrava tras la baja de su principal militante, y fundadora. Además, la política vasca pide la disolución del partido y un final digno.

Rosa Díez, que fue diputada en 2008 y luego logró grupo parlamentario en 2011, abandona un proyecto en el que destaca que "era posible hacer política de otra manera y que no es necesario gobernar o tener mayorías para influir y promover las reformas que la sociedad española necesita."

La diputada vasca ha firmado prácticamente la defunción que ella misma fundó. "Nuestro partido nunca quiso ser un fin en si mismo, siempre supimos que nuestra única razón de existir radicaba en ser un instrumento útil para los ciudadanos." Por eso tras los resultados electorales, tanto autonómicos como Generales, la que fue líder del partido asegura que "impiden que sigamos cumpliendo el objetivo para el que nacimos".

Por eso da por muerto al partido pero a no a sus ideas que resurgirán de otra manera: "Creo que cualquier oportunidad futura para defender nuestras ideas de forma efectiva exige, necesariamente, darle un nuevo alumbramiento tras dar un final digno a nuestro querido partido".

Por eso, y porque para disolver el partido haría falta debate y una mayoría de dos tercios, y como no quiere dar más batalla por respeto y cariño en el partido ha decidido darse de baja del mismo.A continuación les reproducimos el mensaje íntegro.

Unión Progreso y Democracia nació para defender el Estado y provocar cambios políticos radicales desde dentro de las instituciones, algo que hemos venido haciendo durante nuestros ocho años de vida, demostrando también que era posible hacer política de otra manera y que no es necesario gobernar o tener mayorías para influir y promover las reformas que la sociedad española necesita.

Aunque la mayoría de los promotores de UPyD éramos vascos decidimos constituir un partido político nacional para impulsar desde el Congreso de los Diputados los cambios que nuestro país necesitaba y con un discurso común para toda España. Nuestro partido nunca quiso ser un fin en si mismo, siempre supimos que nuestra única razón de existir radicaba en ser un instrumento útil para los ciudadanos. Tampoco nacimos para conquistar el poder a toda costa, sino para cuestionar la esencia misma del poder y para dar a los ciudadanos una alternativa política desde las instituciones.

Mientras tuvimos los instrumentos institucionales para generar los debates que precederían a los cambios fuimos útiles para los ciudadanos, incluso sin mayorías electorales, pero los resultados electorales del 20D que nos dejaron fuera del Congreso más nuestra escasa representación institucional, derivada de las elecciones municipales y autonómicas de mayo, impiden que sigamos cumpliendo el objetivo para el que nacimos. En mi opinión debemos asumir y respetar el veredicto de los ciudadanos y actuar de forma consecuente para preservar nuestro proyecto y todo lo bueno que contiene la trayectoria política de UPyD evitando una más que inexorable y dolorosa deriva.

Puedo comprender muy bien a quienes deseen perseverar en la contienda electoral, pero creo que cualquier oportunidad futura para defender nuestras ideas de forma efectiva exige, necesariamente, darle un nuevo alumbramiento tras dar un final digno a nuestro querido partido. Solo de este modo, cuando lleguen nuevos tiempos, será posible reivindicar y alumbrar un nuevo proyecto sobre el magnífico legado que dejaremos tras estos ocho intensos años de vida y de trabajo.

Habría deseado que este debate se surgiera libre y sereno en un Congreso convocado para decidir entre todos los afiliados la disolución del partido -algo que según nuestros Estatutos requiere de una mayoría de dos tercios-, pero no ha sido posible. Por respeto a las personas y a nuestra historia común, no deseo librar ninguna batalla dentro de la maltrecha UPyD. Por eso, porque quiero ser coherente y hacer lo que me dicta mi conciencia, la única opción que me queda es darme de baja en nuestro partido. Tomo esta dolorosa decisión por cariño y por respeto hacia toda mi familia magenta para la que guardo una inmensa gratitud.

Ha sido un gran honor recorrer el camino con todos vosotros.

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