Sequía. Los regantes exigen "presas y embalses" y "no acordarse de santa bárbara solo cuando truena"


El presidente de la Federación Nacional de Comunidades de Regantes (Fenacore), Andrés del Campo, afirmó este viernes que además de soluciones "sobre el papel" como decretos especiales y planes de emergencia de las cuencas, “la sequía debe también combatirse con un Plan Hidrológico Nacional coherente" y mediante obras hidráulicas "capaces de asegurar el abastecimiento en periodos de falta de lluvias como el actual”.
Según Fenacore, luchar contra la sequía "sin embalses o trasvases" es “insuficiente” y, de hecho, reivindicó la construcción de 50 presas en el futuro. La federación denuncia que "en 2004 se derogara el trasvase del Ebro y se aprobara como alternativa el Programa AGUA con las desaladoras como medida estrella, hoy por hoy infrautilizadas”, por lo que defiende la construcción de embalses y trasvases.
Para Del Campo, "no puede ser que hagamos con la sequía como con Santa Bárbara, sólo acordarnos de ella cuando truena". "Es verdad que la experiencia anterior nos permitirá afrontar con más organización la falta de lluvias”, admitió, pero “si estuvieran construidas las obras necesarias, hoy no estaríamos hablando de esto y no sería noticia", aseveró.
En este sentido, respaldó la decisión del ministro de Agricultura, Miguel Arias Cañete, de alcanzar un Pacto Nacional del Agua entre todas las fuerzas políticas y sociales que fortalezca el papel del Estado en la gestión de las cuencas e impulse la aprobación de los planes de cuenca "para dar luz verde urgentemente a un Plan Hidrológico Nacional, que acumula a efectos prácticos un retraso de ocho años".
"Las últimas estimaciones muestran que haría falta cerca de medio centenar de nuevas presas para afrontar las sequías que azotan de forma cíclica al país, y que debido al cambio climático vienen seguidas de lluvias cada vez más torrenciales", subrayó Del Campo. De esta forma, las obras de regulación "permitirían almacenar el agua, impedir las inundaciones y no desperdiciar después recursos que luego se necesitarán en épocas de escasez", opinó.
Citó la cuenca del Ebro como “claro ejemplo” de ello, pues “no se puede concebir que cada vez que llueva se inunde la zona media y cabecera del río (obligando a liberar el exceso de caudal sobre las tierras agrícolas cercanas), y que exista un déficit unos meses después en una gran parte de la cuenca, como ocurre actualmente en la margen izquierda".

Mostrar comentarios