Al Qaeda ya no tiene un plan para Asia

  • Los grupos terroristas islámicos de Indonesia parecen haber perdido en el interés por EEUU. Los atentados dentro de sus fronteras están produciendo un rechazo social y tampoco pueden plantearse atacar en el extranjero. Sus estructuras se han debilitado mucho y la figura de Al Qaeda en la región es casi inexistente.
Patrick Winn, Bangkok (Tailandia) | GlobalPost

Los cerebros de Al Qaeda albergaron una vez grandes esperanzas para Asia.

En la década de 1990, los operativos en Filipinas planearon boicotear aviones de EEUU con bombas en los asientos. Después de los ataques del 11-S, la red de terroristas de Indonesia, Malasia y Tailandia esperaban detonar gasoductos de propiedad extranjera y derribar aviones llenos de turistas israelíes a través de misiles disparado desde tierra.

Pero, al final, sus planes fracasaron. Y organizada, la lucha radical del Islam contra el gran imperio infiel, EEUU, está fracasando al intentar recuperar el tiempo perdido en el sudeste asiático.

Hoy en Indonesia, el país con mayor porcentaje de musulmanes de la región, las guías de acción contra EEUU o Israel son en gran medida ineficaces en el reclutamiento de yihadistas así como en sus intentos de provocar a los radicales para la acción, apunta Cecep Effendi, analista del centro de investigación Instituto de Indonesia.

"A diferencia del pasado, no creo que esta idea de la lucha contra EEUU o la lucha por Palestina, resulte del todo atractiva para ellos", opina Effendi.

Las metas se han alejado de los sitios frecuentados por extranjeros, como el club nocturno de Bali bombardeado en 2002, la cadena de atentados en los hoteles Western o los atentados esporádicos a lo largo de la última década en Yakarta.

A cambio, los radicales se han centrado en los objetivos locales: los cristianos, los policías, los musulmanes liberales y Ahmadiyya, una secta islámica considerada como "herejes" al propugnar que Mahoma no es el último profeta.

Desde que en abril un terrorista suicida se inmoló en Indonesia en una mezquita protegida por la Policía. Días después y por poco, las autoridades frustraron un atentado contra una iglesia. Además, hace poco una muchedumbre golpeó hasta la muerte a tres fieles de Ahmadiyya.

Pero, en comparación con años anteriores, los expertos que analizan los movimientos de los radicales detectan poco interés en atacar a los turistas extranjeros, embajadas y otros objetivos.

"Los objetivos internacionales son una abstracción para la mayoría de los indonesios", dice Sidney Jones, un analista del Grupo Internacional de Crisis en Yakarta. "Si estás interesado en un reclutamiento serio o en conseguir el apoyo de la comunidad, tienes que coger los temas que resuenan en el público. Palestina no es uno de ellos".

Esta tendencia se debe en parte al resultado del desmantelamiento de redes terroristas de Indonesia lo suficientemente bien financiadas para perpetrar importantes ataques. La fuerte incursión de Al Qaeda en la región vino a través de la Jemaah Islámica, una facción radical islámica que se vinculó con el grupo de Osama bin Laden en la década de 1990.

El vínculo fue más fuerte en el período previo a los ataques del 11S, cuando varios miembros juraron lealtad en persona a Bin Laden y una célula terrorista itinerante trazó los ataques contra las embajadas de EEUU y de Israel en diferentes países.

Pero, actualmente, el hombre clave de Al Qaeda en el sudeste de Asia, Riduan "Hambali" Isamuddin, está encarcelado en la Bahía de Guantánamo con sus lugartenientes de Malasia. Y la Jemaah Islámica ha sido en gran parte aplastada por la represión policial y por las luchas internas.

"No se debe tanto al hecho de que haya gente que haya abandonado la ideología yihadista", dice Jones. "Pero ellos se están dando cuenta de que por el momento muchos ataques son contraproducentes y están demasiado débiles para llevarlos a cabo".

Los radicales indonesios están principalmente concentrados en librarse de la democracia en su propio país, no en establecer un califato mundial según la visión de Al Qaeda.

El final del juego, instaurar la ley islámica basada en el Corán en Indonesia, se ve perjudicado cuando los atentados asustan a los musulmanes indonesios locales y se despierta su simpatía con las víctimas, destaca Effendi.

"Una vez que empiezan a atentar contra los lugares donde los indonesios tienen que ganarse la vida, e incluso en las mezquitas, la gente se empieza a decepcionar", considera Effendi. "Ellos piensan: ¿Qué demonios? Incluso el bandido más peligroso nunca se plantearía bombardear una mezquita".

En lugar de abrazar abiertamente la violenta Jihad, los fundamentalistas están vendiendo de una manera más suave el levantamiento de un estado islámico a través de reuniones, seminarios y grupos de alcance.

El grupo más popular de la corriente radical, Jamaah Ansharut Tauhid (JAT), se fundó en 2008 por un hombre que fue acusado de ayudar a los terroristas de Bali y que en la actualidad se encuentra en prisión bajo la acusación de establecer redes de terrorismo.

"El objetivo final del grupo JAT es el establecimiento de un estado islámico", según los analistas de defensa del Grupo de Información de Jane. "Rechaza la democracia y considera que los gobernantes musulmanes que no apliquen su interpretación del Corán son apóstatas y se les debe tratar como infieles".

En la estudiada página web del grupo, el líder Abu Bakar Bashir se describe en Indonesia como un "auténtico nacionalista, no como los pseudo-nacionalistas del Gobierno… que cometen traición a la patria vendiendo los recursos de la nación a Occidente. Él realmente ama este país".

Este tipo de sentimiento anti-occidental es todavía común en la retórica radical, al igual que los descarados guiños a Al Qaeda. Dentro de las 24 horas que siguieron al asesinato de Bin Laden a manos de las fuerzas de EEUU, el grupo lo aclamó como un mártir que "luchó por el Islam" y "luchó por las tierras colonizadas por EEUU".

Pero el grupo dedica mucha más energía a las cuestiones domésticas, explica Effendi. Muchas enseñanzas se dirigen a aquellos desilusionados con la corrupción del Gobierno, que en Indonesia parece ser endémica y la decadencia de los valores sociales.

"Estos grupos aún pueden seguir inspirándose en Al Qaeda", considera Effendi. "Pero realmente no se identifican como parte de esa red mundial".

Considerada por algunos expertos la mayor amenaza terrorista de Indonesia, JAT fue desmontada a finales de 2010 por establecer supuestas células militares secretas. Su círculo interno probablemente respalda la violencia, de acuerdo con el Grupo Internacional de Crisis, pero oculta sus motivos para no perder seguidores.

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