Una marea amarilla tiñe el cinturón rojo de Barcelona

  • Miles de participantes en la Via Catalana han teñido hoy con sus camisetas amarillas las principales ciudades del cinturón rojo de Barcelona, nicho tradicional de votos del PSC donde en los últimos años los socialistas han cedido espacio a otras opciones políticas.

María Carmen Gallego

L'Hospitalet de Llobregat (Barcelona), 11 sep.- Miles de participantes en la Via Catalana han teñido hoy con sus camisetas amarillas las principales ciudades del cinturón rojo de Barcelona, nicho tradicional de votos del PSC donde en los últimos años los socialistas han cedido espacio a otras opciones políticas.

Según la Asamblea Nacional Catalana (ANC), convocante del acto, en la Via Catalana a favor de la independencia se habían inscrito previamente en la comarca del Baix Llobregat y en la ciudad de L'Hospitalet de Llobregat unas 50.000 personas.

"Las previsiones nos han superado. Ha venido mucha más gente de la que se había apuntado y en algunos tramos hemos tenido que hacer dos filas", comentaba uno de los organizadores en la carretera de Collblanc de L'Hospitalet, que con su peto de color azul y megáfono en mano alentaba a los participantes que hacía horas que esperaban.

La concentración se ha llevado a cabo sin ningún incidente y con un marcado carácter festivo. "Hoy no es día para pelearse con nadie", decía María José, que ha llegado al punto de concentración tres horas antes del inicio de la Vía y en el último momento ha visto como una familia se colocaba delante de ella.

Familias enteras han participado en la concentración con la convicción de que vivían un momento histórico. "Ahora debe pasar algo. Los dirigentes españoles no pueden mirar hacia otro lado. Hay mucha gente en la calle y no nos pueden obviar", consideraba Alfred, de 75 años, que ha participado en la Via Catalana junto a su hijo de 42.

Las banderas "esteladas" -independentistas- y las "senyeres" han sido las protagonistas de la Via Catalana y se han podido ver en camisetas, pantalones, pintadas en las caras de los participantes e incluso en carritos de bebé o en perros.

La espera se ha hecho larga para las personas que han llegado con mucho tiempo de antelación y a lo largo del recorrido por la carretera de Collblanc se podía ver a personas leyendo sentadas en el suelo, a jóvenes jugando a cartas y, sobre todo, a personas distrayéndose con los teléfonos móviles, que han perdido la conexión a Internet en algunos momentos de la Via.

"No sé cómo hemos llegado hasta aquí. Tantas personas en la calle reclamando algo que era impensable hace unos años", comentaba Juan, un vecino del barrio Pubilla Casas de L'Hospitalet que llegó al barrio en la década de los sesenta. Su mujer, Juli Sanz, considera: "algo se ha hecho mal para que tengamos que salir a la calle a pedir la independencia" y espera que "por el bien de todos los políticos españoles no sigan mirando hacia otro lado".

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