Iván Martín es un diseñador industrial especializado en ecodiseño y Camy Lázaro es psicóloga y profesora de yoga. Desde el pasado sábado 26 de marzo, estos dos chicos comparten una cama en un piso del centro de Madrid intentando difundir – a través de un blog, de Twitter y Facebook y de un canal Youtube, además de la web oficial– el mensaje del movimiento Slow, un movimiento que promueve una vida sin estrés y anima a sus seguidores a ralentizar el ritmo tanto del trabajo como del día a día.
A pesar de que en cualquier momento se puede acceder a la web de esta iniciativa y ver lo que están haciendo Iván y Camy (desde dos ángulos diferentes), '40 días en la cama' no obliga a sus protagonistas a estar aislados del mundo exterior al estilo de los reality shows de la televisión. La semana pasada Carl Honoré, autor del libro 'Elogio de la lentitud' y principal teórico del movimiento Slow, hizo una pequeña incursión en el dormitorio de Iván y Camy a través de Skype.
También han recibido las visitas de Javier Grien, experto en agricultura ecológica, que les ayudó a montar su propio huerto; del sociólogo Fernando Conde; de Víctor Torre, responsable de comunicación de una ecoaldea en el municipio de Valdepiélagos, cerca de Madrid; Swami, un maestro de yoga; una psicóloga y ocho twitteros.
¿Publicidad slow?
La idea y la coordinación de la iniciativa 40 días en la cama – que de momento cuenta con casi 2.000 amigos en Facebook y más de 300 seguidores en Twitter– ha sido desarrollada por Sra. Rushmore, una de las mejores agencias de publicidad españolas y es bastante evidente que se trata de una buena, buenísima campaña publicitaria de la marca Flex, proveedora del colchón donde Iván y Camy pasarán los próximos 30 días. Aun así, podemos aprender algo útil todos los días simplemente encendiendo el ordenador y curioseando en este inédito oasis de tranquilidad en el centro de la capital.
Cada uno de los 40 días está dedicado a un tema diferente. Las relaciones slow, conducir slow, vestir slow, educar, comer y moverse slow son sólo algunos de ellos. Aparte de dormir, Iván y Camy desayunan, almuerzan y cenan con calma – por supuesto, comida biológica – escuchan música, riegan las plantas del huerto, charlan y actualizan el blog mientras una tortuga de nombre Ceiba, símbolo de una vida slow, se dedica a explorar la terraza y los demás rincones del apartamento.
En otras palabras, Iván y Camy nos dan una gran envidia y es fácil quedarse enredados en la filosofía slow sobre todo si se vive en una gran ciudad donde correr es lo normal y todo, incluso el ocio y el descanso, está cronometrado. Más difícil quizás es sacar esta manera de pensar y de vivir fuera de esos afortunados metros cuadrados, pero siempre se puede intentar y algo de lo que dicen y hacen estos dos chicos que han conseguido parar sus vidas aunque sea por algo más de un mes, se nos pega.
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