El arte sirio se independiza

  • Después de años de represión de las autoridades sirias imponiendo lo que debía reflejar el arte, el Gobierno actual está impulsando el éxito de nuevos y viejos talentos artísticos proporcionándoles libertad de creación. Damasco ha inaugurado varias galerías de arte y las sedes de Christie's y Sotheby's en el cercano Dubái también ayudan a atraer el interés por el arte de la región.
Una obra sin título de Kais Salman, expuesta en la Galería de Ayyam en Damasco, Siria (Foto cedida por la galería)
Una obra sin título de Kais Salman, expuesta en la Galería de Ayyam en Damasco, Siria (Foto cedida por la galería)
Foto cedida por la Galería Ayyam (Siria)
Don Duncan | GlobalPost

(DAMASCO, Siria). Hace unos pocos días una nube de polvo rodeaba la parte de Baramka del río Barada, en el centro de Damasco. Provenía de unos 30 escultores sirios que trabajaban concienzudamente sobre bloques de piedra. La piedra y el lugar de trabajo han sido cedidos por el Gobierno de Siria, como parte de una iniciativa para crear lazos entre artistas de todas las edades.

Kamar Aamer, de 22 años, es uno de los participantes más jóvenes y trabaja vigorosamente con su cincel al lado de Mustafa Ali, un veterano escultor cuyas obras son famosas en Oriente Medio y que trabaja en su enorme pieza de piedra con una ruidosa sierra eléctrica.Hasta hace poco iniciativas intergeneracionales como ésta no eran necesarias en Siria. Su forma cerrada de socialismo significaba que el Estado era el principal educador en las artes y que los artistas más jóvenes se vinculaban a los mayores a través de un sistema de tutelaje impuesto por las autoridades.

Pero durante los últimos años Siria ha pasado progresivamente de esta suerte de sistema comunista hacia una economía de mercado. Esta reforma está produciendo un profundo efecto en los artistas del país y en su arte contemporáneo.Durante los últimos cinco años se han inaugurado en Damasco varias galerías de arte contemporáneo de alto nivel, cuyas conexiones con coleccionistas internacionales y casas de subastas han abierto nuevos canales a los artistas sirios y producido una importante revalorización de sus trabajos.

"En los últimos cuatro años el precio de un trabajo de tamaño medio se ha revalorizado en torno a un 400 por ciento. Hoy se venden en torno a los 10.000 y 15.000 dólares", dice Khaled Samawi, propietario y fundador de Ayyam Gallery, en la elegante calle Chile de Damasco.

Ayyam es quizás la más exitosa de las nuevas galerías de Damasco. Desde su apertura en 2006 ha aumentado su portafolio de artistas de cinco a 20, y ahora tiene sucursales en Beirut y Dubái. Ayyam y otras galerías son la cabeza visible de los importantes cambios que se están dando en el panorama artístico de Siria, dominado hasta no hace mucho por el Gobierno, que regulaba la educación en las artes y era además para muchos su principal cliente.

Muchos coleccionistas de Oriente Medio están dirigiendo ahora su mirada hacia el arte sirio, animados por la curiosidad de ver lo que se hace en un país relativamente aislado durante décadas y, más importante aún, por sus precios atractivos. Gran parte del arte contemporáneo de Siria se está vendiendo todavía por la mitad de su verdadero valor, afirma Samawi.

El renacimiento artístico de Siria se engloba dentro de un fuerte impulso del mercado del arte de la región. Multinacionales como Christie's y Sotheby's han abierto oficinas en Dubái en los últimos cinco años. Este compromiso de las grandes firmas con el arte de la región está aportando interesantes dividendos, especialmente entre los jóvenes artistas sirios, que saben cómo satisfacer los gustos del creciente número de coleccionistas internacionales que les cortejan.

"El dinero me ha ayudado a ser más profesional con mi arte, porque me aporta tranquilidad y tiempo", dice Kais Salmam, de 33 años, uno de artistas de la nueva generación. En su espacioso estudio desde el que se ve Damasco está trabajando en una serie de retratos impresionistas de mujeres, una serie sobre cómo la mujer se está convirtiendo en un objeto de consumo en la sociedad moderna siria, explica.

A diferencia de sus viejos maestros, el aumento del valor de sus obras, que ha crecido un 500 por ciento en cinco años, le permite dedicarse a tiempo completo a su arte, sin tener que buscar ingresos extras por otro lado. La reciente inauguración de una exhibición suya en la Ayyam Gallery congregó a lo más selecto de la sociedad de Damasco. Parejas de hombres y mujeres elegantemente vestidos consultaban los catálogos con naturalidad.

"Hay muchas familias que están empezando a comprar arte en Siria", explica Waref Arabi-Katei, un abogado de 29 años que acudió esa noche por primera vez a la galería. Todavía tiene que hacer su primera adquisición, pero confiesa que está en ello. "Si creo que algo de lo que hay aquí es realmente bueno, lo compraré", dice con una sonrisa.

Pero no todo el mundo está contento con el nuevo gusto artístico de Siria. El boom se está produciendo rápidamente, pero es del todo arbitrario."Lo que le está pasando a Siria no es necesariamente algo bueno", dice Samia Halaby, una artista palestina de 73 años que vive en Nueva York y que fue profesora de Arte en la Universidad de Yale. "Están obligando a Siria a abrirse, y en este proceso puede resultar violada".

Los artistas que se están beneficiando más de estos cambios son los jóvenes, como Kais Salman, que se están exponiendo a los gustos y tendencias fuera de Siria. La generación de creadores más veteranos, como la acuarelista Etab Hreib, de 54 años, dice que las cosas sólo han ido a peor."Las artes se han mercantilizado", nos dice en su atestado estudio de Damasco, rodeada de cuadros apilados sin vender. "Las galerías que son responsables de los artistas no se preocupan de si es bueno o malo. No les importa el arte en su conjunto. Sólo les preocupa si se vende o no".

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