Tusk rechaza cambiar ministros por escuchas de "grupo delincuente organizado"

  • El jefe del Gobierno polaco, Donald Tusk, ha rechazado hoy que las escuchas de un "grupo delincuente organizado" puedan dictar la dimisión de ministros de su Ejecutivo y se ha comprometido a trabajar para identificar a los integrantes de ese grupo.

Gdansk (Polonia), 23 jun.- El jefe del Gobierno polaco, Donald Tusk, ha rechazado hoy que las escuchas de un "grupo delincuente organizado" puedan dictar la dimisión de ministros de su Ejecutivo y se ha comprometido a trabajar para identificar a los integrantes de ese grupo.

Tusk se ha referido a la crisis abierta en Polonia por una serie de escuchas ilegales a políticos, empresarios y diplomáticos en su comparecencia junto al presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, al término de la X cumbre hispano-polaca.

Estaba previsto en principio que en esa comparecencia hubiera preguntas de los periodistas, pero a iniciativa del Gobierno polaco y ante la crisis existente por esas escuchas, sólo ha habido sendas intervenciones por parte de ambos.

Tusk se ha disculpado ante su invitado por hablar en esa intervención de un asunto interno que ha dicho que tiene a Polonia "al rojo vivo" y ha señalado que no tiene ninguna duda de que las personas que han realizado las escuchas forman "un grupo delincuente organizado" que no actuó por el interés público.

A su juicio, el único objetivo de las mismas es "desestabilizar al Estado polaco y a sus instituciones" en un momento delicado teniendo en cuenta la situación en Ucrania y decisiones próximas en el seno de la UE.

Tusk ha señalado que su Gobierno no puede actuar al dictado de ese grupo sustituyendo a algún ministro y ha considerado que se trata de una actuación "cuidadosamente planificada" que pretende paralizar a todo el Ejecutivo.

"Descartamos la posibilidad de actuar según la voluntad de personas que con mala fe o movidas por ánimo de lucro o interés político están dispuestas a colaborar con los que organizaron estas escuchas", ha subrayado.

Tusk ha advertido de que los dirigentes políticos de la oposición que están muy satisfechos con lo que está sucediendo "tienen una vista muy corta" y ha considerado que "la fiebre de los últimos días hace perder la distancia y las proporciones".

"Es muy fácil animar a la opinión pública presentando grabaciones de conversaciones privadas", ha añadido Tusk, quien ha recalcado que su primera tarea es identificar a los que han organizado las escuchas.

A su juicio, es un peligro que se sigan manteniendo algunas grabaciones secretas porque en el futuro podrían convertirse en "chantajes" y, por ello, ha dicho que va a hacer todo lo posible por revelar la totalidad de las que se hayan hecho.

Ha reconocido que políticos, empresarios o funcionarios pueden sentirse avergonzados por algunas de las palabras que hay en las grabaciones y ha dicho que encontrarán una opinión pública negativa que, en el caso de los primeros, se puede traducir en el voto en las próximas elecciones.

En ese contexto, ha reconocido que no se pueden admitir declaraciones inadecuadas, pero ha recalcado que si se pretende que se destituya en Polonia a unos políticos por unas conversaciones privadas, habría que eliminar a todos los políticos del mundo.

Al término de su intervención, Rajoy se ha solidarizado con todos los que han sido objeto de esas grabaciones, que ha considerado un "atentado" contra el derecho fundamental de la privacidad de las comunicaciones, y ha deseado suerte a Tusk y a su Gobierno.

Entre las grabaciones motivo de la polémica, la revista "Wprost" publicó ayer la transcripción parcial de una supuesta conversación entre el ministro de Exteriores polaco, Radoslaw Sikorski, y el exministro de Hacienda Jacek Rostowski en la que el primero opinaba que la alianza de Polonia con Estados Unidos no tiene ningún valor e "incluso es perjudicial, ya que crea una falsa sensación de seguridad".

Hace una semana, "Wprost" también dio a conocer una supuesta conversación en la que el responsable del Banco Central de Polonia, Marek Belka, ofrecía un trato de favor al partido del Gobierno con el objetivo de facilitar su reelección.

Estas revelaciones han suscitado una crisis de gobierno en Polonia, donde no se descarta que puedan celebrarse elecciones anticipadas.

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