Una madre paraguaya lucha por conseguir una Navidad sin balas

  • Unas Navidades sin el peligro de pistolas disparando al aire, como ocurre en Paraguay todos los años por esas fechas, es la meta que persigue Liz Vera, que en 2012 perdió a su hija de tres años y medio como consecuencia de una bala extraviada.

María Sanz

Asunción, 13 dic.- Unas Navidades sin el peligro de pistolas disparando al aire, como ocurre en Paraguay todos los años por esas fechas, es la meta que persigue Liz Vera, que en 2012 perdió a su hija de tres años y medio como consecuencia de una bala extraviada.

Con ese fin, Vera ha lanzado esta semana la campaña "Navidad sin balas". Se trata de concienciar sobre las consecuencias de esa funesta práctica que se repite cada Navidad y Fin de Año, especialmente en el Gran Asunción, donde falleció Paz Valentina, su hija.

Vera recordó a Efe que la niña se encontraba jugando en el patio trasero de su casa la madrugada de Navidad de hace dos años cuando fue alcanzada por una bala que un vecino del barrio disparó al cielo.

El proyectil alcanzó la clavícula izquierda de la niña y le seccionó una parte de la arteria aorta, causándole la muerte media hora más tarde, según relató.

Desde entonces Vera trabaja para "evitar que otras personas tengan que padecer lo mismo", una determinación de la que surgió "Navidad sin balas".

La campaña ha contado con una gran difusión gracias a eslóganes como "Las balas no van al cielo; las personas, sí", que ha prendido en las redes sociales paraguayas.

Por su parte, los principales centros comerciales de Asunción, que ya han acondicionado su interior con la típica decoración navideña, se han sumado a la campaña presentando sus pesebres sin la figura del Niño Jesús.

Con ello dan a entender que cada Navidad alguna familia paraguaya pierde a uno de sus integrantes a causa de esas balas sin diana aparente.

"Cada año muchas familias quedan incompletas por culpa de las balas perdidas", señaló Vera.

Si bien la Navidad es la época más propicia para ese "tiro sin blanco", la costumbre se extiende también a cualquier fin de semana en Paraguay.

Así, siete personas murieron en 2013 por disparos al cielo y en lo que va de 2014 han fallecido ocho, dijo a Efe Aníbal Filártiga, director del Hospital de Emergencias Médicas de Asunción.

Añadió que esas cifras se mantienen en niveles similares desde 2009, alcanzando su máximo en 2011, cuando se registraron 12 muertes por balas extraviadas.

"Es una práctica de borrachos e inconscientes, que tienen un arma y parece que imaginan que la bala va a diluirse en una nube. Pero si son medianamente pensantes deben saber que esa bala puede caer", opinó Filártiga.

El sanitario cree que esta costumbre, netamente masculina, es "un resabio de la dictadura", ya que "quienes lo hacen generalmente son exmilitares o expolicías que tienen armas en su poder".

Pero Vera sigue sin entender cuál es "la satisfacción" que puede producir "un segundo de escuchar un tiro al aire".

"No sé si lo que quieren es sentir una hombría que no tienen, pensar que son omnipotentes, o superiores a los demás", manifestó.

En el caso de su hija, las autoridades rastrearon la procedencia de la bala y dieron con el autor del disparo: un taxista que vivía a diez manzanas de la casa de la niña.

El hombre permanece bajo arresto domiciliario desde entonces, en el mismo barrio de la víctima, y la próxima semana se someterá a juicio oral acusado de un delito de "homicidio culposo", que puede castigarse con multa o con hasta cinco años de prisión, según detalló Vera.

Explicó además que el fiscal del caso quiere elevar la categoría del delito a la de "homicidio con dolo eventual", que podría conllevar una pena de hasta 20 años de cárcel.

"Queremos que la pena sea dura para que siente un precedente. Sé que no fue su intención matar a mi hija, pero cometió un acto irresponsable y debe pagar por ello", sentenció Vera.

Añadió que "no puede ser que los niños tengan que estar encerrados en casa por miedo durante la Navidad, mientras los asesinos en potencia que disparan sus armas están libres".

"Debería ser al revés. Disparar al aire es un delito", manifestó.

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