Los 27 deben definir cuáles son sus biobasuras para sacarles más rentabilidad

  • Barcelona.- Los 27 países de la UE deben acordar a qué denominarán biorresiduos, antes de poner en marcha una directiva marco dirigida al tratamiento de estos restos que en muchos países acaban ahora en vertederos o incineradoras, mientras que otros estados apuestan ya por su reutilización.

Los 27 deben definir cuáles son sus biobasuras para sacarles más rentabilidad
Los 27 deben definir cuáles son sus biobasuras para sacarles más rentabilidad

Barcelona.- Los 27 países de la UE deben acordar a qué denominarán biorresiduos, antes de poner en marcha una directiva marco dirigida al tratamiento de estos restos que en muchos países acaban ahora en vertederos o incineradoras, mientras que otros estados apuestan ya por su reutilización.

El tratamiento de los biorresiduos -considerados como fracciones orgánicas que no incluyen el papel- lleva diversas velocidades entre los miembros de la UE, según se ha puesto hoy de manifiesto en una conferencia sobre el reciclaje de estos materiales que se celebra en Barcelona, dentro de los actos del programa de la Presidencia Española de la Unión Europea.

El tratamiento biológico de los biorresiduos (restos de comida y vegetales de pequeño tamaño que se generan en los hogares, poda de jardinería, restos orgánicos de restaurante y restauración y productos biodegradables de la industria agroalimentaria) permite obtener energía eléctrica y compost estandarizado, una política que contribuirá al ahorro de materias primas y a la lucha contra el cambio climático.

Los 27, algunos de cuyos representantes han estado en Barcelona hoy, están trabajando en el libro "verde" que deberá servir para incluir en la agenda comunitaria la elaboración de una directiva específica que fije criterios comunes en el reciclaje de estos productos desde su recogida a su tratamiento, para reducir los riesgos por una mala gestión y sus efectos sobre el suelo y las aguas.

Países como Austria, Suecia, Alemania, Holanda, Bélgica o Italia tienen generalizada la recogida selectiva de los biorresiduos, y en una segunda línea se sitúan otros estados como Noruega o Dinamarca.

Aunque la recogida selectiva global en España (la que incorpora envases, papel o vidrio) ha mejorado mucho en la última década, no ocurre lo mismo con la de biorresiduos. Sólo Cataluña tiene unos programas avanzados en esta materia cuyos resultados la ponen al mismo nivel que las regiones más concienciadas de Europa, por encima de Reino Unido o Francia, con mayor peso de la incineración.

Así, el 65% de los municipios catalanes, que engloban a cinco millones de personas, incluida Barcelona capital, dispone de sistemas de recogidas de residuos orgánicos -en un centenar de localidades se hace por medio del modelo puerta a puerta.

En 2008, se recuperaron en Cataluña 315.000 toneladas de estos, que acabaron en algunas de las veinte plantas de tratamiento (a las que se sumarán en breve otras nueve), y que supone un tercio del poco más del millón de toneladas de biorresiduos que se generan en esta comunidad al año.

El conseller de Medio Ambiente de la Generalitat, Francesc Baltasar, ha explicado que el objetivo de Cataluña es alcanzar en 2012 el reciclado del 55% de estos residuos orgánicos (la meta europea es del 50% en 2020) cuando ahora ronda el 30%.

La secretaria de estado del Cambio Climático del Ministerio de Medio Ambiente, Teresa Ribera, que ha defendido el uso de residuos como recursos, ha explicado que el objetivo de España es alcanzar en 2015 la recuperación de dos millones de toneladas de biorresiduos.

Ribera ha afirmado que la existencia de una directiva específica para biorresiduos supondría un paso esencial.

Tanto Baltasar como Ribera han destacado la importancia de la recogida selectiva de estos residuos para el cambio climático, y han destacado, por ejemplo, que la reutilización de estos materiales disminuye su presencia en los depósitos controlados, donde generan gas metano, que es 21 veces más nocivo que el C02.

La directora de la Agencia de Residuos de Cataluña, Genoveva Català, ha destacado el peso económico que tendría apostar por la reutilización de los residuos orgánicos, que conllevaría la creación de nuevas plantas de tratamiento territoriales, que se traduciría en 5.000 puestos de trabajo durante el desarrollo de plan de infraestructuras, y otros 2.500 empleos más fijos.

"El reciclado es un mercado", ha afirmado Català, quien ha apuntado que 940 de los 946 municipios catalanes han presentado ya su plan de recogida selectiva de residuos orgánicos, en cumplimiento de la normativa de esta comunidad.

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