Chicas musulmanas de Francia buscan refugio en colegios privados

  • Mientras en España comienza a surgir con fuerza el debate sobre la prohibición del burka en los lugares públicos, el velo se prohíbe en algunos colegios y el Gobierno de Zapatero planea la reforma de la ley de libertad religiosa, en Francia -donde el velo lleva seis años prohibido en las escuelas- las jóvenes musulmanas que no quieren renunciar a llevar el hiyab se pasan a unos centros privados que sí les permiten cubrirse la cabeza.
Sarkozy pide a musulmanes no sentirse heridos por abolir el velo
Sarkozy pide a musulmanes no sentirse heridos por abolir el velo
Mildrade Cherfils | Globalpost

(Aubervilliers, Francia).Cuando Shainez Dib, de 17 años, anunció en casa que quería comenzar a usar el hiyab (o velo) como expresión de su fe religiosa, su madre le aconsejó que no lo hiciera, argumentando que todavía no era lo suficientemente madura como para tomar esa decisión. Tan sólo porque pueda hacerlo (ya que acude a una escuela musulmana privada), eso no quiere decir que deba hacerlo.

"Utilizar un velo significa que ya no puedes hacer cosas alocadas", explica Dib, que al final decidió seguir el consejo de su madre. "Tienes que adaptar tu comportamiento".

En vez de eso, Dib utiliza ahora un pañuelo en la cabeza para ir a la escuela, ya que al acudir a un centro privado no hay ninguna norma que se lo impida. En cambio, sus amigas que estudian en la escuela pública sí tienen que quitárselo. Una ley nacional que entró en vigor en 2004 prohíbe en Francia el uso de símbolos religiosos en instalaciones de la administración pública.

"Si me voy a divertir por usarlo los fines de semana y no durante la semana, entonces se convertirá en un juego y eso no es bueno", afirma Dib, que está deseando cumplir 18 años en noviembre para poder cubrirse totalmente con un velo, si es que se encuentra finalmente preparada para dar el paso.

Dib estuvo más de un año en una lista de espera para poder cambiarse de colegio. Lo consiguió en su segundo año de bachillerato, cuando se cambió a Reussite, una de las primeras escuelas musulmanas privadas de Francia.

Reussite (que significa "éxito") es un gran paraguas bajo el que se agrupan varias asociaciones y actividades. La escuela abrió en 2001 en el gris y densamente poblado distrito de Aubervilliers, al noreste de París, una zona que se suele asociar con los estallidos de violencia de 2005 más que con historias de éxito.

Por aquellas fechas la escuela tenía tan sólo un puñado de estudiantes de bachillerato, pero hoy en día tiene 138, hombres y mujeres. Muchas de las chicas llegan allí específicamente por problemas sufridos en las escuelas públicas relacionados con la prohibición del velo, asegura el tesorero del centro, Belkhier Okachi.

"Se supone que este es el peor distrito, el distrito que no puede hacer nada, el distrito más oscuro que haya existido jamás", afirma Patrice Waridel, director de la escuela desde 2003. "Eso es falso. Aquí hay gente joven extraordinaria".

Aprobada por las autoridades educativas, la escuela sigue el mismo currículo que los centros públicos, explica Waridel, aunque hay unas notables diferencias: los estudiantes tienen que acudir a clases de árabe y también a una hora de religión a la semana. Además, aunque el rezo de mediodía no es obligatorio, la mayor parte de los estudiantes participan en este ritual diario que dura 15 minutos.

En Reussite hay ligeramente más chicas que chicos, ya que ellas tienen más problemas en las escuelas públicas, apunta Waridel. Además de permitir a las mujeres usar el velo, el centro hace algunas otras concesiones a la religión, permitiendo por ejemplo a las chicas que tienen la menstruación (un periodo en el que se las considera impuras) ir discretamente a una sala privada durante el rezo del mediodía. Hombres y mujeres comparten aulas, pero se sientan en bancos separados. Además, almuerzan en comedores separados, aunque sí comparten algunas actividades de ocio.

Waridel acalla las voces recelosas que aseguran que la escuela es sólo otro ejemplo de la islamización del país con la mejor arma que tiene a su disposición: los resultados de los exámenes. Cada año, el centro que dirige consigue resultados extraordinarios en los exámenes de bachillerato a nivel nacional. Además, explica, muchos de los alumnos reciben menciones especiales al terminar sus estudios medios.

Aún así, Waridel denuncia que percibe un "gran movimiento de islamofobia en Francia", un país en donde hay cinco millones de musulmanes. También se lamenta de que se intente ahogar "el éxito de quienes no deben tener éxito".

La escuela se financia fundamentalmente con los 2.500 euros que tiene que pagar al año cada estudiante, así como de donaciones de empresas locales y otras fuentes privadas. Pero el dinero se les está acabando, asegura Waridel.

Hace unos cuantos sábados se podía escuchar en Reussite el sonido de los alumnos que acuden a cursos de árabe los fines de semana. Dib se encargaba de ayudar a los estudiantes con algún problema. Dice que no le importa tener que viajar 90 minutos cada día para ir a la escuela, y que está muy agradecida porque su familia pueda pagar la matrícula.

"Esto es más tranquilo", reconoce. "En la escuela pública siempre hay peleas". Hace únicamente unos días, la prensa local informó sobre una pelea a la salida de una escuela pública en Aubervilliers en la que un joven de 19 años fue apuñalado en el pecho y herido de gravedad por un estudiante de 17 años.

La escuela no es sólo un refugio seguro para los estudiantes, sino para el personal femenino que usa velo, que de otra manera tendría dificultades para encontrar trabajo en una escuela pública sin renunciar a vestir sus símbolos religiosos.

Myriam Hacib, de 22 años, ayudante de administración y monitora, fue anteriormente cajera en una tienda, pero dice que le resultaba complejo tener que quitarse el hiyab cada vez que entraba o salía del trabajo. Una vez, cuando salía del tren, alguien le comentó que parecía un fantasma. "Nos juzgan sin más, y eso duele", dice.

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