Desde que Bill Gates espetase a los japoneses que sus pequeñas manos bien merecían un mando exclusivo para su territorio, el público nipón se ha mostrado de lo más reacio para con sus sistemas de entretenimiento. Si la primera Xbox fue un rotundo fracaso en el país del Sol Naciente, ni hablemos de su predecesora. Apenas 2.000 unidades es lo que Xbox 360 ha vendido semanalmente en Japón desde su lanzamiento, cifra del todo irrisoria en comparación de las 30.000 máquinas de media colocadas por sus competidoras orientales.El lanzamiento de Kinect, bien acogido por los nipones en primera instancia, dio esperanzas a los de Redmond, que pronto vieron como las ventas volvían a desinflarse. Vender su consola en consonancia al sensor de movimiento, no sirvió más que para encarecer el lote y por consiguiente espantar al potencial comprador.Así las cosas, Microsoft se ha decidido a lanzar un nuevo pack de su consola por aquellos lares, prescindiendo de la cámara e integrando un disco duro de 250GB por 29.800 yen (unos 292 euros al cambio).Hasta la fecha los japoneses solo tenían tres opciones de compra: Xbox 360 de 4GB con o sin Kinect y este modelo con mayor capacidad de almacenamiento, acompañado inexcusablemente del sensor. ¿Habrá lastrado Kinect las ventas de la opción 'premium', tal y como parecen creer los norteamericanos?
José Carlos Castillo
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