Suu Kyi se compromete en Tailandia a ayudar a los inmigrantes de Birmania

  • La nobel de la paz Aung San Suu Kyi se comprometió hoy a trabajar para mejorar la precaria situación de la amplia comunidad de inmigrantes birmanos que vive en Tailandia, destino de su primer viaje al extranjero en 24 años.

Mahachai (Tailandia), 30 may.- La nobel de la paz Aung San Suu Kyi se comprometió hoy a trabajar para mejorar la precaria situación de la amplia comunidad de inmigrantes birmanos que vive en Tailandia, destino de su primer viaje al extranjero en 24 años.

"Hoy haré una promesa, intentaré hacer lo mejor por vosotros", les dijo Su Kyi a varios miles de emocionados birmanos que fueron a su encuentro en la localidad de Mahachai, hogar de la mayor comunidad de inmigrantes birmanos en suelo tailandés.

En este centro neurálgico de la industria pesquera local que crea riqueza para Tailandia gracias a la mano de obra barata que aporta la vecina Birmania, arrancaron las actividades de Suu Kyi tras la primera salida de su país en casi un cuarto de siglo.

El gentío que abarrotaba los callejones estalló en jubiló cuando a duras penas el coche de color negro en el que viajaba la activista se abrió paso, con ayuda de la Policía, hasta las oficinas de la Fundación para los Derechos Humanos y el Desarrollo, organización dedicada a ayudar a los inmigrantes birmanos.

"He venido hasta aquí porque quiero ver las condiciones de vida de mis niños", dijo desde el balcón del edificio a la gente que le respondía con el ya habitual "Larga vida para la madre Suu Kyi" y levantaba su foto o la de su padre, el general Aung San, considerado el héroe de la Independencia de Birmania y asesinado en 1947.

En Tailandia, según el Instituto de Investigación Demográfica y Social viven cerca de 2,5 millones de inmigrantes birmanos, de los que casi la mitad son inmigrantes clandestinos que han escapado de la pobreza en su país para buscar trabajos mal remunerados en las industrias que emplean mano de obra intensiva, como la textil, agrícola y pesquera.

"Quiero que todos podáis regresar a nuestro país, pero de momento debéis permanecer aquí y respetar las leyes de Tailandia", señaló la nobel de la paz, de 66 años y que desde su liberación hace unos 19 meses ha dedicado gran parte del tiempo a desarrollar en Birmania programas de ayuda a mujeres y personas mayores enfermas.

"No debéis sentir que os venís abajo o debilidad. La historia siempre cambia", añadió en esta localidad pesquera situada a unos 45 kilómetros al oeste de Bangkok, la capital tailandesa.

Suu Kyi apuntó que es responsabilidad del Gobierno y de todo el pueblo birmano reconstruir un nuevo país para alentar el regreso de aquellos que viven fuera.

"Vengo a darle la bienvenida. Hace 15 años que trabajo aquí y quiero saber si ya puedo regresar a mi país", dijo a Efe Kim Kim Moe, un hombre de 42 años que envía a su familia en Birmania parte del dinero que gana acarreando pescado.

Entre la gente que abarrotó el lugar también había tailandeses como Tao, de 32 años, que apuntó "He venido para verla porque es una heroína. Me gustaría que en Tailandia tuviéramos políticos como ella, que luchen por la democracia real".

Suu Kyi, jefa de la Liga Nacional por la Democracia y diputada de desde hace menos de un mes, llegó a Tailandia el día anterior para intervenir en la conferencia sobre Asia Oriental organizada por el mismo grupo que realiza cada año el Foro Económico Mundial de Davos, en Suiza.

La activista, que en 1988 regresó a Birmania, ha pasado 15 años en cautividad por su lucha pacífica en favor de la democracia y durante los breves periodos que ha tenido cierta libertad se negó a abandonarlo por temor a que los militares le impidieran regresar para continuar dirigiendo el movimiento democrático.

Tras su intervención en el foro, Suu Kyi tiene previsto desplazarse el próximo sábado hasta la frontera con Birmania para visitar al menos uno de los nueve campamentos de refugiados que, según dijo a la prensa el ministro tailandés de Defensa, Sukumpol Suwanalat, el Gobierno de Tailandia desea desmantelar lo antes posible.

Las agencias internacionales de ayuda humanitaria calculan que unos 130.000 refugiados, la mayoría de ellos de etnias como la karen que hasta hace pocos meses libraba combates con las tropas birmanas, subsisten desde hace décadas en estos campos rodeados de alambradas en los que reciben ayuda humanitaria.

Por su parte, las autoridades de Tailandia calculan que al menos son 200.000 los birmanos que habitan en estos campos o en aldeas de chozas levantadas a lo largo de la franja fronteriza. EFE

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