Tres presos se fugan de principal prisión en Honduras y destituyen a director

  • Tres reos de la Penitenciaria Nacional, la principal cárcel de Honduras, se fugaron y están en paradero desconocido, mientras el director de esa prisión, Ariel Maradiaga, fue destituido hoy por permitir el ingreso de dos supuestas prostitutas al penal, informaron fuentes oficiales.

Tegucigalpa, 11 sep.- Tres reos de la Penitenciaria Nacional, la principal cárcel de Honduras, se fugaron y están en paradero desconocido, mientras el director de esa prisión, Ariel Maradiaga, fue destituido hoy por permitir el ingreso de dos supuestas prostitutas al penal, informaron fuentes oficiales.

La fuga se produjo el martes por la tarde, dijo a periodistas un portavoz de la Policía, quien no precisó la forma en que los presos lograron escapar de la Penitenciaria Nacional, que alberga a unos 3.350 reclusos y se ubica a 25 kilómetros al norte de Tegucigalpa.

Los prisioneros fueron identificados como Santos Ordóñez, Orlando Ávila y Rony Espinoza, quienes cumplían condena por los delitos de robo, tráfico de drogas y homicidio, respectivamente.

Los presos burlaron el anillo de seguridad militar de la cárcel, que desplegó el Gobierno hondureño en agosto pasado, tras un enfrentamiento en esa prisión que dejó tres reos muertos y otros nueve heridos.

El director interino de los 24 centros penales, el comisionado Santos Flores, dijo que el responsable de la Penitenciaria Nacional, Ariel Maradiaga, fue destituido hoy del cargo por permitir el ingreso de dos supuestas prostitutas a esa prisión.

Flores subrayó que Maradiaga fue separado porque "cometió una falta grave en la cárcel", la cual, dijo, se descubrió por un vídeo.

Maradiaga "introdujo a un par de damas a una de las unidades (de la cárcel) en horas de la noche del martes y eso es grave", explicó el director de centros penales, tras señalar que en el cargo se nombró al teniente retirado Jorge Regalado.

Las cárceles de Honduras, que albergan a unas 13.000 personas cuando su capacidad es para unas 8.000, son consideradas una "bomba de tiempo" por el hacinamiento y otras condiciones infrahumanas en las que viven los presos, lo que reconocen las máximas autoridades del país centroamericano.

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