El Hotel Consolación, en Teruel, un lujo inesperado que debes descubrir

  • En pleno Sistema Ibérico, una pequeña población de calles empinadas y arcos renacentistas esconde uno de los hoteles con más encanto. 
Hotel Consolación, en Teruel. / Hotel Consolación
Hotel Consolación, en Teruel. / Hotel Consolación

Si Teruel acrecentó su popularidad gracias a aquel famoso eslogan de “Teruel también existe”, este no debería aplicarse sólo a su capital, si no que debiera abarcar toda la provincia y la comarca de Matarraña. La comarca es de una belleza extraordinaria y singular que todos deberían conocer. Enclavado en pleno Sistema Ibérico en la zona se alternan paisajes abruptos de pináculos rocosos que sobresalen por encima de parajes de naturaleza más serena de pinos, boj, enebros y arces, tejos y acebos que conforman unos parajes que cada estación, a lo largo del año, modelan diferentes escalas de verdes y tonos parduzcos.

Monroyo se encuentra en un pequeño promontorio rocoso presidido por las ruinas de un viejo castillo en el que se dice llegó a dormir el mismo Cid Campeador en su destierro cuando servía a las órdenes de diferentes señores. Una pequeña población de calles empinadas y arquitectura típica, de ladrillos y vigas vistas, balcones de hierro forjado y calles atravesadas por arcos de estilo renancentista y grandes portalones de madera. Desde la torre de la iglesia realizada en piedra de sillería, arranca la calle Empedrada hasta el ayuntamiento. Monroyo tiene una personalidad única, es una población sencilla y monumental.

¿Puede un hotel de tres estrellas considerarse como un hotel de lujo? Sí, porque este no lo definen los salones ni los spas, sino las vistas panorámicas, el silencio, la tranquilidad, los espacios y la naturaleza que se planta ante sus ojos, desde la situación privilegiada de un hotel cuyas habitaciones se organizan en cubos independientes que miran al campo infinito. Habitaciones de lujo en los que la bañera esta excavada en el suelo de pizarra, la salamandra que calienta la habitación se suspende en el aire, la música que resuena en el ipod, y un gran ventanal que permite descargar la vista sobre el horizonte.

Si la mayor parte de los hoteles, regalan unos ‘amenities’ en el baño, el Hotel Consolación regala experiencias sensoriales que van más allá del paisaje que permanece delante del hotel. Son especiales las puestas de sol que sorprenden a última hora cada día y el cielo estrellado cuando cae la noche. Además, cuenta con una ermita cuya cúpula, luce una silueta imponente, frescos en su interior, púlpitos policromados y un altar dedicado a la Virgen de la Consolación de una gran riqueza expresiva. La cocina y la despensa del hotel se nutren de productos locales de indudable valor culinario: Verduras ecológicas de Ráfales, cordero con D.O. Ternasco de Aragón de Torrecilla de Alcañiz, trufa de Monroyo, Jamón con D.O.Teruel, quesos de pastor de Peñarroya de Tastavins; entre otros muchos.

Mónica y Pilar desde la cocina hacen una ensalada de tomate con cebolla dulce de la zona debidamente aceitada y salada; sensacional. Pero mejor que plato a plato, pidan el menú degustación que incluye cuatro platos salados y dos postres por un precio de 39€. Comienza con un gazpacho de gambas de estructura un poco más cremosa de lo normal; un foiegras con berenjena ahumada y teriyaki. Prosiguen con un bacalao al romero y mojo verde. La costilla de cerdo autóctono con el que finalizan la comida es tierna y sabrosa. Dos postres elaborados a base de fruta, que aligera y pone el broche a la experiencia.

Hotel Consolación, Monroyo, Matarraña, Teruel

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