Análisis de 'Inside', lo nuevo de Playdead para Xbox One y Steam

  • Playdead, padres de 'Limbo', han creado una fantástica aventura plataformera que fusiona puzles, minimalismo artístico y una historia perturbadora y abstracta.

    'Inside', que está disponible para Xbox One y Steam por 19,99 euros, sobrecoge a aquel que lo prueba. Te podemos asegurar que no te dejará indiferente.

'Inside'
'Inside'
Playdead
Marta S. Ortigosa

Ha llegado al mercado de puntillas y con un atractivo aura de misterio envolviéndolo. 'Inside', que ya está disponible en Xbox One y Steam, es la nueva obra de los creadores de 'Limbo', un título del que bebe, pero del que sabe desmarcarse con una historia más profunda y situaciones más variadas. El juego de Playdead ha sobrecogido a todo aquel que se ha embarcado en él, incluidos nosotros. Estamos ante un título con esencia única, que se sale de los estándares a los que estamos acostumbrados en estos tiempos. No te dejará indiferente, te lo podemos asegurar.

Más allá de su mecánica de juego o estilo visual, que comentaremos más adelante, lo que hace especial a 'Inside' es lo que consigue transmitir durante las seis horas que dura la travesía, en la que no paramos de hacernos preguntas a cada paso. El estudio ha dejado a la mente de cada jugador la interpretación de lo que está ocurriendo en el grisáceo mundo distópico que se abre ante nosotros.

Pulsamos un botón y, sin menú ni tutorial de ningún tipo (rápidamente se domina la mecánica de juego), estamos sumergido en la acción. Solo, sin armas ni herramientas, empezamos a recorrer un bosque dentro de la piel de un niño, un pequeño con un jersey rojo al que no oiremos hablar en toda la aventura (ni a él ni a nadie), pero con el que empatizaremos desde el primer instante. Se nos retorcerá el corazón cada vez que le veamos ser descuartizado por los perros salvajes o ahogado en el agua por otro humano.

Todo lo que acontece a nuestro alrededor es una incógnita. No sabemos por qué huimos, pero sabemos que debemos hacerlo. Es esta incertidumbre argumental, que crece en complejidad y perplejidad cada metro que avanzamos, la que nos impulsa a no dejar el mando, a lanzarnos a resolver sus puzles con el objetivo de averiguar la realidad que nos envuelve. No vamos entrar en destripes argumentales (que no dejarían de ser interpretaciones nuestras, porque lo abstracto reina en 'Inside'), pero si os ponéis con él, llegad al final, pues el último tramo del juego es grandioso (y muy perturbador).

El juego es un plataformas en 2,5D en el que no necesitamos más que un botón de salto y otro de interacción para superar con éxito los retos que nos plantea. De izquierda a derecha (casi todo el tiempo) recorremos un único escenario. No hay capítulos, ni escenas cinematográficas. Playdead ha creado un mundo enlazado de forma fluida que mezcla partes al aire libre, interiores y acuáticas y en el que no tendremos que combatir, sino escondernos y avanzar sacando partido a los elementos del escenario.

Que nos movamos de izquierda a derecha (o de arriba a abajo) no significa que la acción sea 'plana'. La historia cobra empaque gracias a lo que ocurre en el fondo de la imagen, unas escenas enigmáticas que en muchas ocasiones nos afectan, por lo que hay que estar atentos a ellas. Los puzles que presenta 'Inside' no son excesivamente exigentes, y en general se resolverán de forma intuitiva. Cuando no, recurrimos a la mecánica ensayo-error y a los agradecidos puntos de control que nos evitarán repetir zonas desde muy atrás. Parte del buen hacer del juego está en la evolución de sus puzles, ya que Playdead se ha encargado de introducir con frecuencia nuevos actores y elementos para que la experiencia no peque de monótona.

En el apartado artístico y técnico, no siempre mucho significa mejor. El estudio ha dotado de vida e interés al mundo de 'Inside' con el minimalismo por bandera, reflejado en una paleta cromática de tonos grisáceos (salvo el rojo, que se cuela disimuladamente) que dota a la atmósfera de un aire lúgubre y escenarios sin muchos artificios, pero con lo suficiente para que el desarrollo del juego fluya con naturalidad. 

En cuanto a la música, el juego no tiene una banda sonora épica ni estridente. No llama mucho la atención, pero cuando los instrumentos dejan de tocar en alguna zona determinada la echamos en falta, nos envuelve la tensión. Playdead sabe jugar con nosotros. Los efectos sonoros están logrados y transmiten una angustia que no podemos evitar sentir. Ay, esos ladridos...

Su rejugabilidad es baja, salvo que te hayas dejado sin descubrir los 14 orbes coleccionables que hay a lo largo y ancho del escenario y que desvelan un final secreto. Al precio que está a la venta (19,99 euros) y con la intensa experiencia que ofrece, no podemos más que recomendaros que lo juguéis. Y, si queréis, ya sabéis que podéis dejarnos vuestra opinión sobre él en los comentarios de abajo.

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