Hondarribia o el mejor lugar posible en el que darse un homenaje en el norte

  • Apoyada en la orilla izquierda del río Bidasoa que, hace de frontera entre Francia y España, se asoma al Mar Cantábrico como puerto de pescadores.
Una localidad imprescindible para visitar.
Una localidad imprescindible para visitar.
Pixabay
Una localidad imprescindible para visitar.
Una localidad imprescindible para visitar. / Pixabay

La Fuenterrabía de siempre, la Hondarribia de hoy es una de las localidades más bellas de todo el norte. Apoyada en la orilla izquierda del río Bidasoa que, hace de frontera entre Francia y España, se asoma al Mar Cantábrico como puerto de pescadores y balleneros y cantera de grandes remeros. La leyenda dice que fue tierra a la que llegaron vikingos. De lo que si hay constancia es de un bellísimo casco antiguo protegido tras las murallas sobre la que reina una antigua fortaleza de Carlos I hoy Parador Nacional.

Arriba un casco de callejuelas empedradas que suben hasta la fortaleza y a cuyos lados se amontonan los típicos balcones de madera pintados en rojo, verde y azul. Una zona residencial en la que apenas se cruzan personas. Abajo, en cambio, en el animado Barrio de la Marina, una zona plagada de bares y restaurantes, la gente abarrota las terrazas y colapsa la entrada a los mejores bares de pintxos de la localidad. Una localidad en la que disfrutar de una ronda de pintxos fantásticos por la mañana en el Gran Sol y una cena de muchos quilates por la noche en Alameda, uno de los mejores restaurantes vascos.

Gran Sol

El Gran Sol ha ido evolucionando hasta convertirse en la referencia de los mejores pintxos en Hondarribia. Bixente y su forma de entender la gastronomía le obliga a mantener permanentemente la tensión creativa para evolucionar algunos de los pintxos de siempre y mantener el pulso creativo para renovar una de las barras mejor surtidas y con pintxos sorprendentes. Desde la Tosta de bacalao ahumado con pimiento de piquillo, foie y dulce de melocotón que amalgama con gran equilibrio todos los ingredientes para hacer un bocado redondo. El champiñón relleno de crema de queso con jamón ibérico y ali oli, es tradición.

El huevo mollete al oro sobre migas de pastor al chipirón; sus croquetas de jamón y chipirón resultan cremosas por dentro y crujientes por fuera. Todo un ejemplo de perfección según los cánones. Si acude al Gran Sol cuando abren las puertas podrá disfrutar de una tortilla de patatas excelsa. Jugosa y doradita por fuera es una de las mejores que pueda probar en la zona. Si quiere alargar o profundizar en la carta y la cocina de Bixente, lo mejor es sentarse en el local anexo el Gastrotoki, para disfrutar de un menú por 38€ que incluye seis pinchos y postre.

Alameda

Alameda, también cuenta con una pequeña barra, la antigua taberna debidamente renovada y donde se puede disfrutar de una carta de pintxos seleccionada y limitada, de unos pocos bocados, pero todos a gran altura. Si la cocina representativa del Gran Sol, es la que ofrecen en la barra, la de Alameda hay que sentirla sentado a la mesa de su elegante y amplio comedor de mesas solemnemente vestidas. Un menú degustación fabuloso que seguro desborda sus expectativas. Gorka y Kepa Txapartegui se ocupan de una cocina de muchos quilates, mientras que Mikel gestiona la sala, conformando un equipo de altura.

Una cocina que se nutre en un 80% de los productos sobresaliente que da la comarca del Bidasoa y todos ellos tienen matricula (nombre y apellidos del productor seleccionado). Un menú que comienza con un curioso y rico bacalao al Bloody Mary, su clásico bombón de foie y tofe, ostras francesas y el excelente taco de tomate perfectamente aliñado. Un salpicón fresco de txangurro con manzana y pepino. Un pescado del día en su punto justo de cocción y un sabroso y jugoso pichón con mole poblano, para concluir el recorrido por la mejor cocina del Bidasoa con una tabla de quesos afinada al máximo.

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