Turquía ignora críticas europeas y prosigue su repuesta al golpe frustado

Turquía extendió este sábado los poderes de la policía, disolvió más de 2.000 instituciones y advirtió a Europa que no cedería en su respuesta contra los partidarios de Fethullah Gülen, a quienes acusa de organizar el golpe de Estado frustrado el 15 de julio.

Lo que los responsables europeos "dicen no me interesa y no los escucho", dijo el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, en una entrevista a la cadena francesa France 24.

Y, poco después, llegaba la enésima crítica de un responsable de la UE. El jefe del gobierno italiano, Matteo Renzi, reprochaba a Ankara que haya "puesto en prisión el futuro" del país, donde se instauró el estado de emergencia el jueves por primera vez en 15 años.

Sus primeros efectos concretos empiezan a aparecer en el Diario Oficial: extensión de la duración máxima de la detención provisional de cuatro a 30 días y despido de por vida de los funcionarios vinculados al predicador exiliado en Estados Unidos Fethullah Gülen, acusado de ser el instigador del golpe.

Además, las autoridades cerraron 1.043 establecimientos de enseñanza, 15 universidades, 1.229 asociaciones y fundaciones, 19 sindicatos... El presidente Erdogan reiteró su voluntad de erradicar este "virus" en el seno de las instituciones.

La justicia anunció también la liberación de 1.200 soldados, una decisión inesperada desde el inicio de las purgas masivas tras el fracaso del intento de golpe de Estado que dejó 270 muertos, entre ellos 24 golpistas.

Sin embargo, según cifras de la agencia Anadolu, se han realizado más de 12.500 detenciones provisionales desde los acontecimientos del 15 de julio. Y, según la misma fuente, 5.600 personas se encuentran en arresto, entre ellas militares, magistrados y policías, pero también "civiles", profesores o funcionarios.

"¡Vengan aquí! ¡Vengan a ver hasta qué punto es grave!", urgió el ministro de Relaciones Europeas, Ömer Celik, a aquellos de sus socios europeos que piensen que "es solo un juego de Pokémon". Para el ministro, Gülen es "más peligroso que Osama Bin Laden" y su movimiento "más salvaje" que el grupo Estado Islámico (EI).

El responsable defendió también que el acuerdo del 20 de marzo entre Ankara y Bruselas, que permitió frenar la llegada de migrantes hacia la UE, continuó aplicándose pese al golpe frustrado y llamó a "un nuevo impulso" en las negociaciones de adhesión de Turquía al bloque.

El presidente turco, que se mostró en cambio más escéptico, reiteró además su voluntad de restablecer la pena de muerte, una medida que perjudicaría su proceso de adhesión a la UE, si su pueblo se lo exige y el parlamento vota a favor. "En la democracia, la soberanía pertenece al pueblo", agregó.

Desde el fracaso del golpe de Estado, Erdogan se apoya en sus partidarios, su "querido pueblo heroico" llamado a descender a las calles cada noche.

El sábado, el principal partido prokurdo, el Partido Democrático de los Pueblos (HDP), reunió a miles de personas en Estambul para protestar contra el golpe, pero también contra el estado de emergencia decretado por Erdogan.

"No queremos un golpe de Estado militar", dijo a la AFP Latifa, una simpatizante del HDP de 30 años, para quien, no obstante, "la política de Erdogan no es a favor de la democracia". "Queremos la democracia, no su democracia", agregó.

Antes de una manifestación que se anuncia masiva el domingo en la plaza Taksim de Estambul, miles de personas tomaron también las calles para expresar su odio a Fethullah Gülen, cuyo sobrino fue detenido en el noreste de Turquía.

"También traeremos a ese traidor (...) de Pensilvania", dijo el canciller turco Mevlüt Cavusoglu en una manifestación en Antalya (sur), en referencia al predicador de 75 años exiliado en Estados Unidos desde 1999.

En un contexto de tensión entre Ankara y Washington, el presidente estadounidense Barack Obama advirtió que la entrega del clérigo, como pide Turquía, se trataría conforme a la ley de Estados Unidos.

Estados Unidos, en el pasado, "nos ha presentado varias peticiones de extradición" y "nunca le hemos pedido ningún documento", lamentó Erdogan, que anunció el envío de pruebas a Washington "en unos diez días".

En concreto, el presidente turco afirmó que al jefe del Estado Mayor del ejército, Hulusi Akar, tomado como rehén durante el golpe, se le propuso hablar por teléfono con Fethullah Gülen.

Aunque las autoridades están determinadas a limpiar los servicios de seguridad, el responsable de los poderosos servicios de inteligencia, Hakan Fidan, salvó por el momento su puesto.

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