El gobierno se niega a negociar con los 'camisas rojas' mientras la protesta se desinfla

  • El Gobierno de Tailandia ha rechazado la propuesta realizada hoy por el frente de los camisas rojas de negociar por medio del Senado tailandés una solución que ponga fin a la violencia que ha causado al menos 37 muertos y casi 270 heridos. El Ejecutivo se niega a iniciar cualquier diálogo mientras aún haya activistas apostados en pleno centro de Bangkok.

EFE /lainformacion.com

El Gobierno de Tailandia no ha aceptado la propuesta del frente de los camisas rojas, que hoy se habían mostrado dispuestos a negociar un acuerdo por medio del Senado tailandés.

La negativa del Ejecutivo del primer ministro, Abhisit Vejjajiva, se produce cuando la protesta de los camisas rojas se desinfla a causa del cerco militar al bastión rojo situado dentro del corazón comercial de Bangkok, las diferencias que sostienen los líderes del frente antigubernamental y la presión que hacen desde el opositor Partido Puea Thai (de los Tailandeses) que lo financia.

El Gobierno tailandés ha dicho que no negociará mientras siga habiendo opositores atrincherados en las calles de Bangkok. Las últimas informaciones indican que aún podría haber hasta 3.000 camisas rojas en la capital, aunque muchos ya han abandonado el campamento levantado durante las últimas cinco semanas en las calles.

El extremo sur de la fortaleza está desierto y el silencio es tan grande que es la primera vez en muchas décadas que se oye piar a los pájaros en la confluencia de la calle Silom con la avenida Rama IV, que en circunstancias normales es una de las más congestionadas de esta metrópoli de casi 12 millones de habitantes.

La quietud es interrumpida sólo de vez en cuando por el estallido de algún petardo arrojado a la calle por un chiquillo que luego sale corriendo por miedo a la reacción de los soldados apostados frente a la empalizada.

Las carpas instaladas para alojar a los camisas roja" en esa zona que supuestamente ocupan, están vacías de personas pero no de moscas, que revolotean entre la abundante basura y las cajas de cartón con comida donada días atrás a la gente del campo que protestaba.

Las vituallas se pudren al lado de los cascos y los palos que los congregados emplearon para protegerse de una carga de las fuerzas de seguridad.

"Se han ido a su casa", dice Vinai, un hombre de 74 años del cercano barrio de chabolas de Klong Tei, que selecciona entre los desperdicios aquello que puede serle de utilidad.

Cerca del escenario montado en el centro de la zona de unos tres kilómetros cuadrados que ocupan desde hace cinco semanas, la estampa nada se parece a la de hace unos pocos días, cuando por el interior del campamento había unos 10.000 manifestantes.

Unas pocas decenas de partidarios del frente sentados o tumbados sobre esterillas escuchaban el discurso del "camisa roja" de turno, y en las carpas próximas, los hombres dormían mientras las mujeres preparaban el menú del día: arroz y pollo al curry.

Las disensiones surgidas entre los 24 cabecillas del Frente Unido para la Democracia y contra la Dictadura, a raíz de las diferentes estrategias que unos y otros defienden para conseguir la disolución del Legislativo, han erosionado también la protesta.

La renuncia de Veera Musikapong a continuar como uno de líderes del frente antigubernamental fue suficiente para que sus leales recogieran sus bártulos y se marchasen a sus respectivas provincias, en medios de transporte facilitados por las autoridades.

"Aquí los que tienen peso son los jefes provinciales de los camisas rojas, es a ellos a quienes sigue la gente", dice Walaiporn, una mujer de 51 años de la provincia de Si Sa Ket, que al igual que su esposo idolatra al ex mandatario depuesto Thaksin Shinawatra, guía y principal benefactor de los "camisas rojas.

Con la protesta en recesión, el frente aceptó la propuesta hecha por 64 miembros de la Cámara Alta, integrada 150 senadores, de mediar para acordar con el Gobierno un alto el fuego y pacificar la situación.

"Hemos acordado celebrar una nueva ronda de conversaciones propuestas por el Senado porque si permitimos que las cosas vayan como van, no sabemos cuantas vidas se perderán", dijo Natawut Saikua, uno de los líderes, en rueda de prensa.

No obstante, unas horas después el Gobierno criticó la oferta de los senadores e insistió en que las conversaciones se retomarán después de que los camisas rojas pongan fin a la protesta.

"El gobierno dice que únicamente negociará cuando termine la protesta" apuntó Satit Wongnongtaey, ministro adjunto a la jefatura del Ejecutivo.

Los líderes del frente propusieron el pasado domingo retomar las conversaciones a cambio de que el Ejército retirara a las tropas, cuya presencia en las calles desató la peor ola de violencia vivida en el país desde la matanza de manifestantes perpetrada por los soldados, en 1992, a raíz de las protestas para exigir el retorno de la democracia.

El Gobierno tailandés retiró la pasada semana su propuesta de celebrar elecciones en noviembre, cuando las negociaciones con los "camisas" rojas se estancaron y sus cabecillas dieron marcha atrás a su compromiso inicial de abandonar la protesta.

Los enfrentamientos entre manifestantes y soldados han causado además 266 heridos, incluidos en el total de unos 1.650 registrados desde que a mediados del pasado marzo comenzaron las protestas.

Desde entonces, al menos 66 personas han perdido la vida por disparos o explosiones de granadas u otros artefactos.

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