Una guía de viajes, de crimen en crimen, por las sombras de Madrid

  • Todas las ciudades tienen una cara siniestra y como ellas Madrid, explica el periodista y escritor Alberto Granados, que en "Las rutas del misterio. El Madrid oscuro" traza un peregrinaje por las calles y edificios escenarios de los crímenes que han marcado su crónica negra de los últimos 120 años.

Evaristo Amado

Madrid, 5 oct.- Todas las ciudades tienen una cara siniestra y como ellas Madrid, explica el periodista y escritor Alberto Granados, que en "Las rutas del misterio. El Madrid oscuro" traza un peregrinaje por las calles y edificios escenarios de los crímenes que han marcado su crónica negra de los últimos 120 años.

De las persecuciones a las prostitutas en cinta por parte de la Hermandad del Santo Celo de la Salvación de las Almas de principios del siglo XX en la desaparecida calle del Rosal -Gran Vía-, hasta los crímenes de la calle Fuencarral del pasado mayo, "El Madrid oscuro" atraviesa en el tiempo la geografía del horror madrileño.

El propio autor recomienda, en una entrevista con Efe, iniciar una posible ruta por entre sus reconstrucciones noveladas de casos escabrosos en el número 3 de la calle Antonio Grilo, un inmueble próximo a la Gran Vía donde el sastre José María Ruiz Martínez, un psicótico maniaco-depresivo, asesinó en 1962 a su esposa y a sus cinco hijos.

De ahí, Granados baja por la Gran Vía a La casa de las siete chimeneas, edificio que en el siglo XIX perteneció a nobles y hoy al Ministerio de Cultura.

Allí apareció emparedado, en 1960, el cuerpo de una amante de Felipe II a quien, según la leyenda, el rey había concedido la casa en la que acabó suicidándose porque no perdonó al monarca que enviase a la guerra de Flandes a su marido, un capitán que murió en la contienda.

De nuevo en ruta, el escritor se acerca al Palacio de Linares, frente a la plaza de Cibeles y sede actual de la Casa de América, por donde vaga el espíritu de la pequeña Raimunda, asesinada por el hijo del marqués de Linares, que se casó con una cigarrera desoyendo la oposición en vida de su progenitor.

Cuando finalmente leyó en una carta que aquella cigarrera era realmente su hermana, enloqueció y mató a su hija Raimunda, que ocultó en un cofre.

Granados también adentra al lector en las "apariciones" del Museo de Arte Contemporáneo Reina Sofía, la oscuridad que heredó de su pasado de antiguo hospital San Carlos y las historias que pululaban en torno a la elevada concentración de gatos en la zona.

Muchas de las historias que trata Granados le llegaron a través su carrera como periodista, otras de libros y algunas de las crónicas de diarios como El Caso, por cuyas páginas desfilaron algunos de los macabros personajes del libro... así como sus víctimas.

El autor destaca que, del mismo modo que otras ciudades del mundo publicitan su ruta de Jack "el Destripador" u ofrecen periplos en busca de sus fantasmas, Madrid también ofrece esa posibilidad, una faceta macabra que permite dibujar de forma "más completa" la capital y además es una bonita manera de ver cómo ha cambiado su fisonomía en la zona de Gran Vía y Fuencarral.

El escritor tiene especial predilección por la historia de José María Jarabo, un dandi sin escrúpulos que cuando iba a ser ejecutado en 1958 se convirtió en la pesadilla de su verdugo, Antonio López.

Como llevaba siete años sin ejecutar, López se dispuso a accionar el garrote vil "medio borracho" y en ese estado "destrozar el cuello de Jarabo le fue imposible", lo que prolongó la agonía del condenado durante veinte minutos y puso punto final a esta vía para ejecutar la pena capital.

Tras escribir el libro, Granados ha descubierto asesinatos si cabe más grotescos y tras haber pasado por algunos de los edificios escenario de sus reconstrucciones, algunos de los cuales han cambiado por completo, cuenta que "muchos" de los "nuevos" moradores no conocen historias "silenciadas" por dueños y vecinos para evitar las etiqueta de "edificio maldito".

Por último, "avisa" de que algunos de los personajes del libro -del bando de los malos- están en libertad, como los "asesinos del rol" -Félix Martínez y Javier Rosado-, un crimen de 1994; o Santiago San José, autor de los asesinatos del mesón "El lobo feroz", que finalizó su condena en 2004 y "al parecer" trabaja en Málaga.

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