Sandinistas sumaron a control parlamentario aplastante mayoría en municipios

  • El gobernante Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) consiguió este año el control de 134 de los 153 municipios, incluida Managua, lo que sumado a su amplia mayoría parlamentaria da al presidente Daniel Ortega un poder casi absoluto para apostar por una nueva reelección en 2016.

Luis Felipe Palacios

Managua, 20 dic.- El gobernante Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) consiguió este año el control de 134 de los 153 municipios, incluida Managua, lo que sumado a su amplia mayoría parlamentaria da al presidente Daniel Ortega un poder casi absoluto para apostar por una nueva reelección en 2016.

Ortega, que en 2011 consiguió ser reelegido por tercera vez, y segunda consecutiva, para un nuevo mandato de cinco años, contará a partir del 10 enero de 2013 con el respaldo de cerca del 90% de los gobiernos locales, incluidas 16 de las 17 capitales de provincia.

Esto sumado a la mayoría absoluta que los sandinistas tienen en el Congreso y el respaldo del Ejército y la Policía Nacional, que lo ha convertido en el mandatario con más poder en la historia política del país, igual al que tuvo la familia Somoza en el siglo pasado.

"En este ejercicio electoral del 2012, Ortega se propuso el control del total de gobiernos municipales, a eso se dirigieron sus acciones desde mucho antes que iniciara la campaña electoral", valoró en un análisis el Observatorio Nacional de la Gobernabilidad del Centro de Investigaciones de la Comunicación (Cinco), crítico con el Ejecutivo.

Según Cinco, que dirige el periodista Carlos Fernando Chamorro, hijo de la expresidenta Violeta Chamorro (1990-1997), desde que Ortega retornó al poder en enero de 2007 "buscó la subordinación total de los gobiernos municipales a la estrategia de centralización del poder y control total en su propia figura".

"El interés en este tipo de control no se limita al ejercicio puro y duro del poder, sino que también se relaciona con aspectos muy prácticos como el control de los recursos y la gestión pública local", indicó Cinco en su análisis.

Ortega, de 67 años, lleva casi la mitad de su vida como líder indiscutible del FSLN, partido del que ha sido su único candidato presidencial en los comicios de 1984, 1990, 1996, 2001, 2006 y 2011.

Su esposa, Rosario Murillo, adelantó el 13 de septiembre en un acto electoral de su partido en la provincia occidental de Chinandega que Ortega "tiene que ganar las elecciones en el 2016".

Tras ese anuncio, la Conferencia Episcopal de Nicaragua acusó al Gobierno, aunque sin mencionar directamente a Ortega, de ejercer la autoridad "en modo autocrático y abusivo" y tener un "deseo desmedido" de "perpetuarse" en el poder.

"La vida política del país está hoy dominada por un estilo de ejercer la autoridad en modo autocrático y abusivo, que se manifiesta a través de la concentración de poder y el deseo desmedido de conservarlo y perpetuarse en él", señaló el Episcopado nicaragüense a través de un mensaje leído a la prensa por su secretario general, el obispo Silvio Báez.

El exembajador sandinista en Washington Carlos Tunnermann, ahora crítico con Ortega, dijo Efe que en Nicaragua "estamos viendo una reedición más grave aún que la dinastía de los Somoza (1937-1979)", con los deseos del mandatario de mantenerse en el poder.

Para la exguerrillera y exministra sandinista Dora María Téllez, también crítica con el Gobierno, una nueva candidatura de Ortega vendría "a confirmar un proyecto fascista", porque "hay un afán totalitario" en el que todo gira en torno a una sola persona.

Según sus detractores, Ortega, al controlar en forma absoluta todos los poderes del Estado, ha despejado el camino para su entronización indefinida y no querrá dejar el poder por las buenas.

El año 2012 también estuvo marcado para Nicaragua por un histórico fallo a su favor en la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya que redefinió sus límites marítimos con Colombia.

La CIJ dejó en manos de Colombia siete cayos del archipiélago de San Andrés, cuyas islas mayores ya se habían concedido a este país en 2007, y otorgó a Nicaragua una franja marina en esa zona que Bogotá calcula en unos 70.000 kilómetros cuadrados y Managua en más de 90.000 kilómetros cuadrados.

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