Un libro arroja luz al caso Casas Viejas

  • Ni los juicios ni las crónicas son a veces suficientes para llegar al fondo de sucesos como el fusilamiento de doce vecinos de Casas Viejas (Cádiz) en 1933 tras un levantamiento anarquista. Un libro bucea ahora en aquella masacre para desenmascarar la historia "de una gran insidia".

Isabel Laguna

Cádiz, 15 abr.- Ni los juicios ni las crónicas son a veces suficientes para llegar al fondo de sucesos como el fusilamiento de doce vecinos de Casas Viejas (Cádiz) en 1933 tras un levantamiento anarquista. Un libro bucea ahora en aquella masacre para desenmascarar la historia "de una gran insidia".

Así la define el periodista Tano Ramos, que durante cuatro años ha investigado los hechos para escribir "El caso Casas Viejas", una obra que ha obtenido el XXIV Premio Comillas de Historia, Biografía y Memorias por, según el jurado, la "magistral reconstrucción" de aquel sangriento episodio y de los juicios que sirvieron para apuntalar "una gran tergiversación" que logró poner en aprietos el gobierno republicano de Manuel Azaña.

Tano Ramos, que nació en Cangas de Narcea (Asturias) en 1958 y que vive desde hace quince años en Cádiz, donde trabaja como reportero de tribunales del "Diario de Cádiz", ha logrado arrojar luz a una historia sobre la que ya han corrido ríos de tinta y a la que el periodista aporta material "inédito", porque ha localizado una copia del sumario que sirvió para juzgar al capitán Manuel Rojas, cuyo original desapareció extrañamente de la sede judicial.

La historia de este libro que, según el jurado, "invita a reflexionar sobre la patológica relación existente en España entre los tribunales y los medios de comunicación, tanto en los convulsos años treinta como en casos más recientes de nuestra historia", comenzó en 2007 cuando al periodista le encargaron un reportaje sobre los sucesos de Casas Viejas y observó "un montón de cosas extrañas", cuenta en una entrevista con Efe.

Unos hechos que se iniciaron el 8 de enero de 1933 cuando los vecinos de esta aislada población del interior de Cádiz, que entonces tenía unos dos mil habitantes, se sumaron a una huelga general convocada en el país por los anarquistas para demandar al gobierno de la República más reformas.

Las revueltas ocurrieron en otros sitios de España y fueron controladas enseguida, pero a Casas Viejas las noticias del fracaso tardaron en recalar y el pueblo llegó a tomar el cuartel de la Guardia Civil, en unos incidentes en los que murieron dos agentes.

El levantamiento, según recuerda Ramos, quedó completamente sofocado a las tres de la mañana, cuando la guardia de asalto, a cuyo mando estaba el capitán Manuel Rojas, prendió fuego a la choza de una familia de insurgentes. Pero aún así a las siete de la mañana doce campesinos fueron fusilados "sin más", sin hacer "una sola averiguación" sobre quienes eran.

El libro se detiene en contar cómo se celebraron y cómo fueron contados los dos juicios en la Audiencia Provincial de Cádiz, en los que fundamentalmente se trató de dilucidar de quien partió la orden de cometer aquella masacre y que, según el periodista, se convirtió en "una batalla política contra Azaña y contra la República".

En los juicios, Manuel Rojas, que fue condenado a 21 años de prisión aunque posteriormente el Tribunal Supremo redujo su condena a tres y quedó en libertad en 1936 a tiempo para unirse al alzamiento franquista, se "escudó" primero diciendo que sus hombres habían actuado por su cuenta y luego señalando que obedecía órdenes superiores.

Tan superiores que su abogado "apuntó más arriba" y Azaña declaró en persona en el segundo juicio, en un proceso en el que el capitán contó como testigo con un militar que dijo que el presidente republicano le había ordenado sofocar las revueltas con la frase, imposible de demostrar, "ni heridos, ni prisioneros, tiros a la barriga".

"Fue todo una estratagema, una insidia que acabó triunfando", añade Ramos, que en el sumario ha hallado declaraciones del capitán durante el proceso previo al juicio, en las que admitió que quiso dar "un escarmiento rápido y ejemplar" y en las que asumió ante el juez el papel de "gran estratega" diciendo que "si no llegaba a hacer eso la rebelión se hubiera extendido por Andalucía".

Los hechos y sus protagonistas forman parte de una historia con muchas aristas y por eso el libro, que edita Tusquets, dedica algunos de sus capítulos a hacer "un seguimiento" de personajes como abogados, periodistas y militares que, de un lado y otro, formaron parte de "la crónica de una insidia".

Una "insidia" que, según el autor, ha llevado a que en el pueblo hoy "los visitantes no encuentren ni un cartel en sus calles" sobre los hechos.

"La ficción y la tergiversación triunfó y eso ha impedido al pueblo tener un recuerdo de consenso sobre lo que ocurrió", concluye Ramos.

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