Manila, 4 sep.- Unos 7.000 filipinos, en su mayoría empleadas del hogar sin permiso de trabajo, continúan en Siria a pesar del conflicto que ha causado más de 20.000 muertos desde marzo de 2011, informó hoy la prensa local.
El subsecretario de Estado de Exteriores filipino, Rafael Seguis, indicó que 200 filipinos esperan en la embajada filipina en Damasco a ser repatriados, mientras que 2.200 han vuelto a Filipinas desde que comenzaron las protestas.
La mayoría de son empleadas del hogar sin permiso de trabajo, lo que dificultad las labores diplomáticas para su repatriación, según reconocieron las autoridades filipinas.
El portavoz del Ministerio de Exteriores, Raul Hernandez, afirmó que 1.300 filipinos han pedido ser repatriados, en su mayoría filipinas empleadas en hogares de familias pudientes en Allepo y Damasco.
El Gobierno de Manila ha mantenido todos estos meses un "silencio estratégico" y no se ha sumado a las condenas en la ONU contra el régimen del presidente, Bachar al Asad, para no poner en peligro a sus nacionales.
Desde las protestas contra Al Asad del comienzo, los enfrentamientos han derivado en una guerra civil con matanzas de civiles, atentados y acusaciones de violaciones de los derechos humanos en ambos bandos.
Actualmente hay entre 9,5 y 12,5 millones de filipinos trabajando en el extranjero, lo que supone cerca del 11% de los habitantes totales del país, cifra que ha aumentado en casi un millón por año.
La mayoría trabaja como médicos, terapeutas, enfermeras, contables, ingenieros, en el mundo del espectáculo, profesores, marineros, empleadas del hogar o trabajadores de la construcción.
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