Un sistema de segunda vuelta, como el de Francia, daría una clara victoria al PSOE

  • Si en España hubiese segunda vuelta y los electores votaran al partido -de dos- que tienen más cerca ideológicamente, el PSOE obtendría 1,14 millones de votos más que el PP.

    Sin embargo, la segunda vuelta es imprevisible, como hemos visto en Francia. Los socialistas pidieron el voto para Sarkozy para evitar la víctoria de la extrema derecha.

Un sistema de segunda vuelta, como el de Francia, daría una clara victoria al PSOE
Un sistema de segunda vuelta, como el de Francia, daría una clara victoria al PSOE
Enrique Morales / Pedro M. Puerta

Nada hace prever que tras el 26-J todo mejoré considerablemente, en el sentido de que los resultados electorales muestren un claro vencedor o que los responsables políticos decidan hablar, ponerse de acuerdo y sacar adelante un gobierno para España.

Ante esta situación de previsible atasco político, La Información ha analizado ha analizado diferentes sistemas electorales vigentes en países de nuestro entorno y ha realizado un ejercicio de política ficción para averiguar cual sería el resultado si se aplicasen en España.

Uno de ellos es el sistema a doble vuelta, que se aplica con éxito en bastantes países latinoamericanos, pero también en uno de los que tenemos más cerca, como Portugal o Francia.

En un sistema de segunda vuelta, como el de Francia, si en la primeras votación ningún partido obtiene mayoría absoluta, se produce una segunda votación entre los dos partidos más votados.

En el supuesto español, las elecciones del 20-D hubieran dado una segunda vuelta con el PP (7.215.752 votos) y el PSOE (5.530.779) enfrentándose por el cetro de vencedor. El proceso se haría teniendo en cuenta el número de votos que obtuvo cada partido en el 20-D y sumándoles a cada uno los votos que obtuvieron partidos de su línea ideológica.

Por ejemplo, los votos de los ciudadanos que respaldaron a Podemos en la primera vuelta irían, supuestamente, al PSOE; mientras que los del PNV -partido demócrata cristiano y liberal-, presuntamente, al PP. Teniendo en cuenta su ideología lo más razonable es que los simpatizantes de Ciudadanos -social liberal- o los de Democracia i Llibertat -centro derecha- unieran sus votos a los de los populares.

Los más de 25 millones de votos que fueron a 54 partidos (sin contar a los partidos minoritarios Escaños en Blanco ni Muerte al Sistema) se los tendrían que repartir el PP y PSOE.

El resultado que obtendríamos en este ejercicio de política ficción sería el siguiente: 

Votantes a favor del PP: 11.887.080 votos

Votantes a favor del PSOE: 13.037.042 votos

Sin embargo, este resultado es solo una hipótesis y podríamos hacer un ejercicio más de política ficción con una estimación de voto de los ciudadanos diferente.

Así, no habría que descartar, por ejemplo, que muchos votantes del DiL, que en los últimos tiempos va de la mano con Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), negasen su voto al PP, aunque su modelo económico coincide. Tampoco sería descartable, por ejemplo, que los votantes tradicionales del PNV prefiriesen abstenerse o votar al PSOE o que los de los Ciudadanos no mayoritariamente por el PP.

Del mismo modo, tampoco toda la izquierda, que en parte ha refugiado su voto en Podemos, votasen al PSOE, al que ven un partido tradicional. similar al PP.

Hagamos una segunda proyección. Los votantes de los dos partidos nacionalistas de derechas priorizan sus pretensiones de mayor autogobierno -algo que apoyan más los socialistas que los populares- que su ideología de centro derecha y deciden votar al PSOE. Mientras, todos los votantes de Podemos deciden optar por la abstención, porque el líder de la formación morada propone esa opción. En este supuesto consideramos que las mareas alineadas a Podemos votan a favor del PSOE.

Votantes a favor del PP: 11.019.994

Votantes a favor del PSOE: 10.722.046

Algo que evidencia que el resultado de una segunda vuelta sería imprevisible podríamos verlo en Francia. En el país vecino, la mayoría de los franceses coincidieron que el enemigo a batir era el Frente Nacional.

El partido ultranacionalista y xenófobo fue el más votado en la primera ronda y ganó en seis regiones, pero no logró gobernar en ninguna. El Partido Socialista, el tercer partido más votado, pidió explícitamente el voto para la formación de derechas de Nicolás Sarkozy para evitar un mal mayor: la victoria de la extrema derecha.

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