Rachel Bee Porter: el placer de destruir tartas

  • Rachel Bee Porter es una fotógrafa estadounidense especializada en mirar la realidad que se esconde bajo la superficie perfecta de las revistas de estilo de vida. Nos habla de uno de sus proyectos, The Joy of Cooking, por el que ha tenido destrozar decenas de tartas.
El placer de destruir tartas (Rachel Bee Porter)
El placer de destruir tartas (Rachel Bee Porter)
lainformacion.com
Alessia Cisternino

Mandiles congelados, tartas hechas pedazos en el suelo, papeles de pared manchados, tazas de té que vierten su contenido en la mesa. El portafolio de Rachel Bee Porter– fotógrafa estadounidense nacida en Pennsylvania y afincada en Nueva York – es más bien una declaración de principios que una muestra de su trabajo.

Si lo que hacemos en la cocina nunca se parece a lo que sale en un libro de cocina y si nuestras casas no se acercan ni un poquito a lo que vemos en las revistas de estilo de vida que sin embargo seguimos comprando, ¿por qué seguir esforzándose? ¿Por qué no contarnos la verdad?

De estas premisas nacen muchos de los proyectos fotográficos de Rachel Bee Porter, en los que las actividades del hogar se muestran como realmente son pero sin perder nada de la elegancia y, a su manera, de la perfección que se le añade en las "biblias" del estilo de vida que llenan los quiscos y las librerías.

Uno de estos proyectos se llama The Joy of Cooking y es una auténtica alegría para la vista y el sentido estético de cada uno. Pero no hay que dejarse engañar por el título: las "modelos" son tartas hechas irreconocibles por haberse, quizás, caído de una de esas mesas tan perfectas de las revistas.

"The Joy of Cooking" explica Rachel Bee Porter "es el resultado de todas las frustraciones y las expectativas que me generaba comprar revistas de estilo vida que ofrecían una versión perfecta de como yo pensaba que tenía que ser mi vida y del hecho de que luego descubría que, en general, el resultado nunca se parecía a lo que veía en sus páginas".

"Elegí ese título por dos razones. En primer lugar, algunas de las recetas de las tartas que protagonizan la serie las he sacado de clásicos libros de recetas de cocina y, en segundo lugar, porque me gustaba la ironía que ese título añade al proyecto".

Efectivamente cuando uno piensa en el placer de cocinar nunca se imaginaría la versión culinaria de un desastre natural, en el que las víctimas mortales son magníficas tartas hechas pedazos (por cierto Rachel ha preparado todas las tartas que se han convertido últimamente, dice, en su especialidad culinaria) rodeadas por objetos también hechos añicos, aunque, eso sí, todo en el respeto de una determinada gama cromática que da unidad y, por que no, glamour a estas fotos.

"Lo que tenía claro" sigue Rachel "era que quería fotografiar la comida pero de una manera inesperada y diferente respecto a como suele presentarse. Decidí cambiar también la perspectiva de las fotos y me decanté por sacarlas desde arriba, de forma similar a las imágenes que vemos de un desastre y de una destrucción".

"Cada fotografía es el resultado final de una combinación de tres elementos: qué tipo de tarta quería hacer, qué combinación de colores quería utilizar y qué tipo de situación pensaba que cada fotografía podía implicar. En general, he elegido primero el tipo de tarta y luego a partir de ahí he construido el resto de la fotografía. Pasé mucho tiempo buscando los platos adecuados, los manteles, etc. Quería estar segura de tener cada detalle en la justa consideración y que funcionara bien en el complejo".

Desastres estéticamente perfectos, hechos para volverse en contra de la perfección que nos imponen – o que dejamos que nos impongan – las revistas de estilo de vida, las series televisivas o libros de cocina. Un proyecto fotográfico a su manera revolucionario por el que pasa la venganza de las amas de casa. Pero no solamente de ellas.

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