Centroamérica lucha para unirse contra el narcotráfico

  • El 90 por ciento de la droga que entra en EEUU lo hace por sus fronteras del sur. Centroamérica ha dejado de ser un lugar de paso a un centro de operaciones para los narcos.
Los narcos han encontrado en Centroamérica un buen lugar para instalarse.
Los narcos han encontrado en Centroamérica un buen lugar para instalarse.
Getty
Tim Rogers, Managua (Nicaragua) | GlobalPost

Hace tiempo que Centroamérica se ve como un pasillo para los narcotraficantes, conectando los mercados negros de drogas, armas y demás tipos de contrabando entre América del Norte y del Sur.

Pero el alargado istmo umbilical no es ya simplemente un corredor transcontinental para los 23.500 millones de euros que mueven los negocios ilegales de la droga en el hemisferio. Centroamérica juega ahora un papel activo en el narcotráfico y ha demostrado ser un componente vital en el negocio al aportar apoyo logístico a los cárteles transnacionales, según indican expertos locales y regionales en la lucha contra las drogas.

"América Central ha pasado de ser un pasillo a convertirse en un almacén, un 7 Eleven gigante de servicios ilegales, una estación de servicio", afirma Eduardo Stein, ex vicepresidente de Guatemala y coordinador de la Red Centroamericana de Centros de Pensamiento e Incidencia (laRED), en una entrevista telefónica.

Stein, junto con otros expertos en la lucha antidroga y líderes políticos (incluyendo la administración del presidente de EEUU, Barack Obama y los presidentes de El Salvador, Mauricio Funes, y de Guatemala, Álvaro Colom) subrayan la urgente necesidad de desarrollar nuevas acciones coordinadas para combatir un problema cada vez más presente en la región.

Lamentablemente, pese a algunos ejemplos sueltos de cooperación, el trabajo en equipo en Centroamérica es más difícil de lo que parece.

En el triángulo norte de la región, Guatemala y El Salvador han hecho algunos avances hacia la adopción de una legislación similar para combatir las mafias y grupos criminales. En el sur, las vecinas Nicaragua y Costa Rica están preparando un nuevo acuerdo para coordinar sus persecuciones transfronterizas de los narcos.

Pese a la retórica política de su Gobierno, Nicaragua ha demostrado ser un aliado servicial de EEUU en cooperación militar y la lucha antidroga. De hecho, el 10 de mayo, la Asamblea Nacional aprobó una petición urgente del presidente Daniel Ortega para autorizar la participación directa de personal militar de EEUU en operaciones antidroga nicaragüenses a partir de agosto.

Pero pese a haber algunos signos de cooperación, los esfuerzos de integración a escala regional para combatir las drogas y el crimen organizado han sido menos efectivos. Algunos escépticos se preguntan si no será porque grupos de interés poderosos que se benefician de la actual situación están impidiendo que haya más colaboración. Se calcula que más de 4.000 millones de euros son blanqueados anualmente en Centroamérica, dando a esos grupos suficientes motivos para querer mantener el status quo actual.

En la superficie, las conversaciones para que haya integración y trabajo en equipo continúan. Se espera que los presidentes centroamericanos anuncien este mes el primer intento de estrategia conjunta para combatir el crimen organizado y para aprovechar los 138 millones de euros comprometidos por la administración Obama para financiar la lucha antidroga en la región.

No todo el mundo cree que esos esfuerzos van a producir frutos.

"Es poco probable que los cinco países de América Central logren acordar una estrategia común con objetivos compartidos, responsabilidades y recursos. La desconfianza es demasiado alta, y se agranda por la corrupción", afirma Adam Isacson, director del Programa Regional estadounidense de Política de Seguridad para Latinoamérica.

Isacson cree que la zanahoria de casi 140 millones de Obama es un buen incentivo para cooperar, pero dice que la integración probablemente acabará en forma de alianzas entre agencias especializadas de lucha contra el crimen. "Cualquier cosa más grande, una política regional única o una genuina alianza contra el crimen organizado, no va a cristalizar", explica.

Si bien las políticas nacionales se han convertido en un gran obstáculo para la integración centroamericana, en algunos casos también pueden ser un catalizador para la integración.

Stein dice que en el caso de Guatemala, en donde la seguridad ciudadana se ha convertido en el principal tema de la campaña presidencial de este año, el Gobierno de Colom se siente presionado (y motivado electoralmente) para hacer avances rápidos y definitivos para formular mecanismos contra el crimen organizado con sus vecinos salvadoreños y hondureños.

Lejos todavía de ser un istmo integrado, dice Stein, la región puede entenderse actualmente como "tres centroaméricas diferentes". Según él, el triángulo de países del norte (Guatemala, El Salvador y Honduras) está dando pasos para convertirse en un bloque, mientras que Costa Rica y Panamá (países con economías más robustas y mayor nivel de vida) forman el bloque al sur. Nicaragua, en el medio, está yendo por libre.

El tráfico ilegal de drogas, no obstante, se está convirtiendo en el hilo invisible que une la región.

Con guerras abiertas contra la droga en México y Colombia, los cárteles han afianzado su presencia en Centroamérica, en donde unas instituciones estatales débiles, legislaciones inadecuadas, la corrupción, la desintegración regional y la pobreza conforman un terreno fértil para que eche raíz el crimen organizado. Hoy en día, el 90 por ciento de las drogas ilegales que entran en EEUU llegan a través de América Central.

Mientras la violencia y la inseguridad empeoran en toda la zona, algunos analistas creen que el problema de las drogas puede ser el elemento que acabe por unir a las naciones del istmo americano.

Si continúa la situación actual, predice Stein, "América Central pasará de ser un 7 Eleven a convertirse en un portaaviones gigantesco para el tráfico de drogas" en el plazo de 10 años. Pero "no estamos en un callejón sin salida; estamos en una situación en la que el cambio todavía es posible", puntualiza.

Mostrar comentarios