La costosa cara B de las protestas de maestros: el ahogo del Top Chef México

Rodolfo Castellanos vive un momento supuestamente dulce: su restaurante es una referencia en Oaxaca, meca del turismo gastronómico en México y su fama se multiplica luego de ganar el concurso Top Chef, pero sufre para ocupar sus mesas a causa del conflicto magisterial.

"Origen", un restaurante alabado por su exquisita fusión de tradición y modernidad, está prácticamente vacío desde que cientos de maestros que se oponen a la reforma educativa invadieran hace más de un mes con carpas el Zócalo y varias calles del centro de Oaxaca (sureste), uno de los destinos coloniales más visitados de México, pero también bastión de los docentes radicales.

Sus plantones, bloqueos de carreteras y manifestaciones en contra de una norma que aseguran que amenaza sus derechos laborales, no han parado desde su aprobación en 2013 y han ahuyentado parte del turismo vital para Oaxaca, gangrenando a empresarios con pérdidas que estiman en hasta 3,5 millones de dólares sólo en el último mes.

Hoy, para llegar al restaurante del flamante Top Chef México y a otros establecimientos turísticos cercanos al Zócalo, hay que pasar de forma obligada por calles llenas de tiendas de campaña donde dormitan los maestros, agacharse para no lastimarse con los toldos y cuerdas que sostienen su campamento improvisado e, incluso, sortear alguna que otra barricada.

Hasta hace un mes, "Origen" estaba completo y sólo tomaba reservas con 15 días de antelación pero, con las carpas hasta su puerta, el martes Rodolfo llenó apenas tres mesas en todo el día y recibió con pesar la anulación de una reserva de 50 personas para una boda.

"Vino el novio y me dijo que no iba a llevar a su gente aquí con estas condiciones. Lo entiendo, pero es muy desalentador. Hemos estado literalmente sobreviviendo últimamente", dice a la AFP este aplaudido chef, que espera mudarse próximamente a una zona más alejada del Zócalo, como ya lo han hecho otros locales como el restaurante-bar Sabina Sabe.

Ahogados y cansados de unas protestas que el gobierno no ha logrado controlar y que les obliga a cerrar preventivamente muchos días, otros establecimientos clásicos de la plaza tratan de resistir pese a la escasa llegada de clientes, como la cafetería Del Jardín o el hotel Marqués del Valle, que quedó con una puerta hecha añicos tras algunos actos de vandalismo durante las protestas magisteriales de domingo y lunes.

Este hotel tiene también a varios profesores durmiendo sobre cartones en su entrada desde hace semanas.

Irene Martínez es una de ellas. Esta maestra de primaria tiene instalado ahí su toldo de plástico, cobijas, bolsas con ropa y un sistema rudimentario de cableado que toma electricidad pública para ofrecer por un módico precio recargas de celulares.

"El plantón está afectando a los comercios y no quisiéramos, pero tenemos que estar aquí porque la reforma está afectando nuestros derechos", argumenta.

Muchos pequeños comerciantes ni siquiera quieren hablar públicamente de la situación que viven por miedo a sufrir represalias, pero esta semana cámaras de hoteleros, comerciantes y restauradores de Oaxaca publicaron juntos una dura carta pidiendo al gobierno federal y estatal que declaren como "zona de desastre económico" el estado y les pague un "rescate".

"Desafortunadamente, una minoría no está ayudando en nada a la imagen de paz y estabilidad que merece Oaxaca", famosa por sus calles empedradas, su rica gastronomía, coloridas artesanías indígenas o por ser cuna del mezcal, dice el presidente de la asociación de hoteles y moteles, Juan Carlos Rivera.

El empresario asegura que los 280 hoteles de la capital están actualmente a un 15% de ocupación por los bloqueos de los maestros en las carreteras, que prohíben la estratégica entrada y salida de vehículos a la capital y que han llegado a afectar incluso al suministro de insumos básicos para este empobrecido estado mexicano.

Pero quienes impiden la llegada del turismo pueden darles también la solución.

Al lado del campamento de profesores, vendedoras ambulantes gritan a pleno pulmón que tienen pasajes para la Ciudad de México. Viajes "Pantera Rosa" son, como indican sus tickets, "autobuses magisteriales" que viajan a diario sin problemas a la capital por un precio solidario de 12 dólares.

Celebrando la mesa de diálogo recién instalada entre el gobierno y los maestros tras un sonado enfrentamiento con policías que dejó ocho civiles muertos el domingo, los comerciantes sólo piensan ahora en salvar el gran evento turístico del año, el festival folclórico de la Guelaguetza, para el que ya se han anulado un 25% de las reservas.

"El gran paso es haber tenido capacidad unos y otros de escucharnos y de entender que no podíamos estar afectando a muchos cientos de miles por un problema de otros tantos", dijo este jueves el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong.

En una ciudad con paredes que rebosan símbolos comunistas y llaman a la resistencia, una pintada escrita en inglés apareció esta semana a modo de advertencia: "Turistas, Oaxaca está temporalmente cerrada. Abrirá tan pronto como haya justicia".

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