Ferraz se ha acostumbrado a vivir en un ambiente de sobresalto permanente. Este jueves, primero fue Chacón, después ILozano. Las dos bajas para las listas del 20-D generan una lectura encontrada para la dirección socialista.
La renuncia de la exministra a su candidatura para las primarias del PSC no supone en ningún caso que se retire de la primera línea política, asume el entorno de Sánchez. De hecho, mantiene el puesto en la ejecutiva socialista como secretaria de relaciones internacionales, así como sus cargos en la cúpula del PSC.
Desde el Congreso, en una comparecencia breve, Chacón empezó a revelar ya ayer hacia donde va la maniobra. Admitió que el primero en conocer la decisión de no aparecer en las listas fue Rodríguez Zapatero, el expresidente convertido en su gran valedor y consejero. Hace un mes. Sánchez supo de las intenciones el día antes, y por una llamada telefónica. Un nuevo ninguneo para el secretario general, en la misma semana, para más inri, en la que confirmó también lo estéril de su aspiración presidencialista.Los últimos movimientos del 'frente anti-Sánchez'
Chacón ya amagó en dos ocasiones más con la retirada definitiva. La primera, en 2012, tras batallar con Pérez Rubalcaba los mandos del socialismo. La segunda, cuando decidió poner mar de por medio para dedicarse en Miami a su labor docente. Por eso, son más quienes en esta nueva retirada ven una maniobra dirigida por Zapatero y Susana Díaz, el 'frente anti-Sánchez' que planea cómo descabezar la dirección del partido.
Los últimos gestos del expresidente dan cuenta de su aspiración a renovar protagonismo y a dirigir los hilos de una operación que suma también al exministro José Bono, y a Eduardo Madina.
La presidenta andaluza, que tiene en el exdiputado vasco a uno de sus nuevos 'hombres fuertes' , presiona para volver a meterlo en el Congreso en las próximas generales. El 20-D, ir de siete por las listas de Madrid le dejó sin escaño. Ahora, Sánchez no tiene ninguna intención de mejorar sus expectativas. El puesto de salida será el mismo.
Las semanas que quedan hasta las elecciones serán un largo desierto para Sánchez, que a duras penas trata de recomponer su liderazgo. Si Ferraz dio por perdida cualquier opción de pacto con Podemos ya casi en febrero, Sánchez parecía aferrado hasta el último minuto a un acuerdo imposible. Al milagro. A uno de los acostumbrados golpes de efecto de Iglesias, siempre imprevisible.El liderazgo de Sánchez está en el umbral de los 90 escaños
Sus críticos le han permitido un margen envenenado hasta las nuevas generales, para el 27-J darle la puntilla. El peor pronóstico para el secretario general-menos de 90 escaños- parece confirmarse. Entonces, la reválida de su liderazgo confirmará el suspenso. Y Díaz tendrá que decidir. O ahora o nunca.
El PSOE reúne este sábado a su comité federal para aprobar el calendario de las primarias que elegirán candidato. Será Sánchez, salvo sorpresa 'in extremis'. Aunque el debate será otro, el de la composición de las listas, el cartucho de los 'sanchistas' para blindar el poder.
El paso atrás de Irene Lozano le evita a Sánchez una nueva crisis con los contrariados por el fichaje. Le obliga, eso sí, a rehacer la lista de Madrid, sin duda la más estratégica y a cambiar sus planes, que eran los de mantener prácticamente intactas las listas del 26-J.
La duda es ahora si el líder socialista tirará de Meritxell Batet, su número dos en Madrid, para cubrir la baja de Chacón. En ese caso, lo previsible es que Sánchez pueda recuperar a su secretaria de Empleo, Luz Rodríguez, a quien la entrada de Lozano desplazó a Guadalajara. El secretario general, no obstante, prefiere que Rodríguez vaya como número cuatro.
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