La crisis y la corrupción centran la temática de las fiestas de las Fallas

  • La crisis, los recortes y la corrupción, junto a la crítica a políticos, banqueros y famosos inspiran el arte que engalana desde hoy la ciudad española de Valencia con las Fallas, esos efímeros monumentos que en unos días serán devorados por las llamas.

Mónica Collado

Valencia (España), 16 mar.- La crisis, los recortes y la corrupción, junto a la crítica a políticos, banqueros y famosos inspiran el arte que engalana desde hoy la ciudad española de Valencia con las Fallas, esos efímeros monumentos que en unos días serán devorados por las llamas.

Con el cielo encapotado y algún tímido rayo de sol, Valencia amaneció hoy con sus casi 800 fallas ya plantadas tras una noche de insomnio en la que falleros y artistas se afanaron en ultimar a contrarreloj el montaje de los monumentos más grandes.

A primera hora de esta jornada, el entorno de los monumentos ya era un hervidero de turistas y visitantes que, provistos con sus cámaras y móviles, querían inmortalizar el arte fallero antes de que sea pasto del fuego.

Un ambiente festivo reina en torno a los puestos de artesanía y productos falleros, junto a los de perritos calientes y los tradicionales de churros, buñuelos y chocolate, que invitan a un tentempié a cualquier hora del día.

Con un presupuesto próximo a los 10,4 millones de dólares, las Fallas de 2013 han puesto en el punto de mira de su sátira una actualidad marcada por casos de corrupción como el de Iñaki Urdangarin, yerno del Rey de España, o el del extesorero del Partido Popular Luis Bárcenas.

También está presente el tema de los recortes económicos y las tijeras, sin olvidar a gente del "famoseo" de la prensa del corazón y del mundo del deporte.

No escapan a la caricatura fallera la canciller alemana, Angela Merkel, como maestra de "recortes"; el ministro español de Hacienda, Cristóbal Montoro, como cobrador de morosos; la Reina Sofía y el Rey Juan Carlos, o los deportistas Iker Casillas, Pau Gasol y Alberto Contador.

El erotismo o la subida del IVA igualmente son excusas perfectas para la sorna de los artistas falleros, que tampoco renuncian a tocar la fibra sensible del espectador con escenas de gran ternura.

Pero las fallas que más interés despiertan entre turistas y valencianos son las de categoría especial, que analizan y denuncian la actualidad a través del viaje de Ulises en la Odisea, el poder del dinero o el negro futuro debido a los recortes.

Estos monumentos, que alcanzan entre 16 y 22 metros de altura, apuestan por innovar en la escenificación o con obras casi de ingeniería.

Este año las Fallas abordan la inestabilidad de la sociedad en un castillo de naipes, y homenajean un Japón ideal, el fuego y la pólvora o hacen un repaso a la fauna ibérica.

Al coincidir con un largo puente festivo, la Fallas esperan la visita de un millón de personas, con una ocupación que rondará el 85 por ciento, pero que ya alcanza el cien por cien en algunos hoteles de la ciudad, con un impacto económico que se ha cifrado en unos mil millones de dólares.

Las verbenas, la devoción a la Virgen, los espectáculos de fuegos artificiales y tracas y el arte fallero rivalizan en protagonismo con los verdaderos reyes de la fiesta, los niños que, si bien este año se ha endurecido la normativa del uso de artificios, se erigen en pequeños pirotécnicos que toman las calles con mecha y petardos en mano.

El caos de tráfico se ha apoderado ya de una ciudad que en estos días llega a tener más de 550 calles cortadas y que vive una vorágine cuyo colofón es "la cremà" del día de San José, el 19 de marzo, cuando el fuego consumirá los monumentos para que la fiesta resurja de sus cenizas con fuerza de cara al año próximo.

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