Sistema carcelario y ejecuciones atraen a miles de turistas a Texas, EE.UU.

  • La ciudad de Huntsville atrae a decenas de miles de turistas cada año, no solo por su vínculo con el fundador y presidente de la república de Texas, Sam Houston, sino también por ser una de las regiones donde se llevan a cabo las ejecuciones de los presos condenados a muerte en Estados Unidos.

José Luis Castillo

Huntsville (EE.UU.), 3 ene.- La ciudad de Huntsville atrae a decenas de miles de turistas cada año, no solo por su vínculo con el fundador y presidente de la república de Texas, Sam Houston, sino también por ser una de las regiones donde se llevan a cabo las ejecuciones de los presos condenados a muerte en Estados Unidos.

Esta ciudad se ha convertido en el centro neurálgico del sistema carcelario de Texas, al acoger el mayor número de ejecuciones en EE.UU., la última de ellas el pasado 3 de diciembre, con la que, según el Departamento de Justicia estatal (TDCJ, en inglés), se elevó hasta 508 los reos que fueron ejecutados en su recinto.

En Huntsville hay cinco cárceles en el centro de la ciudad que alojan a más de 9.000 reos, mientras que en las afueras hay otros cuatro centros penitenciarios con similar número de prisioneros.

Una de ellas es la penitenciaría estatal de Texas, también llamada "Unidad Huntsville" o "Walls Unit", la primera en su clase y fundada en 1849 en exclusiva para reos anglosajones, pues los prisioneros negros eran ejecutados en otro lugar bajo el método del castigo físico y la horca.

Quizás el episodio más recordado en la historia del "Walls Unit" fue el protagonizado en 1974 por tres reos de origen hispano: Fred Carrasco, Ignacio Cuevas y Rudy Domínguez, quienes mantuvieron a varias personas como rehenes por 11 días.

Todo terminó cuando intentaron escapar con un saldo de dos rehenes muertos, solo Cuevas sobrevivió al ataque y fue ejecutado en esa misma cárcel en 1995.

Aunque en esta prisión de Huntsville se realizan las ejecuciones, los condenados que esperan en el "Pabellón de la muerte" no se encuentran recluidos allí, sino en la cárcel de máxima seguridad "Unidad Polunsky", en la localidad de West Livingston, a 60 millas de Huntsville.

Tras las ejecuciones, los cuerpos son enterrados en el cementerio municipal Joe Byrd, en un terreno donado al sistema penitenciario para ese propósito en 1855. En la mayoría de las tumbas con más de cien años de antigüedad, no hay nombre del fallecido ni manera de identificar los cuerpos que acogen.

Pero quizás el lugar que más visitantes atrae al año, con más de 30.000 turistas, es el Museo de Prisiones de Texas, que reúne cientos de artículos relacionados con la historia carcelaria del estado.

Según el director del museo, Jim Willet, uno de los objetos más populares es la silla eléctrica utilizada en las ejecuciones de 362 reos entre 1924 a 1964. Antes, de 1819 hasta 1923, el método de ejecución en el estado de Texas era la horca.

"También es famosa la pistola que se usó para matar en 1934 en Bienville Parish (Luisiana) a los prófugos Bonnie Parker y Clyde Barrow, acusados de la muerte de nueve oficiales de policía y de robar varios bancos del país", indicó el funcionario.

Willet trabajó 30 años en el TDCJ, durante los que presenció 89 ejecuciones, un récord superado únicamente por Charles O'Reilly, funcionario que vio morir a 137 reos entre 2004 y 2010.

El museo, que recibe excursiones de grupos de escolares, también acoge herramientas artesanales punzocortantes confiscadas a los reos durante las últimas décadas, así como objetos de arte creados por la población penal durante su condena.

Mientras tanto, el estado de Texas sigue con su programa de ejecuciones y ya tiene previstas dos para este mes, la del hondureño Edgardo Rafael Cubas el próximo día 16 y el mexicano Edgar Arias Tamayo el día 22.

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