Marlon Brando está en el punto culminante de la primera etapa de su belleza, que siempre fue sensual. De joven no era todavía barroco, sino rococó, igual que su teckel de pelo corto, que es la versión urbana de su hermano de pelo duro. Las personas buscan a veces la semejanza con sus mascotas.
Enrique MurilloPara el hiperactivo Pablo Picasso, permanecer sentado durante un buen rato siempre fue una heroicidad. Seguro que jamás le hizo una concesión semejante a ninguna de sus mujeres ni a ninguno de sus hijos. Su perro, un teckel de pelo duro, cazador temerario, suele ser también hiperactivo. El hombre se ha dejado hipnotizar por el calorcito y la respiración lenta de ese cuerpo diminuto pegado al suyo. Pablo se mantiene despierto, pero concentrado. Y quieto. Todo por no despertar al chucho.
Enrique MurilloMia Farrow, con su gata persa, en 1964. La actriz denunció en 2016 junto a Madonna las cacerías de los hijos de Donald Trump.
Enrique MurilloSteve McQueen con su pastor alemán. Ambos eran igualmente potentes en lo físico, pero mansos en lo anímico.
Enrique MurilloBrigitte Bardot posa con su primer libro para niños, rodeada de algunas de sus inseparables mascotas, en 1978. La sex symbol del cine de los 60 creó la Fundación Bardot, que defiende la protección de las mascotas y animales salvajes de todo el mundo.
Enrique MurilloToda la belleza del mundo se reúne en esta imagen en la que Marilyn sujeta a sus dos teckels de pelo corto. Era partidaria de que la mascota debería ser a imagen y semejanza de la principal cualidad de su dueña. Ella, más atenta a su propia imagen y a su idilio con los objetivos de las cámaras, vivió enamorada a esos ojos ciegos a los que sabía mirar con entusiasmo.
Enrique MurilloLa pintora y poetisa junto a su esposo, Diego Rivera, con uno de sus monos mascota frente a una muestra de restos arqueológicos en México en los años 40.
Enrique MurilloHay casos en que la ley de semejanza entre amo y mascota se invierte, como ocurre con ese perrazo gigantesco que acompañaba al delgadísimo Alain Delon en su viaje de bodas con su mujer Nathalie. La imagen está tomada un año después de la celebración.
Enrique MurilloComo a muchas de las actrices de Hollywood, la soledad invadía a Elizabeth Taylor, pese a tener una vida llena de compañía (tuvo ocho matrimonios). En la image, Taylor en un avión privado, con su pequeño yorkshire -su amor más real- entre sus brazos, mientras su peluquero, Alexandre Smiling, retoca su peinado en febrero de 1958.
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