Sri Lanka ante unas elecciones inesperadamente reñidas

  • Sri Lanka vivirá el próximo 8 de enero unas elecciones inesperadamente reñidas para decidir la continuidad o no en el poder del presidente Mahinda Rajapaksa por un tercer mandato contra una oposición que se ha unido bajo el paraguas de las acusaciones de supuesto abuso de poder y corrupción.

José Luis Paniagua

Nueva Delhi, 9 dic.- Sri Lanka vivirá el próximo 8 de enero unas elecciones inesperadamente reñidas para decidir la continuidad o no en el poder del presidente Mahinda Rajapaksa por un tercer mandato contra una oposición que se ha unido bajo el paraguas de las acusaciones de supuesto abuso de poder y corrupción.

Dos años antes de cumplir el mandato de seis ganado en 2010, Rajapaksa ha decidido adelantar las elecciones presidenciales en un intento de prolongar su gobierno con el convencimiento de que aún tiene crédito para hacerlo pese a algunos resultados electorales provinciales en los que su partido no salió bien parado.

Analistas y observadores políticos locales creen que el gobernante, que está en el poder desde 2005, ha tomado una decisión que podría volvérsele en contra ante las crecientes críticas a su forma de gobernar y la decisión de la oposición de unir esfuerzos alrededor de la figura de su exministro de Agricuktura Maithripala Sirisena.

Con el efecto aún a favor del triunfo en 2009 en la guerra contra la guerrilla de los Tigres de Liberación de la Patria Tamil (LTTE) y con una economía creciendo por encima del 7%, Rajapaksa llega a las elecciones confiado en que el reiterado discurso triunfalista del fin del conflicto le siga dando rédito en las urnas.

"El presidente sigue recordando cinco años después la guerra porque la ganó y es su plataforma política para pedir el voto", indicó a Efe el analista político Paikiasothy Saravanamuttu, del Center for Policy Alternatives de Sri Lanka.

A pesar de ello, Rajapaksa, líder del gubernamental Partido de la Libertad de Sri Lanka (SLFP), que encabeza la Alianza para la Libertad del Pueblo Unido (UPFA), no las puede tener todas consigo tras la derrota en septiembre del año pasado en el Consejo de la Provincia Norte, donde, pese a ser un feudo tamil, esperaba más de los 7 escaños que ganó de un total de 36.

El presidente ha sufrido un desgaste político por los señalamientos de la oposición en el ámbito interno, según indicó Saravanamuttu, e internacionalmente organizaciones como Amnistía Internacional o Human Rigths Watch han rechazado sus formas "autoritarias" sobre todo a partir de la enmienda de la Constitución que concentra en la figura del presidente grandes poderes.

Incluso el Consejo de Derechos Humanos en un informe emitido el mes pasado pidió la derogación de la enmienda 18 de la Constitución que entre otras cosas permite al presidente nombrar y destituir jueces y miembros de otros cuerpos independientes.

Además detrás de su figura se cierne la sombra de las acusaciones sobre crímenes de guerra por la campaña llevada a cabo en 2009 que finalizó con 26 años de conflicto civil.

La ONU ha condenado los intentos "permanentes" del Gobierno de Sri Lanka de obstaculizar la investigación que hace su Oficina de Derechos Humanos sobre los crímenes y abusos perpetrados durante el conflicto interno en este país.

Rajapaksa comenzó el mes aprobando reducciones de los precios de combustible y gas e incluso realizó una devolución masiva de objetos valiosos expoliados por los tamiles durante la guerra, y la Alianza ha pedido el voto para él para "derrotar a los conspiradores internos y externos empeñados en revivir el separatismo y el terrorismo".

Por su parte, Sirisena, antiguo secretario general del SLFP y que incluso había sonado entre los futuros sucesores de Rajapaksa, ha prometido derogar las enmiendas constitucionales aprobadas por el presidente.

Sirisena ha sabido reunir alrededor del Nuevo Frente Democrático (NDF) a 36 partidos de la oposición, incluido el principal Partido Nacional Unido(UNP).

El analista cree que en estas elecciones están en juego tanto la figura de Rajapaksa como su forma de hacer política.

"Son las dos cosas: el presidente acumula gran poder y eso facilita la posibilidad del populismo autoritario", indicó.

En su opinión, esta "va a ser una elección cerrada", asumiendo que "la mayor parte de las minorías" en un país con un 70 % de población budista y un 30 % repartido entre musulmanes, hindúes y cristianos, no votarán a favor de Rajapaksa.

"Una cosa que preocupa a la oposición es si, en caso de un resultado ajustado, se le permitirá obtener la victoria", dijo Saravanamuttu, al señalar que "es difícil especular" sobre ese punto pero es algo que la oposición y el Gobierno "deben abordar".

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